viernes, 1 de junio de 2018

Antonio del Valle Muñoz, el Monaga y las escuelas del Zopapo


Por Manuel Vidal Jiménez

Hijo del alarife Antonio del Valle Pérez y de Josefa Muñoz Varea, nació en la calle Toledano (Botica) de Villamartín el 15 de mayo de 1862. Durante su infancia y juventud vivió modestamente en la calle Mesones (Los Hierros) nº 6-8, época en la que conoció en profundidad los graves problemas que afectaban por entonces a la enseñanza en la localidad, como el alto índice de analfabetismo, el mal estado de los locales donde se ubicaban las cuatro escuelas existentes, húmedas y frías, la gran cantidad de niños matriculados en cada clase que a veces pasaban de los 140, la falta de material, etc. Todo ello motivó que el 7 de octubre de 1918 otorgara testamento ante el notario D. Cristóbal Jiménez Gilabert, declarando usufructuaria de sus bienes a su esposa Cándida García Delgado, con la que había contraído matrimonio el 14 de octubre de 1894, y de cuyo matrimonio no tenían descendencia, ordenando que al fallecimiento de ésta, sus bienes inmuebles se entregasen al Ayuntamiento para que los dedique a escuelas para enseñanza pública oficial.

El 8 de octubre de 1918 falleció en Villamartín y sus bienes pasaron en usufructo a su esposa Cándida como establecía el testamento, pero al fallecer ésta en 1932, los citados bienes, quizás por las circunstancias políticas del momento, no pasaron a su destinatario definitivo que debía ser el Ayuntamiento de Villamartín, lo que hizo que el 9 de mayo de 1935 el vicepresidente de la Junta Provincial de Beneficencia, alertado quizá por las autoridades locales deseosas de hacerse del legado, se dirigiera al notario de Villamartín don Bartolomé Gil Socii, solicitando copia del citado testamento, y al no recibir contestación, el 27 de junio se dirigió al alcalde de Villamartín y al presidente de la Diputación pidiéndoles noticias sobre este asunto.

El 27 de noviembre de 1935 el vicepresidente de la Junta Provincial de Beneficencia, se dirigió a Nicolás Martel, por entonces juez de paz encargado del Registro Civil de Villamartín, solicitando la certificación literal del acta de defunción de referencia, a lo que el citado juez contestó que «Antonio del Valle Muñoz había fallecido el 8-10-1918 según aparecía en el tomo 39, folio 238, a la edad de 55 años, casado con Dª Cándida García Delgado e hijo de Antonio Valle López y de Josefa Muñoz Barea, a consecuencia de una bronconeumonía, documento que entró en el Registro de la Junta Provincial de Beneficencia con el nº 173, el 2 de diciembre de 1935».

Con estos datos, el mismo día, el vicepresidente de la Junta Provincial se dirigió al subdirector de los Registros y del Notariado en Madrid, tratando de conocer las disposiciones testamentarias de El Monaga, para lo que adjuntó el certificado del acta de defunción y solicitó el expediente del Registro General de Actos y Última Voluntad, que le fue remitido por el Ministerio de Justicia el 12 de diciembre, datos que el citado vicepresidente comunicó al notario don Bartolomé Gil Socii quien a su vez le remitió una copia autorizada del testamento.


Con estos datos, el 25 de enero de 1936 el citado vicepresidente se interesó de la Alcaldía de Villamartín que informase ampliamente del cumplimiento de los fines benéficos consignados en el testamento de Antonio del Valle y el 18 de abril, la Junta, tras conocer el día anterior el contenido del testamento, envió un oficio rogando se investigara la forma en la que se había cumplido la voluntad del testador en su aspecto benéfico-docente, que no era otro que, habiendo fallecido la usufructuaria Dª Cándida García Delgado, se dedicaran los inmuebles de su pertenencia a la instalación de escuelas.

