Con la
colaboración de Ernesto Pangusión Cigales
Nombre:
Natividad Ramírez Ruiz.
Fecha
de nacimiento: 27 de diciembre de 1901, en la calle Salineras.
Fecha
de fallecimiento: Septiembre de 1976.
Padres: Juan,
carpintero y Dolores.
Estado
civil: casada.
Hijos/Familiares: Su
hija adoptada es la mujer de Francisco Naranjo, el fotógrafo, llamada Antonia
Mateos Pérez.
Lugar
de nacimiento: Villamartín.
Profesión:
Fotógrafa. Creo que nunca se sacó el carnet obligatorio. En su DNI siempre puso
el clásico «s/l, sus labores».
Domicilio
que tuvo en Villamartín: Calle Llana y en Los Ruedos, actual calle
Guadalete.
Fotografía: Se
corresponde con la foto del DNI, posiblemente realizada por su hija Antonia o
su yerno Naranjo. En esos momentos estaba próxima a cumplir los 69 años (Cedida por su hija Antonia Mateos).
Es una
pena que no conservemos el archivo fotográfico de Natividad, él nos hubiera
mostrado a varias generaciones de villamartinenses desde la década de 1920 a la
de 1970. Su yerno, Francisco Naranjo, me comentaba en una ocasión, que el cajón
con los negativos de la abuela (algunos cristales de gran valor) estuvo rodando
por la casa hasta que en un traslado se perdió por el camino. No obstante, y
gracias al sello que ponía en el reverso de las copias, hemos podido rescatar
un pequeño porcentaje de su trabajo artesano. Como introducción a sus
fotografías incluimos el artículo publicado en el libro Villamartín.
Imágenes de un Siglo III, trabajo
conjunto que realizamos Ernesto Pangusión Cigales y yo mismo.
«Es la gran matriarca de la fotografía en
Villamartín, pionera en el montaje de estudio y maestra de fotógrafos. Nati,
como ella firmaba sus trabajos, hija de Juan (carpintero) y Dolores, nació en
la calle Salineras en 1901, pero vivió con sus padres y un tío en la calle
Llana, la más industriosa y artesanal de la localidad durante un periodo
importante del siglo xx. Allí abrió el primer estudio del pueblo, precisamente
en un entorno donde otras mujeres, adelantadas a su tiempo, ejercían labores
distintas a las tradicionales del hogar: Amalia Morales Garrido, con su fábrica
de hielo y gaseosas, o la entrañable familia de la pensión Santa Isabel, que
tanto trasiego humano conoció. Junto a ellas, otros negocios llenaban de vida
la calle: la guarnicionería Garrido, la fragua de Luis Cigales, el cine San
Francisco —de Curro Delgado, después de Sebastián Peña— o el inolvidable Échate
Payá, cuyo nombre hacía justicia a las minúsculas dimensiones del local.
Precisamente en la acera de enfrente, junto al nuevo y remozado Échate Payá,
estuvo el primer estudio fotográfico que hubo en Villamartín, único durante
muchos años.
»Nati se había aficionado a la fotografía con el
regalo que recibió de una cámara en los años veinte. Posteriormente, y de forma
profesional, usó dos cámaras de fuelle de fabricación inglesa compradas en
Sevilla de segunda mano, instaladas sobre trípodes de madera, cuya manipulación
tenía para el público ese halo misterioso, casi mágico, tan propio de la
primitiva fotografía. El cliente se situaba tras un mueble-cajón parecido a la
pantalla de un televisor, frente a unos focos cegadores, mientras ella se tapaba
con un paño oscuro para enfocar y dejar lista la instantánea. Finalmente
quitaba el tapón del objetivo para hacer el retrato, no sin antes ordenarte
perentoriamente que no te movieras. Para cualquiera constituía toda una
experiencia verla en acción.
