Por
Manuel Vidal Jiménez
Hijo del alarife
Antonio del Valle Pérez y de Josefa Muñoz Varea, nació en la calle Toledano (Botica)
de Villamartín el 15 de mayo de 1862. Durante su infancia y juventud vivió
modestamente en la calle Mesones (Los Hierros) nº 6-8, época en la que conoció
en profundidad los graves problemas que afectaban por entonces a la enseñanza
en la localidad, como el alto índice de analfabetismo, el mal estado de los
locales donde se ubicaban las cuatro escuelas existentes, húmedas y frías, la
gran cantidad de niños matriculados en cada clase que a veces pasaban de los
140, la falta de material, etc. Todo ello motivó que el 7 de octubre de 1918
otorgara testamento ante el notario D. Cristóbal Jiménez Gilabert, declarando
usufructuaria de sus bienes a su esposa Cándida García Delgado, con la que
había contraído matrimonio el 14 de octubre de 1894, y de cuyo matrimonio no
tenían descendencia, ordenando que al fallecimiento de ésta, sus bienes
inmuebles se entregasen al Ayuntamiento para que los dedique a escuelas para
enseñanza pública oficial.
El 8 de octubre de
1918 falleció en Villamartín y sus bienes pasaron en usufructo a su esposa
Cándida como establecía el testamento, pero al fallecer ésta en 1932, los
citados bienes, quizás por las circunstancias políticas del momento, no pasaron
a su destinatario definitivo que debía ser el Ayuntamiento de Villamartín, lo
que hizo que el 9 de mayo de 1935 el vicepresidente de la Junta Provincial de
Beneficencia, alertado quizá por las autoridades locales deseosas de hacerse
del legado, se dirigiera al notario de Villamartín don Bartolomé Gil Socii,
solicitando copia del citado testamento, y al no recibir contestación, el 27 de
junio se dirigió al alcalde de Villamartín y al presidente de la Diputación
pidiéndoles noticias sobre este asunto.
El 27 de noviembre de
1935 el vicepresidente de la Junta Provincial de Beneficencia, se dirigió a
Nicolás Martel, por entonces juez de paz encargado del Registro Civil de
Villamartín, solicitando la certificación literal del acta de defunción de
referencia, a lo que el citado juez contestó que «Antonio del Valle Muñoz había
fallecido el 8-10-1918 según aparecía en el tomo 39, folio 238, a la edad de 55
años, casado con Dª Cándida García Delgado e hijo de Antonio Valle López y de
Josefa Muñoz Barea, a consecuencia de una bronconeumonía, documento que entró
en el Registro de la Junta Provincial de Beneficencia con el nº 173, el 2 de
diciembre de 1935».
Con estos datos, el
mismo día, el vicepresidente de la Junta Provincial se dirigió al subdirector
de los Registros y del Notariado en Madrid, tratando de conocer las
disposiciones testamentarias de El Monaga,
para lo que adjuntó el certificado del acta de defunción y solicitó el
expediente del Registro General de Actos y Última Voluntad, que le fue remitido
por el Ministerio de Justicia el 12 de diciembre, datos que el citado vicepresidente
comunicó al notario don Bartolomé Gil Socii quien a su vez le remitió una copia
autorizada del testamento.
Con estos datos, el
25 de enero de 1936 el citado vicepresidente se interesó de la Alcaldía de
Villamartín que informase ampliamente del cumplimiento de los fines benéficos
consignados en el testamento de Antonio del Valle y el 18 de abril, la Junta,
tras conocer el día anterior el contenido del testamento, envió un oficio
rogando se investigara la forma en la que se había cumplido la voluntad del
testador en su aspecto benéfico-docente, que no era otro que, habiendo
fallecido la usufructuaria Dª Cándida García Delgado, se dedicaran los
inmuebles de su pertenencia a la instalación de escuelas.
