Una
colaboración para este blog de Manuel Vidal Jiménez.
El
lector puede ver y descargar una biografía más amplia en este «Enlace».
El pasado 5 marzo, tras 93 años y dos meses de vida, fallecía en
el hospital Virgen de las Montañas de Villamartín don José Manuel Álvarez
Benítez. A pesar de ser ordenado sacerdote ya con 30 años, su longevidad le ha
permitido completar 63 años de vida pastoral y 53 como párroco (titular o
emérito) de la Iglesia Mayor de Santa María de las Virtudes de Villamartín,
porque hasta unos días antes de su fallecimiento mantuvo su actividad religiosa.
A modo de introducción, y antes de acometer su apasionante biografía,
concretemos lo que pudieron ser la decena de fechas claves en su longeva vida
eclesiástica:
● Ordenación sacerdotal: 17 de junio de 1956.
Primera misa el 18.
● Primeras parroquias: Lora de Estepa (1956) y
Casariche (1958).
● Su llegada a Villamartín: Julio de 1966.
● Ingresó en la Real Academia de San Dionisio: 1997.
● Su gran ilusión, coronar a la Virgen de las
Montañas: 1985.
● Hermano Mayor Honorario e Hijo Adoptivo de la
Villa: 1991.
● Bodas de Oro sacerdotales: Junio de 2006.
● Consagración y dedicación del nuevo templo del
santuario de las Montañas: 2006.
● Nombramiento como Canónigo Honorario del Cabildo
de la Catedral de Jerez: 2010.
● Relevo como párroco titular y nombramiento como
párroco emérito: 2015.
Don José Manuel nació
el 6 de enero, día de Reyes, de 1926 en Marchena (Sevilla), ciudad donde
transcurrió su niñez. Allí aprendió las primeras letras en un colegio de
monjas, en el que estuvo hasta su primera comunión en 1933, fecha a partir de
la cual pasó a una escuela pública, continuando posteriormente el bachillerato
en una academia privada. Al no poder desplazarse fuera de su pueblo para
continuar sus estudios, a los 14 años de edad hizo unas oposiciones y trabajó
en un banco hasta los 18. En el espacio de tiempo que transcurrió entre su primera
comunión y los 18 años, su formación religiosa corrió a cargo de sus padres; desde
muy pequeño tomó parte en todos los movimientos religiosos que había por
entonces en su parroquia. (02-Iglesia de Santa María de la Mota en Marchena (Sevilla). José Luis
Filpo Cabana.)
A los 18 años, en el curso de unos ejercicios espirituales,
decidió hacerse sacerdote, ingresando en el Seminario Diocesano de Sevilla. Los
primeros pasos de su formación tuvieron lugar en Bonanza para culminar en San
Telmo. El 17 de junio de 1956 fue ordenado sacerdote en el trascoro de la catedral
de Sevilla y al día siguiente, 18 de junio, celebró su primera misa ante la
Virgen de la Soledad de su Marchena natal. (Junto a sus compañeros de promoción.)
Tras su paso por Lora de Estepa, donde estuvo de párroco durante
dos años, a la vez que ayudaba a la parroquia de San Sebastián, de Estepa, fue
trasladado a Casariche (Sevilla) donde permaneció los ocho siguientes, durante
los cuales llevó a cabo una intensa actividad de apostolado e incluso llegó a
formar parte de un grupo que montó una academia donde estudiaron el
bachillerato y el magisterio muchos jóvenes. En junio de 1966, el arzobispo de
Sevilla don José María Bueno Monreal se puso en contacto con él y le dijo: «La Iglesia necesita que tú aceptes la
parroquia de Santa María de las Virtudes de Villamartín», que acababa de
quedar sin párroco por la muerte de don Manuel Jiménez Sutil, y por obediencia
al prelado aceptó, tomando posesión de ella el 16 de julio, festividad de la
Virgen del Carmen. (Parroquia Ntra Sra de la Encarnación-Casariche-Destino
Sevilla Rural.)
Se encontró con un pueblo que, aunque en franca expansión, era
muy distinto al actual. La gente vivía económicamente peor que hoy. Desde la rotonda
de la Farola, hacia abajo, partía una calle donde se levantaban más de un
centenar de chozos que se extendían hasta el cementerio (Fuentezuela), a los que
se sumaba una decena repartida por El Coladero, El Barrero y Los Areniscos,
chozos de paja que no contaban más que con un camastro y cuatro sillas. Eran
también momentos difíciles para la Iglesia. Meses antes Pablo VI había
clausurado el Concilio Vaticano II en el que se habían estudiado muchos de los
problemas que la afectaban. En este contexto histórico de dificultades y para
conducir al pueblo de Villamartín por los cauces postconciliares, llega don
José, una figura recta, íntegra y cabal, con una personalidad definida, del que
es necesario hacer su semblanza bajo la triple faceta de sacerdote, párroco y hombre.
(Posiblemente
una de las primeras misas de don José Manuel en Villamartín. Col. Juan Sánchez.)
