El
Noticiero de la Sierra fue un semanario independiente con amplias pretensiones
como «periódico literario, científico, agrícola, comercial e industrial;
defensor de los intereses generales de los pueblos de esta región [Sierra de
Cádiz]» y aún podríamos añadir encargado de recoger los ecos sociales de estos
pueblos y en general de cualquier noticia de importancia como en nuestro caso
fue «La Fiesta del Árbol en Villamartín». Su director fue Ángel Romero Ruecas,
con redacción y administración en Prado del Rey y corresponsales en varias
localidades serranas. Se conserva unos 60 ejemplares entre mayo de 1916 y julio
de 1917.
Pero
comentemos la gran fiesta, con el árbol como protagonista, que tiene lugar en
Villamartín el 17 de mayo de 1917. El artículo da a entender que es la primera
vez que se celebra, pero he localizado un acta capitular de enero de 1916 en la
cual el Ayuntamiento solicita una subvención de ¡1500 ptas.! para su
celebración: «El Sr. Presidente expuso a la Corporación la necesidad de
celebrar en el año actual la Fiesta del árbol, en cumplimiento de las
disposiciones vigentes [R.O. de 6 de diciembre de 1912]… por tratarse de una
fiesta tan útil como culta…». Pudiera ser que la subvención llegara en
1917.
En
lugar de transcribir el artículo, que es muy largo, al final de esta entrada
proporcionaré un enlace para su lectura; merece la pena seguir la detallista
redacción del mismo. En su lugar haré un resumen de los actos que se celebraron
para situar al lector y después hacer alusión a algunos extremos que me han
llamado la atención, sobre todo desde la visión actual, una vez transcurrido
más de un siglo.
Esta es la plaza de Alfonso XII el año anterior (1916) a la celebración de la Fiesta del árbol, todavía con el pavimento de tierra y el candelabro de fundición de 1898. Ya se han colocado los bancos de mampostería con sus respaldares de hierro fundido. Apreciamos que el edificio del café Imperial está en construcción, levantándose la segunda planta. Palmeras sin alcorques y candelabro sin base. (Guía Turística de Cádiz. Col. Francisco Jordi Sánchez Sánchez. Imágenes de un Siglo III).
Esta
fue la secuencia de la gran jornada:
1. Comenta el redactor su llegada a las 8 de la
mañana a un pueblo con «todos los establecimientos fabriles, talleres y
comercios cerrados […]; las banderas oficiales desplegadas a toda asta. El
hormigueo humano forma infinita cadena. El entusiasmo raya en el paroxismo de
la satisfacción». Diana por la Banda Municipal.
2. A las 9:30 llegada y recibimiento de las
autoridades e invitados de la capital y cabeza del partido. A tener en cuenta
que el personaje principal a recibir era el gobernador, saliendo a su espera un
séquito formado por dos automóviles y cuatro coches (¿de caballos?) con las
autoridades locales hasta el antiguo puente de mampostería. Por cierto, en esas
fechas en muy malas condiciones por lo que es posible que el coche tuviera que
cruzar por el vado.
Dos impresionantes imágenes de la plaza de Alfonso XII de ese día, que confirman las exageradas expresiones del cronista referidas a la gran concentración humana que se dio cita allí. La de la izquierda parece recoger la llegada del gobernador civil en uno de los automóviles (Col.: Archivo fotográfico de Juan Jesús Portillo Ramos).
3. Todos juntos se dirigen al pueblo donde «en
la hermosa y extensa plaza pública, formados en fila, aparecen más de 500 niñas
y niños acompañados de sus profesores». A las 10 lunch en la Casa
Capitular: «En el salón de actos hallábase una larga mesa repleta de dulces,
pastas, jamón, salchichón, bizcochos y excelentes y afamadas marcas de vinos».