Es posible que los
acontecimientos políticos demoraran la solución definitiva y que la
contestación de la Alcaldía se retrasara. Lo cierto es que el 5 de abril de
1937 el gobernador civil y presidente de la Junta Provincial de Beneficencia,
al no haber recibido contestación a sus oficios del año anterior e ignorando
por tanto los extremos interesados en ellas, rogaba que con la mayor brevedad
se sirviera comunicarle datos sobre el cumplimiento del referido testamento.
Era por entonces
alcalde de la villa Florencio Cervera, quien a través de un oficio (registro de
salida del Ayuntamiento de Villamartín nº 509 del 13 de abril, recibido en la
Junta Provincial de Beneficencia; registro de entrada nº 36, de fecha 16 de
abril de 1937) manifestó al gobernador civil que en contestación a su escrito
nº 68 del 5 de abril por el que se interesaba sobre el cumplimiento del
testamento de Antonio del Valle Muñoz, tenía el honor de indicarle que «de los
antecedentes recogidos sobre el particular, resulta que el referido testador
dispuso a favor del Ayuntamiento la casa nº 6 y 8 de la calle Mesones de esta
Villa, con destino a escuelas, inmueble que en el Registro de la Propiedad
aparece inscrito a nombre de dicho causante y al de un hermano cuyo paradero se
ignora, aunque es rumor público que residió en América donde falleció, extremo
éste que no ha sido posible comprobar documentalmente. Todo ello ha dificultado
la formalización de esta sucesión, cuya falta de titulación podía ser suplida
si así se autoriza a este Ayuntamiento por esa Junta. Al mismo tiempo significa
a V.E. que por consolidación del dominio al fallecimiento de la viuda de
Antonio Valle Muñoz, usufructuaria del repetido inmueble, el Ayuntamiento tuvo
posesión del mismo, en cuyo disfrute continua en la actualidad». A lo que el gobernador
civil contestó solicitando se le informara con exactitud del destino dado.
El 23 de abril el
alcalde Florencio Cervera comunicó al gobernador (oficio nº 580) que por las
dificultades surgidas y por la carencia de medios del Ayuntamiento, el inmueble
de referencia no había sido destinado aún a escuelas y que parte del mismo
había sido habilitado circunstancialmente para «hospital de sangre».
Habían de pasar más
de ocho años para que el gobernador se interesara nuevamente sobre el tema. El
31 de octubre de 1945, la autoridad provincial se dirigió al Ayuntamiento
haciendo referencia a su comunicación del 13 de abril de 1937 (oficio nº 509) y
pedía al alcalde, que por entonces lo era Luis Mozo Carrancio, le informase
detalladamente sobre el fin dado al inmueble, petición que reiteró el 27 de
diciembre al no haber recibido contestación hasta entonces.
Por fin el 4 de enero
de 1946, el alcalde comunicó al gobernador civil (oficio nº 12 de Ayuntamiento
a Junta Provincial de Beneficencia con registro de entrada en esta última nº 50
de fecha 9 de enero de 1946), que «la casa nº 6 y 8 de la calle Artillero Perea
Pavón -antes Mesones- donada por don Antonio Valle Muñoz se había destinado a
escuela pública y en ella estaban instaladas tres de las cuatro unitarias de niños
que existía en la localidad».
Con lo que se cumplía
por fin la voluntad expresada en su testamento por Antonio del Valle Muñoz, (a)
El Monaga, siendo popularmente
conocidas como las Escuelas de El Zopapo por las que pasaron centenares de
escolares villamartinenses durante XX años y recordados maestros como don
Ramón, don Nicolás Aroca, don Benito Rodríguez, don Marcelino Blanco (padre),
don Diego, don Matías Alonso, don Manuel Quijano.
Bibliografía
· Archivo Histórico Provincial. Sec.
Beneficencia, Legajos 1868 y 1869
· Archivo Iglesia Parroquial de
Villamartín. Libros de nacimientos, matrimonios y defunciones
· Ministerio de Justicia. Registro
general de Actos de última voluntad. Madrid
· Libro de Feria de 2003.
© del texto, Manuel Vidal Jiménez.
© de la publicación, «Villamartín.Cádiz Blog de Pedro Sánchez».
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