Como religioso una
sola frase lo resume todo: «Siempre fue
un sacerdote ejemplar». Los que fuimos sus feligreses, siempre le vimos
dispuesto a todo, de día y de noche, sin consideraciones de clases sociales,
sin miras ni distinciones de estamentos, sin distingos de ideas políticas,
siempre al pie del cañón. Dirigió la Iglesia de Villamartín con acusada
personalidad y trató de enseñar a su grey el Evangelio con el máximo interés,
aun a sabiendas de que muchas veces sus palabras caían en el vacío. Sus
homilías siempre fueron sencillas y claras, porque siempre habló a sus
feligreses de forma que le entendieran: homilías llenas de contenido, de
espíritu abierto y vivencias a veces apasionadas, dirigidas a los sentidos con
ideas llenas de fuerza para la mente y el corazón. (Romería de 2009. José Antonio Piña.)
Y dentro de su sacerdocio hay que destacar su enorme espíritu
mariano. Y aquí en Villamartín y sus alrededores, todos supimos de su amor a
María bajo esa advocación sublime de las Montañas. Impulsó la peregrinación y
la romería, en 1982 fue su pregonero y en 1983 logró que la citada ermita fuera
incluida dentro del grupo de santuarios para lucrar el Jubileo de la Redención,
que en 1987 fuera declarada Centro de Peregrinación Mariana, que en 1994 se
celebrara en ella el Año Internacional de la Familia y en octubre de 1999 el
obispo de la Diócesis, don Rafael Bellido Caro, decretara que el
Santuario de las Montañas fuera Templo Jubilar desde diciembre de 1999 hasta
enero del 2001. Fortaleció la novena de la Virgen de las Montañas,
implantó los cultos en su ermita a lo largo del mes de mayo e incluso en 1979
publicó un folleto con la novena adaptada al documento Marialis Cultus de Pablo
VI. (José
Antonio González Pavón, alcalde, y Jesús Mozo Gutiérrez, hermano mayor
acompañan a nuestro párroco en la romería de 1996.)
Supo recoger el sentir del pueblo de Villamartín y de su
hermandad y el 8 de septiembre de 1984 planteó al Sr. Obispo de la diócesis el
gran deseo de la feligresía de coronar a su Virgen de las Montañas, lo que se
hizo realidad el 1 de septiembre de 1985, fecha en la que el pueblo vibró de
emoción al ver cumplidos sus deseos cuando la imagen era coronada por el Sr. obispo
de la diócesis don Rafael Bellido Caro en la plaza del Ayuntamiento, en
presencia del pueblo, de su párroco y de muchos paisanos que desde lugares
lejanos acudieron aquel día para honrar a su Virgen. Era la primera coronación
canónica que se realizaba en la recién nacida diócesis de Asidonia-Jerez y creo
que la primera y única realizada por aquel obispo. Fueron hechos inenarrables,
que quedaron grabados en el recuerdo. (Coronación Canónica de las Montañas por el obispo don
Rafael Bellido y don José Manuel. Septiembre de 1985. Juan Carlos Holgado
Bernal.)
El 15 de agosto de 1987 y con motivo de la proclamación del Año
Mariano por Juan Pablo II, promovió una peregrinación al santuario de las
parroquias del Arciprestazgo, quienes el 3 de septiembre de 1988 proclamaron a
la Santísima Virgen de las Montañas Madre
y Abogada especial de la Comarca, y ese día el mismo Ayuntamiento de
Villamartín, a instancias del pueblo y con su ayuda, la nombraba Alcaldesa perpetua de la Villa y prendía
en su pecho el más preciado galardón que podía conceder: la Medalla de Oro de la Villa. (El alcalde
Carlos Holgado entrega a la Virgen la vara de mando de la Villa en la parroquia
de las Virtudes. Ferjun.)
Y ese amor a la Santísima Virgen le llevó a peregrinar con sus
feligreses a numerosos santuarios marianos. Lourdes, Fátima, Guadalupe, El
Pilar, Covadonga, La Oliva, Los Remedios, Regla, etc., son testigos de ello. E
incluso más allá de nuestras fronteras. Personalmente jamás podré olvidar el 6
de octubre de 1982, día en el que por pura casualidad fui testigo de excepción
del momento en que don José Manuel, con la emoción reflejada en el rostro,
entregaba la medalla de la Hermandad de las Montaña a S.S. Juan Pablo II,
momento sublime que incluso tuve la gran suerte de recoger en una fotografía. (Entrega de la
Medalla de la Hermandad, por parte de don José Manuel al papa Juan Pablo II. 1982.
Manuel Vidal Jiménez.)