»Tras esa primera época en la calle Llana, se
trasladó a la barriada San Sebastián, instalando su nuevo estudio en Los
Ruedos, 5 (actual calle Guadalete). Allí vivió con su hija adoptiva Antonia
Mateos Pérez y demás familia, pronto continuadores en el oficio, pues su hija
regentó el estudio junto a ella, mientras su yerno, Francisco Naranjo, abría
otro en Puerto Serrano y hacía reportajes de calle y eventos diversos. También
inició en el oficio a su sobrino Ramón Vázquez, tempranamente malogrado.
»Nati fue todo un carácter, muy estricta y seria en
su trabajo, en el que se mantuvo activa casi hasta su muerte en septiembre de
1976. El resultado de su actividad podemos considerarlo excelente para los
medios de la época y su buen hacer convirtió su estudio en el más frecuentado
de la localidad».
Colección
de fotografías realizadas por Natividad (Nati la Fotógrafa)
En esta imagen de las hermanas Ana y Lucía García
Corrales se aprecia perfectamente el efecto de enmarcado que buscaba Nati, al
situar a las personas a retratar tras ese cajón que usaba como complemento en
el pequeño estudio fotográfico. Hacia 1955. (Cedida por la familia de Ana y Lucía Corrales).
Natividad coloca adecuadamente a los niños para no
dificultar la visión de los mismos; incluso eleva, usando un cajoncito, al
joven Diego Pavón Cigales para que quede a la altura de su hermano Sebastián y
supere al pequeño Jesús. Antonio completa el retrato de los cuatro hermanos.
Obsérvese el uso de un suave lienzo para mejorar el fondo. Estas fotografías de
hermanos u otros grupos familiares se convertían en auténticos ornamentos que
decoraban los hogares de por vida. Hacia 1954. (Col. Diego Pavón Cigales.)
En algún momento nuestra fotógrafa abandona su
famoso «televisor» para conseguir el retrato más natural y clásico, usando
focos complementarios para iluminar el fondo y así destacar la oscura melena de
la muchacha. Fotografía del 3 de septiembre de 1961 de la joven Juani Sobrino
Casalvázquez que nos ha cedido la imagen. Desde que comenzaba la novena a la
Virgen de las Montañas —30 de agosto— aumentaban los encargos para los fotógrafos.
En esas fechas, próximas a romería y feria, era el mejor momento para
retratarse, aprovechando que desde los campos se venía al pueblo y además se
solía estrenar ropa y calzado, quedando el momento plasmado en imágenes para
decorar, guardar en recordadas latas o enviar a los familiares. (Col. Juani Sobino)
Aunque lo suyo era el estudio, por donde pasaron
varias generaciones de villamartinenses, en esta ocasión Nati sale de él para fotografiar
una gran tarta de boda elaborada por la confitería Moreno con motivo de alguna
boda. Nuevamente observamos que nuestra fotógrafa cuida el fondo para que no
aparezcan elementos ajenos a la composición. No creo que llevaran la tarta a su
estudio, sino que iría ella a la confitería, llevando o pidiendo una sábana o
lienzo. (Col. familia Moreno Romero).
Deben estar llenos de retratos de Nati esos pequeños
cofres que fueron, y en muchos casos son, las viejas cajas de membrillo donde
las madres y abuelas, como organizadoras de la casa, guardaban las preciadas
imágenes de familiares. Buscando entre ellas nos han cedido las de Encarnación
García, la Practicanta donde aparece la enfermera de los hermanos Mozo con su
toque de color en los labios. En la otra imagen, Manuel Barrera Ramírez, padre
de la colabora de este blog María de los Ángeles Barrera, se observan retoques
para realzar la solapa de la chaqueta, las rayas de la corbata, labios y pelo.
(Cedidas por familiares).
Agradecimientos. Al nieto de Nati, Moy Naranjo, y a
las personas que han cedido las fotografías.
Bibliografía. Villamartín. Imágenes de un Siglo III. Ayuntamiento de Villamartín. 2016.
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© del artículo de Imágenes de un siglo y su texto,
Ernesto Pangusión y Pedro Sánchez.
© de las imágenes, lo citado en la publicación.
© de la publicación «Villamartín.Cádiz Blog de PedroSánchez».
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