El periodista se extiende en una larguísima y detallada relación de los
asistentes, entre los que destaco, para que nos hagamos una idea de la
importancia de la Fiesta al gobernador civil, presidente de la Audiencia de
Cádiz, teniente coronel de la Guardia Civil, diputados provinciales,
catedrático de la Normal de Cádiz, interventor de Hacienda, inspector de
enseñanza, juez de primera instancia, teniente de la Guardia Civil de Arcos,
representantes de la prensa: Diario de Cádiz, Diario Liberal de Cádiz, Heraldo
de Madrid, Liberal de Madrid y Sevilla… A los que añadir las numerosas
autoridades locales encabezadas por el alcalde Matías Pangusión y los grandes
contribuyentes de Villamartín.
4. Solemne misa en la iglesia de Ntra. Sra. de
las Virtudes, oficiada por el párroco Francisco Núñez, repleta de fieles y los
niños que subieron desde la plaza de Alfonso XII.
5. Plantación de los árboles por los niños en la
zona del matadero. Acabada la misa todos se dirigen al lugar de la plantación y
de la fiesta en sí, donde ya se encontraron hechos los hoyos. Para presenciar
la misma se habían instalado «tres palcos elegantes, adornados con flores y
telas de colores nacionales». El más importante y central fue ocupado por
las principales autoridades, el segundo por las personalidades locales y
autoridades de menor rango y el tercero en exclusiva «por las
resplandecientes y encantadoras señoras y señoritas asistentes». Una vez
colocados todos «las infantiles voces entonaron el himno a la Patria,
acompasado, armonioso, formando un conjunto bello y emocionante». Tras las
salvas de aplausos y vivas de rigor comienza la plantación de un centenar de
árboles «regalados por el entusiasta protector de la cultura e ilustre
abogado D. Francisco Romero Morales».
El
Sr. Romero Ruescas, es tan meticuloso que llega a nombrar a los niños que
intervinieron en el plantío. El lector interesado podrá encontrar muchos nombres
de escolares que acabaron siendo personas muy conocidas en Villamartín, nacidos
en el entorno de 1910 y anteriores. De esos más de 500 niños se hicieron cargo
las dos maestras y los dos maestros de las escuelas públicas, aunque es posible
que se invitara y ayudaran los idóneos e idóneas de las escuelas privadas y
docentes auxiliares. Aquí el cronista se queda corto y solo nombra a las
maestras: Isabel Marín Salguero y Nieves González Mancera. Analizando el libro La
enseñanza en Villamartín de Manuel Vidal Jiménez, lo más probable es que
los maestros fueran Juan Bautista Jarén Astudillo e Ildefonso Jiménez Maza (más
conocido como don Alfonso). Parece excesivo esos pocos maestros y solo cuatro
escuelas públicas para 500 niños, pero pensemos que en cada una de las grandes
aulas figuraban inscritos más de cien, aunque la asistencia era mucho menor.
Advertidos y obligados, ese día pudo conseguirse una ratio mayor, además estaba
la esperada merienda.
6. Reparto de 500 meriendas y 25 trajes
interiores a los niños más necesitados designados por los maestros. No explica
cómo se llevó a cabo este aperitivo (más que merienda) para los niños, ya que
se ofreció antes de la hora del almuerzo. Consistió en 500 panecitos regalo del
industrial Francisco Romero Morales; 500 dulces aportados por Jaime Lannes
Baones, médico titular; el queso lo puso Adolfo Gómez Rodríguez, «ilustrado
farmacéutico» que había abierto oficina en la calle Botica en 1906; el
salchichón Matías Pangusión Poley, alcalde desde enero de 1916 y los 25 trajes
interiores donativo del Ayuntamiento. El periódico llega a nombrar a los
afortunados.
Algunos de los personajes asistentes a la Fiesta del árbol: el párroco, el maestro de la escuela Nº 1 y el director del semanario. (Imágenes de un Siglo II / Familia Mesa Jarén / Noticiario de la Sierra).
7. El
Banquete. Se sirvió «en el espacioso local de teatro y restaurant de D.
