Hoy, 18 de julio de 2020, se cumplen 84 años desde el golpe de estado que
tuvo lugar en España en esta misma fecha de 1936. El análisis detallado de ese
día y esas primeras horas en Villamartín, lo realizó Fernando Romero Romero en
su libro República, Guerra Civil y represión en Villamartín (1931-1946),
como siempre con rigor y precisión. He tomado de su libro exclusivamente esas
primeras horas, del apartado «El triunfo del golpe. Días de incertidumbre». No
pretendo con ello conmemorar nada, simplemente traer a mi blog, coincidiendo
con ese aniversario, ese momento, ya lejano, vivido en nuestro pueblo.
…………………………
«Los puestos de la Guardia Civil recibieron orden de sublevarse, pero la
respuesta no fue uniforme en todos los
municipios de la Sierra de Cádiz. Mientras unos comandantes de puesto
—los menos— permanecían leales a la República y cooperaban con las autoridades civiles en la conservación del
orden público y defensa de la legalidad constituida, otros optaron por secundar la sublevación declarando el
estado de guerra o simplemente
permanecieron a la expectativa hasta que se clarificase la confusa situación inicial y en espera de la evolución de los
acontecimientos. Según la "Recopilación de datos y antecedentes relacionados con la historia del Glorioso
Movimiento Nacional" que redactó el comandante de Puesto en
1940, Villamartín "quedó afecto a la Causa Nacional
desde la iniciación del Movimiento, en virtud de la imposición firme y resuelta
del destacamento de la Guardia
Civil, en él destinado, que se hizo dueño de la situación y garantizó la vida ordinaria de su
vecindario". Pero la
actuación de los guardias de Villamartín no fue en los primeros momentos
tan
"resuelta y belicosa" como sostenía aquel informe. El 18 de julio permanecieron acuartelados,
mientras el Ayuntamiento frentepopulista
disponía medidas para impedir el triunfo de la sublevación en el pueblo
y para prevenir que los golpistas se
hiciesen con el control de la situación. Mientras algunos miembros de la Comisión Gestora viajaban en un automóvil a El Bosque para entrevistarse con el dirigente de Izquierda Republicana
Santiago Pérez y Fernández de Castro, en el pueblo se formaron patrullas urbanas que practicaron registros
domiciliarios para requisar armas blancas y
de fuego. Según Pedro Montesino
Moreno, que entonces era el jefe de la
Guardia Municipal, "los obreros recogían
las armas por disposición del gestor Francisco Herrera Parra, jefe del Partido Comunista, a fin de defender la República, que
corría riesgo porque
los fascistas trataban de apoderarse del poder y que así lo habían dispuesto de Cádiz y seguramente
por orden del
gobernador civil". El
objetivo de los registros era desarmar
a la derecha local. Eran conscientes
de que la progresiva radicalización de la derecha la hacía proclive a
apoyar el golpe contra el gobierno de Frente Popular y por eso era necesario
incautarse de todas las armas, de caza y para defensa personal, que tuviesen en
sus domicilios e impedir cualquier concentración que les permitiese organizarse
para ganar el pueblo desde dentro para los sublevados. Para ello se organizaron
servicios de vigilancia y patrullas formadas por guardias municipales y
voluntarios armados con escopetas de caza que recorrieron el casco urbano, destrozando
el alumbrado público y disparando en todas direcciones para atemorizar e
impedir que saliese el personal de derechas.
Esa noche no hubo una violencia sistemática contra los vecinos de derechas,
pero se produjeron incidentes y agresiones aisladas que sólo ocasionaron daños
materiales. Fueron asaltados, saqueados e incendiados los domicilios de
Francisco Romero Morales y Vicente de los Ríos Trujillo (c/ García Hernández [actual calle del Santo] nº
12 y 14). La familia de los Ríos había sido representativa de la política
liberal durante el régimen de la Restauración, si bien se abstuvo de intervenir
en la política local durante la República. El industrial y propietario agrícola
Francisco Romero fue jefe de la UP [Unión Patriótica] durante la Dictadura del
general Primo de Rivera y había tomado parte en la organización de la agrupación
local de FE [Falange Española]. Ambas mansiones, que para la masa obrera
simbolizaban el poder de la burguesía terrateniente, estaban desocupadas la
noche del 18 de julio y fueron saqueadas en presencia de una multitud
congregada en la calle. Algunos edificios próximos fueron desalojados por temor
a que fuesen afectados por el incendio. Pedro Jarava salió de su domicilio (c/ García Hernández n° 58) y observó desde
la calle cómo ardían los dos edificios, hasta que vio dirigirse hacia él varios
obreros armados que le dispararon sin hacer blanco y volvió a entrar.
El tabernero Ramón Morales Andrades pudo observar los incendios desde su balcón
en la Plaza de la República. Cuando a
las dos de la madrugada vio que los revoltosos se dirigían a la suya y oyó
decir a los concentrados en la plaza
"que había que matar a Ramón Morales", salió por una ventana
trasera y escapó por los tejados. Los revoltosos hicieron varios disparos
contra la fachada, franquearon la puerta, insultaron a la madre del huido y
causaron daños y destrozos valorados por el propietario en dieciocho mil
pesetas: "la saquearon llevándose
ropas, alhajas y dinero, rompiendo las estanterías, mesas, sillas y botellas
del establecimiento, dejando abiertos los grifos de los barriles derramando el
vino"'. Morales estuvo refugiado en Espera hasta el 21 de julio.
El
grupo que se dirigía al domicilio del abogado Fernando Romero Vega (c/ García Hernández n° 41) fue detenido por
el socialista Fernando Casanova Ramírez, que les impidió la entrada diciendo "que se marcharan de allí y que al
menos por aquella noche lo respetaran".
La identificación de la derecha política con la Iglesia Católica hizo
frecuente que la izquierda atentase contra edificios, imágenes y otros
elementos religiosos por interpretarlos como símbolos de los sublevados. En ese
contexto debe entenderse la tentativa de incendiar, también la noche del 18 al
19 de julio, la Iglesia de Santa María de las Virtudes; tentativa que no se
consumó por temerse el desplome de la torre sobre la sede de Izquierda
Republicana».
……………
El lector que lo desee puede completar la lectura de estos cruciales días
en el citado libro, disponible en la web en este «enlace».
Bibliografía.
Romero Romero, F.: República, Guerra Civil y represión en Villamartín
1931-1946.
Ayuntamiento de Villamartín, 2008.
Fotografías:
Fernando Casanova (Col. de la familia). Parador del Sol (Col. Jesús Mozo,
posiblemente del fotógrafo Ramón de la Rosa Romero).
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