lunes, 12 de octubre de 2020

Suplemento especial «Feria de Villamartín» publicado por La Unión en 1927

 

Disponíamos de una revista de feria de gran valor por su extensión y calidad publicada en 1926 por la editorial ODENA y otros dos folletos, menos extensos pero muy interesantes, editados por el periodista de Villamartín José Luis Pineda Soto en 1930 y 1931. Nos quedaba el vacío de 1927, 1928 y 1929. Recientemente, me ha facilitado Fernando Romero Romero una copia de tres suplementos especiales dedicados a Villamartín, procedentes del periódico sevillano La Unión[1], precisamente de esos tres años. El que nos ocupa (1927) consta de cuatro páginas, dos artículos: «Villamartín. Su Feria y sus Fiestas» y «Elogio de la Feria»; dos magníficas fotos del corresponsal gráfico villamartinense Ramón de la Rosa Romero; a modo de un programa de feria (en la imagen de la izquierda) y gran cantidad de publicidad. Lleva fecha de 17 de septiembre y de su lectura se pueden sacar interesantes conclusiones sobre esa lejana festividad. Empecemos leyendo el primero de los artículos, firmado por Pineda Soto, del que hemos publicado recientemente su biografía en el Libro de Feria de 2020.

 

Villamartín. Su Feria y sus Fiestas

(Por José L. Pineda Soto)

 «Esta importante población andaluza, de envidiable posición topográfica, celebra su tradicional feria de ganados durante los días 21[2], 22 y 23 del actual mes. Se encuentra situada en una elevación muy próxima al río Guadalete, desde donde se con­templa un bellísimo panorama de huertas y frondosos olivares, y allá, en la lejanía, columbrándose entre el celaje, las agrestes y atrevidas montañas que alguien muy acertadamente denominara "Suiza española".

»Distintos lugares de esparcimiento y recreo, dentro del casco de la población, han sido últimamente reformados y embellecidos dentro del más depurado gusto artístico, tales como la plaza de Alfonso XII[3] que, recordando los jardines sevillanos, se muestra sonriente a la contemplación del visitante.

»Los paseos de Primo de Rivera[4] y La Palmera[5] son también lugares deliciosos y pintorescos donde la gente acude en sus ratos de ocio.

»La natural belleza de estos gratos lugares resalta ahora más en estos días de feria; guirnaldas de florea, gallardetes y farolillos ponen en ellos una nota de optimismo, del que nos sentimos contagiados. ¡Feria! ¡Feria!

»El toque alegre de diana nos ha hecho abandonar precipitadamente el lecho para incorporarnos alegres al numeroso grupo de madrugadores que siguen a la banda militar.

»Más tarde, hemos recorrido el mercado de ganados, que circunda el pueblo en un radio considerable donde el rico ganadero y el modesto labrador han expuesto sus ganados en los que se recrean con cierto aire de orgullo. Los pregones de los vendedores ambulantes, de variadas mercancías, unido al restallar de los látigos de mayorales y vaqueros que apacientan sus animales en una extensión inverosímil; bocinas de automóviles demandando apremiante paso libre, músicos de manubrios e instrumentos varios y los mil ruidos y sonidos característicos de estas fiestas, nos acusan el efecto de un potente "jazz band".

»Una voz amiga nos saca de nuestro embeleso, invitándonos a tomar una copa. Y a La Palmera, especie de bonito recodo, enclavado en el corazón mismo del real de la feria, dirigiendo nuestros pasos por entre la heterogénea muchedumbre. Allí encontrarnos a Paco [L…lo, apellido o apodo ilegible], gordo y colorado, que nos sirve unas copas de exquisita manzanilla con una tapa muy decente de buen salchichón. “¡Me acredito o me arruino Pepe!” nos ha dicho Paco, con su peculiar jovialidad y nosotros así lo creemos.

»Otra vez, por la tarde, la banda de música deja oír sus alegres sones por las calles engalanadas, reclutando gente para la plaza de toros. Nuevamente nos hemos reintegrado a la calle, dispuestos a presenciar la típica fiesta, netamente pueblerina, que tiene algo de corrida formal y algo de capea.

»Por la noche, es en el paseo de la plaza de Alfonso XII y sus calles adyacentes, pletóricas de luces, donde hacen su entrada triunfal nuestras paisanas ataviadas con los clásicos mantones de Manila, entre nuestros aplausos y los acordes de la brillante banda militar. Tal es, a grandes rasgos, cómo se realizan en este pueblo los días de feria, próxima a celebrarse».

Pineda

 

En la página 2 aparece una espléndida fotografía de la plaza, lógicamente con escasa calidad en comparación con esta, acompañada del siguiente pie de foto: «La plaza de Alfonso XII, sencilla, amplia, bellamente decorada, se verá más florecida con la presencia de las hermosas mujeres de Villamartín, gala de sus fiestas». Por fin, La Unión nos saca de dudas y podemos poner concretar la autoría de la misma en Ramón de la Rosa y fecharla en 1927. La imagen original (colección de José Luis Romero Pineda, nieto de nuestro periodista) ya la utilizamos, nada más y nada menos, que para portada de Villamartín. Imágenes de un Siglo III y es digna de un estudio costumbrista pormenorizado; es tal su calidad que hasta se puede leer la cartelera del cine.