Antonio del Valle […], con los techos del salón adornados con arcos formados de
arbustos, flores y banderitas con los colores de nuestra bandera». Más de
70 fueron los comensales con dos presidencias, la del gobernador y la del
alcalde. Veamos el menú servido: tortilla a la española, paella, perdiz, bisték
de ternera, purpeta (bolas de carne a modo de albóndigas), pescadilla,
langostinos, salchichón y jamón; para postre roscones, dulces de sidra
(cidra), queso, plátanos y naranjas; regado con rioja La Pastora y champagne;
como colofón, cigarros habanos y un etcétera que pudiera referirse, a licores,
café, infusiones…
8. Brindis y discursos. El primero fue propuesto
por el párroco Francisco Núñez, en nombre del alcalde, seguido de su discurso
que merece la pena leer: «La fiesta del árbol es un acto de cultura porque
es el principio, la base de un estudio científico que se ramifica en las
ciencias geológicas, agronómicas y geográficas […] y es fiesta de amor, porque
todo lo que es bello y grande se ama, se estima y se quiere». Y se refiere
a los niños participantes como «esos brotes de la humanidad que representan
el amor de lo futuro con todos sus atractivos y bellezas, con todos sus
encantos y resplandores». Continúa Jaime Lannes, presidente de la Cámara
Agrícola que «pronuncia un elocuente discurso ensalzando los beneficios que
produce el árbol». Cierra la jornada el gobernador que «hace resumen en
breves pero elocuentes palabras que son acogidas con calurosos aplausos y vivas».
Acabando el acto los asistentes al banquete salen a despedir a las autoridades,
que en autos se dirigen a Jerez para llegar con hora al tren.
El director del Noticiario de la Sierra cierra su crónica con grandes alabanzas hacia el acto y hacia el alcalde: «No cerraremos esta reseña sin antes tributar un aplauso al “Alcalde de la Cultura”, como le llaman en Villamartín sus paisanos, al celoso, abnegado y constante Sr. Pangusión Poley […], digno de ser propuesto para la Cruz de Alfonso XII. El acto realizado en Villamartín ha sido esplendoroso, brillante y meritorio. Sirva de lenitivo para que la obra de la cultura no quede olvidada».
Como vemos una detallada crónica del Sr. Romero Ruescas que nos da una visión del Villamartín de 1917, de sus autoridades, comerciantes, empresarios, agricultores, maestros, médicos, farmacéuticos…, pero no del pueblo llano que lo estaba pasando muy mal, especialmente los jornaleros, como refleja el recuadro de El Liberal de febrero de 1917. Finalmente quiero hacer unos comentarios, bien entendido que no son críticas; pienso que el periódico refleja la sociedad de la época, sin que yo entre a valorarla. Veamos algunos:
-
Papel de la mujer en ese día y esa sociedad. El artículo muestra
numerosas referencias plagadas de adjetivos y situaciones que hoy día nos
llaman poderosamente la atención: «Desde la nueve de la mañana empezaron a
afluir al Ayuntamiento numerosas personas […] y bellísimas señoritas, que con
su gentileza y hermosura han dado realce a la fiesta». «A esperar al
gobernador salen dos automóviles y cuatro coches […], uno es ocupado por las
bellas y elegantes Sras. del alcalde y del Capitán de la Guardia Civil […], el
otro por las distinguidas y simpáticas Srtas. [y nombra hasta 15], que
vestían elegantes trajes y adornaban sus pechos y cabezas con hermosos
ramilletes de azahar y flores, haciendo con ellas aún más sugestiva la belleza
con que las dotara la Naturaleza». Ya en la esplanada del matadero se
preparan tres estrados, uno de ellos en exclusiva «para las Srtas. donde
resplandecen las encantadoras [y nombra a las jóvenes que fueron a esperar
al gobernador] y las elegantes damas [señalando a las esposas de las
autoridades, con el nombre precedido del doña]». A la hora de organizar el
protocolo del banquete se hace de la siguiente forma: «Primera presidencia,
Excmo. Sr. Gobernador Civil, teniendo a su derecha a la virtuosa y elegante
Sra. Doña Isabel Cabello, esposa del Sr. Alcalde y a la izquierda a la no menos
virtuosa del Sr. Capitán de la Guardia Civil […]. La segunda presidencia la
ocupa D. Matías Pangusión, teniendo a su derecha a la distinguida Sra. del
Interventor de Hacienda». A la hora de los discursos, la presencia del
párroco es acogida con una prolongada salva de aplausos; tras ellos don
Francisco Núñez comenta: «Los recojo y se los ofrezco a las Sras. asistentes».