Es posible que los acontecimientos políticos demoraran la solución definitiva y que la contestación de la Alcaldía se retrasara. Lo cierto es que el 5 de abril de 1937 el gobernador civil y presidente de la Junta Provincial de Beneficencia, al no haber recibido contestación a sus oficios del año anterior e ignorando por tanto los extremos interesados en ellas, rogaba que con la mayor brevedad se sirviera comunicarle datos sobre el cumplimiento del referido testamento.

Era por entonces alcalde de la villa Florencio Cervera, quien a través de un oficio (registro de salida del Ayuntamiento de Villamartín nº 509 del 13 de abril, recibido en la Junta Provincial de Beneficencia; registro de entrada nº 36, de fecha 16 de abril de 1937) manifestó al gobernador civil que en contestación a su escrito nº 68 del 5 de abril por el que se interesaba sobre el cumplimiento del testamento de Antonio del Valle Muñoz, tenía el honor de indicarle que «de los antecedentes recogidos sobre el particular, resulta que el referido testador dispuso a favor del Ayuntamiento la casa nº 6 y 8 de la calle Mesones de esta Villa, con destino a escuelas, inmueble que en el Registro de la Propiedad aparece inscrito a nombre de dicho causante y al de un hermano cuyo paradero se ignora, aunque es rumor público que residió en América donde falleció, extremo éste que no ha sido posible comprobar documentalmente. Todo ello ha dificultado la formalización de esta sucesión, cuya falta de titulación podía ser suplida si así se autoriza a este Ayuntamiento por esa Junta. Al mismo tiempo significa a V.E. que por consolidación del dominio al fallecimiento de la viuda de Antonio Valle Muñoz, usufructuaria del repetido inmueble, el Ayuntamiento tuvo posesión del mismo, en cuyo disfrute continua en la actualidad». A lo que el gobernador civil contestó solicitando se le informara con exactitud del destino dado.

El 23 de abril el alcalde Florencio Cervera comunicó al gobernador (oficio nº 580) que por las dificultades surgidas y por la carencia de medios del Ayuntamiento, el inmueble de referencia no había sido destinado aún a escuelas y que parte del mismo había sido habilitado circunstancialmente para «hospital de sangre».


Habían de pasar más de ocho años para que el gobernador se interesara nuevamente sobre el tema. El 31 de octubre de 1945, la autoridad provincial se dirigió al Ayuntamiento haciendo referencia a su comunicación del 13 de abril de 1937 (oficio nº 509) y pedía al alcalde, que por entonces lo era Luis Mozo Carrancio, le informase detalladamente sobre el fin dado al inmueble, petición que reiteró el 27 de diciembre al no haber recibido contestación hasta entonces.
 
Don Luis Mozo Carrancio
Por fin el 4 de enero de 1946, el alcalde comunicó al gobernador civil (oficio nº 12 de Ayuntamiento a Junta Provincial de Beneficencia con registro de entrada en esta última nº 50 de fecha 9 de enero de 1946), que «la casa nº 6 y 8 de la calle Artillero Perea Pavón -antes Mesones- donada por don Antonio Valle Muñoz se había destinado a escuela pública y en ella estaban instaladas tres de las cuatro unitarias de niños que existía en la localidad».

Con lo que se cumplía por fin la voluntad expresada en su testamento por Antonio del Valle Muñoz, (a) El Monaga, siendo popularmente conocidas como las Escuelas de El Zopapo por las que pasaron centenares de escolares villamartinenses durante XX años y recordados maestros como don Ramón, don Nicolás Aroca, don Benito Rodríguez, don Marcelino Blanco (padre), don Diego, don Matías Alonso, don Manuel Quijano.



Bibliografía
· Archivo Histórico Provincial. Sec. Beneficencia, Legajos 1868 y 1869
· Archivo Iglesia Parroquial de Villamartín. Libros de nacimientos, matrimonios y defunciones
· Ministerio de Justicia. Registro general de Actos de última voluntad. Madrid
· Libro de Feria de 2003.


© del texto, Manuel Vidal Jiménez.
© de la publicación, «Villamartín.Cádiz Blog de Pedro Sánchez».

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