 

Presento ahora algunos de los anuncios que nos informan del comercio, la industria y otros aspectos de ese año.

 


 


 


 



 

 


 



 

 


 


 

Elogio de la Feria

(Por F. M.)

El título del artículo lo dice todo, por otra parte, titular muy socorrido que se ha repetido casi como una sección en las revistas de feria. El texto viene a ratificar lo ya conocido, una feria importante, de gran repercusión nacional, quizá en su última etapa de esplendor; además de lo comentado por el articulista, las fotografías de esos años así lo atestiguan.

 

«Mi amigo, el entendido y opulento ganadero andaluz, me habla con fruición, con mal disimulado deleite, de la grata impresión que tradicionalmente le produce la celebración de esta feria de Villamartín, todo luz, de marcadas líneas atrayentes. “Es una feria, la de este pueblo blanco y sano, de las más elegidas por nosotros. Vamos a ella con una natural curiosidad, con un franco optimismo, con una absoluta confianza en el negocio”. En su «real» se congregan los ejemplares más importantes de las más preferidas clases de ganados, se realizan las transacciones más efectivas, más seguras, que a la par sirven de modelo para las ferias próximas, indicando la cotización, la valía de la venta. “Estos mulos, estos borregos, se apreciaron en la Feria de Villamartín”, arguye el vendedor, dando a sus palabras toda la eufonía que le permite el contento de la venta en embrión. Para el traficante, esta amable feria, lejos de implicar la molestia que trae consigo el ajetreo de todos los feriales, es lugar de descanso, de contento. La situación del precioso pueblo, sus calles enjalbegadas con suprema distinción, el carácter de sus vecinos, todo hospitalidad, hacen de esta feria una de las más simpáticas de Andalucía.

»Para el modesto industrial, la Feria de Villamartín, preñada de facilidades por parte de su Municipio, es un lugar adecuado para el pequeño negocio, congregándose por ello un verdadero ejército, y con sus notas exóticas hacen de estos pequeños comerciantes, que [logren] una de las ferias de más color de todos los contornos.

»La buena sociedad de Villamartín contribuye al mayor esplendor de sus festejos. La mujer, espléndida gala de esta bendita tierra, contribuye a la exaltación de su famosa feria, embelleciéndola, aromándola con la gracia de sus poderosos encantos.

(Firma F. M., la segunda inicial con cierta duda).

 

Esta es la segunda imagen que aparece en el especial Villamartín de La Unión, también de Ramón de la Rosa, con el pie de foto: «Otro aspecto de la plaza principal». También formó parte del libro ya citado Imágenes de un Siglo III. Cuatro elementos a destacar, tras la palmera de la izquierda la iglesia de las Angustias, a continuación, el famoso Café de la Perla, el arranque de la calle del Santo (Álvarez Troya por entonces), El Casino Mercantil, también llamado el Círculo X y el candelabro central de hierro fundido con tres farolas. Nos proporcionó el negativo de esta imagen Jesús Mozo Gutiérrez.

 

Completemos el trabajo con otra tanda de publicidad

 


 


 


 


 


 


 


 


 

Como complemento a la información mostrada, y sacada de Efemérides sobre Villamartín, de Manuel Vidal, comentar que:

· Son nombrados guardias municipales para mantener el orden durante los días de feria, los vecinos Mateo Jiménez Chacón, Antonio García Ríos y Antonio Delgado Morales, con el jornal diario de 5 pesetas.

· Se subvenciona con 500 pesetas a Francisco Martín Gutiérrez, vecino de Prado del Rey, por haber levantado el redondel donde se celebraron las capeas.

· Los gastos ocasionados por los festejos de feria se elevaron a 2898,50 pesetas.

 

Bibliografía

Periódico La Unión de 17 de septiembre de 1927.

Varios autores. Villamartín. Imágenes de un Siglo I, II y III.

Vidal Jiménez, M. Efemérides sobre la M. N. y M. L. Villa de Villamartín. Inédito.

 

© del texto, Pedro Sánchez Gil, salvo entrecomillados de Pineda y F. M.

© de las imágenes, Ramón de la Rosa y La Unión.

© de la publicación «Villamartín.Cádiz Blog de Pedro Sánchez»



[1] La Unión fue un periódico español publicado en la ciudad de Sevilla entre 1918 y 1939. A lo largo de su historia conoció varias épocas, convirtiéndose a posteriori en un importante órgano del movimiento carlista (Wikipedia).

[2] Festividad de San Mateo.

[3] La actual plaza del Ayuntamiento.

[4] Conocido tradicionalmente como La Alameda, al final de la calle del Santo.

[5] No tengo referencia de ningún paseo denominado así. En el mismo artículo del periódico presenta un anuncio de «La Palmera, gran comedor situado en el real de la Feria, por la plaza de toros» y más adelante podremos leer: «La Palmera, especie de bonito recodo, enclavado en el corazón mismo del real de la feria…». Hay una fotografía de esa época con una palmera solitaria al final del Camino del Matadero a la Tenería, futura avenida de la Feria. Pienso que ese podría ser el lugar, como ratifica Pineda en posteriores suplementos de La Unión. 

Copia de las 4 páginas que componen el suplemento especial Feria de Villamartín del periódico La Unión.







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