-
Las maestras y los maestros. Primero llama la atención que en una reseña
donde se nombra a tantísimas personas no se designe a los maestros varones, siendo
sus nombres muy conocidos en ese momento. Sí lo hace con el de las dos
maestras, precedido del respetuoso doña, pero sin emplear ningún adjetivo como hace
en otros casos. Por cierto, no se invita al banquete a ninguno de los docentes,
al menos no aparecen sus nombres en la relación de comensales. Me imagino que como
mínimo se les ofrecería el aperitivo.
-
El gobernador civil. Siendo la máxima autoridad en ese día, no es
nombrado en ningún momento, seguramente el cargo tapaba al nombre. He podido
localizar su identidad, Juan Sánchez Arriba, en un acta de nuestro
Ayuntamiento, que días después de la celebración «acuerda dar un voto de
gracias a la representación de las autoridades y entidades que han asistido a
la celebración de la Fiesta del árbol».
-
Lotes de ropa interior. Se reproduce la relación de los niños
seleccionados por el profesorado entre los más necesitados para recibir los 25
lotes de ropa interior y todos son varones, no aparece ninguna niña.
-
Uso desmesurado de adjetivos. Ya he señalado algunos al
referirse a las señoras, damas y señoritas, que en algunos casos llega el
redactor a asignarle hasta tres cualidades al nombrarlas, pero no se libra de
la adjetivación «la hermosa y extensa plaza», «las armoniosas notas», «la larga
y elegante mesa», «los excelentes y afamados vinos», «el ilustrado
farmacéutico», «el emocionante y fogoso párrafo», «el breve y elocuente
discurso», «el celoso, abnegado y constante Sr. Pangusión» y «el esplendoroso,
brillante y meritorio acto realizado en Villamartín».
-
El árbol el gran olvidado en la crónica. Poca trascendencia da en su
artículo el director del Noticiario de la Sierra al hecho concreto de la
plantación, apenas una frase: «Con el mayor orden fueron plantados más de un
centenar de árboles», sin que sepamos, por ejemplo, las especies plantadas
o el proceso seguido, en parte compensado por los discursos del párroco y del presidente
de la Cámara Agrícola y la inclusión del poema «Ante un árbol».
-
El lugar de la plantación. El periódico señala la explanada del
Matadero como lugar para colocar el plantel de árboles. Sería el lugar que
después se llamó Los Ruedos, coincidiendo con el gran descansadero de la Cañada
Real de Sevilla a Ubrique.
He
tratado de buscar alguna referencia a posteriores ediciones y he podido
localizar algunas asignaciones presupuestarias, pero de escasa cuantía, en 1923
y para el curso 1924-25.
Para
las niñas y niños que pudieron vivir ese gran día, seguro que su recuerdo se
mantuvo en el tiempo. Las autoridades provinciales tuvieron que percibir lo
lejos que estaba Villamartín de la capital, debiendo usar el tren hasta Jerez y
algún taxi hasta nuestra localidad, viendo el ruinoso puente de mampostería con
sus arcos arrastrados por la riada de marzo de 1917. Para el alcalde Matías Pangusión,
cosechero y exportador de aceite, todo un éxito organizativo, aunque estuvo
poco tiempo de alcalde y para las damas un «agradable, hermoso y refulgente día
de primavera» para lucir sus galas de temporada.
Enlace
para la lectura del artículo al completo.
Bibliografía
·
Romero Ruescas, A.: Noticiario de la Sierra, «La Fiesta del Árbol en Villamartín».
1917.
·
Vidal Jiménez, M.: La enseñanza en Villamartín. Ayuntamiento de Villamartín. 2006.
©
del texto, Pedro Sánchez Gil, salvo entrecomillados del Noticiario de la
Sierra.
©
de las imágenes, lo señalado en los pies de foto.
©
de la publicación «Villamartín.Cádiz
Blog de Pedro Sánchez»
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