Villamartín. Su Feria y sus Fiestas
(Por José L. Pineda Soto)
»Distintos lugares de
esparcimiento y recreo, dentro del casco de la población, han sido últimamente
reformados y embellecidos dentro del más depurado gusto artístico, tales como
la plaza de Alfonso XII[3] que,
recordando los jardines sevillanos, se muestra sonriente a la contemplación del
visitante.
»Los paseos de Primo de Rivera[4] y La
Palmera[5] son
también lugares deliciosos y pintorescos donde la gente acude en sus ratos de
ocio.
»La natural belleza de estos
gratos lugares resalta ahora más en estos días de feria; guirnaldas de florea,
gallardetes y farolillos ponen en ellos una nota de optimismo, del que nos
sentimos contagiados. ¡Feria! ¡Feria!
»El toque alegre de diana nos
ha hecho abandonar precipitadamente el lecho para incorporarnos alegres al
numeroso grupo de madrugadores que siguen a la banda militar.
»Más tarde, hemos recorrido el
mercado de ganados, que circunda el pueblo en un radio considerable donde el
rico ganadero y el modesto labrador han expuesto sus ganados en los que se
recrean con cierto aire de orgullo. Los pregones de los vendedores ambulantes,
de variadas mercancías, unido al restallar de los látigos de mayorales y
vaqueros que apacientan sus animales en una extensión inverosímil; bocinas de
automóviles demandando apremiante paso libre, músicos de manubrios e
instrumentos varios y los mil ruidos y sonidos característicos de estas
fiestas, nos acusan el efecto de un potente "jazz band".
»Una voz amiga nos saca de
nuestro embeleso, invitándonos a tomar una copa. Y a La Palmera, especie de
bonito recodo, enclavado en el corazón mismo del real de la feria, dirigiendo
nuestros pasos por entre la heterogénea muchedumbre. Allí encontrarnos a Paco
[L…lo, apellido o apodo ilegible], gordo y colorado, que nos sirve unas copas
de exquisita manzanilla con una tapa muy decente de buen salchichón. “¡Me
acredito o me arruino Pepe!” nos ha dicho Paco, con su peculiar jovialidad y
nosotros así lo creemos.
»Otra vez, por la tarde, la
banda de música deja oír sus alegres sones por las calles engalanadas,
reclutando gente para la plaza de toros. Nuevamente nos hemos reintegrado a la
calle, dispuestos a presenciar la típica fiesta, netamente pueblerina, que
tiene algo de corrida formal y algo de capea.
»Por la noche, es en el paseo
de la plaza de Alfonso XII y sus calles adyacentes, pletóricas de luces, donde
hacen su entrada triunfal nuestras paisanas ataviadas con los clásicos mantones
de Manila, entre nuestros aplausos y los acordes de la brillante banda militar.
Tal es, a grandes rasgos, cómo se realizan en este pueblo los días de feria,
próxima a celebrarse».
Pineda
Presento ahora algunos de los
anuncios que nos informan del comercio, la industria y otros aspectos de ese
año.
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Elogio de la Feria
(Por F. M.)
El título del artículo lo dice todo, por otra parte, titular muy socorrido que se ha repetido casi como una sección en las revistas de feria. El texto viene a ratificar lo ya conocido, una feria importante, de gran repercusión nacional, quizá en su última etapa de esplendor; además de lo comentado por el articulista, las fotografías de esos años así lo atestiguan.
«Mi amigo, el entendido y
opulento ganadero andaluz, me habla con fruición, con mal disimulado deleite,
de la grata impresión que tradicionalmente le produce la celebración de esta
feria de Villamartín, todo luz, de marcadas líneas atrayentes. “Es una feria,
la de este pueblo blanco y sano, de las más elegidas por nosotros. Vamos a ella
con una natural curiosidad, con un franco optimismo, con una absoluta confianza
en el negocio”. En su «real» se congregan los ejemplares más importantes de las
más preferidas clases de ganados, se realizan las transacciones más efectivas,
más seguras, que a la par sirven de modelo para las ferias próximas, indicando
la cotización, la valía de la venta. “Estos mulos, estos borregos, se
apreciaron en la Feria de Villamartín”, arguye el vendedor, dando a sus
palabras toda la eufonía que le permite el contento de la venta en embrión.
Para el traficante, esta amable feria, lejos de implicar la molestia que trae
consigo el ajetreo de todos los feriales, es lugar de descanso, de contento. La
situación del precioso pueblo, sus calles enjalbegadas con suprema distinción,
el carácter de sus vecinos, todo hospitalidad, hacen de esta feria una de las
más simpáticas de Andalucía.
»Para el modesto industrial, la
Feria de Villamartín, preñada de facilidades por parte de su Municipio, es un
lugar adecuado para el pequeño negocio, congregándose por ello un verdadero
ejército, y con sus notas exóticas hacen de estos pequeños comerciantes, que
[logren] una de las ferias de más color de todos los contornos.
»La buena sociedad de
Villamartín contribuye al mayor esplendor de sus festejos. La mujer, espléndida
gala de esta bendita tierra, contribuye a la exaltación de su famosa feria,
embelleciéndola, aromándola con la gracia de sus poderosos encantos.
(Firma F. M., la segunda
inicial con cierta duda).
Completemos el trabajo con otra tanda
de publicidad
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Como complemento a la
información mostrada, y sacada de Efemérides sobre Villamartín, de
Manuel Vidal, comentar que:
· Son nombrados guardias
municipales para mantener el orden durante los días de feria, los vecinos Mateo
Jiménez Chacón, Antonio García Ríos y Antonio Delgado Morales, con el jornal
diario de 5 pesetas.
· Se subvenciona con 500
pesetas a Francisco Martín Gutiérrez, vecino de Prado del Rey, por haber
levantado el redondel donde se celebraron las capeas.
· Los gastos ocasionados por
los festejos de feria se elevaron a 2898,50 pesetas.
Bibliografía
Periódico La Unión de 17
de septiembre de 1927.
Varios autores. Villamartín.
Imágenes de un Siglo I, II y III.
Vidal Jiménez, M. Efemérides
sobre la M. N. y M. L. Villa de Villamartín. Inédito.
© del texto, Pedro Sánchez Gil,
salvo entrecomillados de Pineda y F. M.
© de las imágenes, Ramón de la
Rosa y La Unión.
© de la publicación «Villamartín.Cádiz Blog de
Pedro Sánchez»
[1] La Unión
fue un periódico español publicado en la ciudad de Sevilla entre 1918 y 1939. A
lo largo de su historia conoció varias épocas, convirtiéndose a posteriori en
un importante órgano del movimiento carlista (Wikipedia).
[2]
Festividad de San Mateo.
[3] La
actual plaza del Ayuntamiento.
[4] Conocido
tradicionalmente como La Alameda, al final de la calle del Santo.
[5] No tengo referencia de ningún paseo denominado así. En el mismo artículo del periódico presenta un anuncio de «La Palmera, gran comedor situado en el real de la Feria, por la plaza de toros» y más adelante podremos leer: «La Palmera, especie de bonito recodo, enclavado en el corazón mismo del real de la feria…». Hay una fotografía de esa época con una palmera solitaria al final del Camino del Matadero a la Tenería, futura avenida de la Feria. Pienso que ese podría ser el lugar, como ratifica Pineda en posteriores suplementos de La Unión.
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