Ni tampoco podré olvidar aquella peregrinación a Tierra Santa
bajo el lema «con la Virgen de las
Montañas peregrinamos a la casa de María en Nazaret», aquel 29 de marzo de
1989 cuando el grupo de peregrinos depositamos el cuadro de nuestra Virgen en
la cripta de la Basílica de la Anunciación, y sobre todo aquel momento en el
que con don José Manuel nos despistamos del grupo y con Federico Chacón y mi esposa
Mary nos adentramos en la casa donde vivió María dos mil años atrás a pesar de
las protestas del franciscano que nos seguía. Ni olvidaré la oración en el
pesebre de Belén. (Abril de 1989, un grupo de peregrinos de Villamartín y Bornos visitan
los Santos Lugares. Muro de las Lamentaciones. Manuel Vidal Jiménez.)
Como párroco su labor
fue más que fecunda, involucrando en ella a un nutrido grupo de feligreses. Dos
meses antes de su llegada había fallecido su antecesor en el cargo, don Manuel
Jiménez Sutil, un sacerdote de imborrable recuerdo que, por su larga
enfermedad, no pudo ni tuvo tiempo de resolver algunos problemas que acuciaban
a la parroquia de Santa María de las Virtudes, a las iglesias de las Angustias
y San Francisco, así como otros concernientes a las hermandades de las que sólo
existían cinco, que se limitaban a sacar los pasos a la calle en Semana Santa;
a las Conferencias de San Vicente de Paúl que se dedicaban a la visita y
asistencia a enfermos y ancianos pobres; a la Hermandad Sacramental, que se
limitaba a la procesión del Corpus y la sección Adoradora Nocturna de hombres. (Con Sebastián
Pavón, secretario de la hermandad de las Montañas, y Rafael Benjumea, pregonero
en 2010.)
Ante este panorama, se lanzó a visitar a los enfermos; inició
reuniones de catequesis en algunas escuelas, en la parroquia e incluso en el
matadero municipal, donde llegó a celebrar durante algún tiempo la Santa Misa
en un intento de acercarle a los sectores más deprimidos; creó más tarde de una
forma más estable la catequesis y una escuela de alfabetización; inició los
cursillos prematrimoniales, surgió también un club para la juventud en la
Avenida y creó la Junta Parroquial y el denominado Consejo de Pastoral y más
adelante el Consejo Local de Hermandades y Cofradías. Anualmente la citada
Junta Parroquial celebraba una asamblea en la que se exponía el estado de
cuentas, lo proyectos y realizaciones, que fueron muchas a lo largo de los 49
años bajo su mandato, algunas de las cuales se citan a continuación: (Carroza del
Club de la Juventud. Col. Jesús Mozo Gutiérrez.)
1.- Conferencias de San Vicente de Paúl
Desde 1920 se dedicaban exclusivamente a la asistencia de
enfermos pobres. En 1970 se vio la necesidad de acabar con las mencionadas
chabolas, fue lo que se denominó «Operación
Chozos», lo que dio lugar a un nuevo impulso de las Conferencias que, sin
olvidar la primitiva atención, se lanzaron junto con el Ayuntamiento, a la
construcción de viviendas para personas humildes. Así surgieron 9 en calle
Huelva, 4 en calle de la Palma (frente al matadero), 10 en Bellavista San José
(cerro de los Carnero) y 6 en la Fuentezuela. Se construyeron las viviendas
para el coadjutor, sacristán y el salón parroquial; se adquirió la casa de la
calle Taller sita frente a la del coadjutor y se instaló el archivo parroquial.
También las Conferencias, a partir de la década de los setenta, contribuyeron
al mantenimiento del edificio del asilo de ancianos de Santa Isabel y del
Molinillo. (Patio
de vecinos de las nueve casas construidas en la calle Huelva por Las
Conferencias. Pedro Sánchez.)
2.- Restauración
de templos e imágenes
Entre 1967 y
1983 se arregló en la parroquia, se dotó de nueva instalación eléctrica tanto
en el interior como en el exterior y de un equipo de megafonía. En 1990 se
adecentó la torre, se arregló la capilla bautismal y se abrió una capilla para
el Simpecado de la Virgen de las Montañas. Igualmente se pavimentó el atrio. A
lo largo de 1993 aparecieron unas grietas que afectaban sobre todo a la parte
más antigua del templo, la parte mudéjar, grietas que hacían peligrar su
estructura. Las gestiones realizadas ante los organismos oficiales, resultaron
negativas al no encontrarse declarado como Monumento Histórico Artístico, por
lo que se hizo una llamada al pueblo para que tomase conciencia de la realidad.
Los vecinos, como en otras ocasiones de la historia, aunando esfuerzos y
sacrificios y bajo el lema «no la dejes
caer», decidieron su colaboración. El 1 de agosto de 1994, la constructora
local INCOTESA inició las obras. El pueblo respondió en gran medida, de forma
que, los 50 millones de pesetas que importó la obra fueron aportados, casi en
su totalidad, por los feligreses. El 18 de diciembre de 1995 el Sr. obispo de
la Diócesis don Rafael Bellido Caro procedió a reinaugurar el templo
restaurado. En 1998, con ocasión de celebrarse el 4.º Centenario del Patronazgo
de Santa Ana, se restauraron las imágenes de la Santa Patrona y de la Virgen
Niña. (Importantes
obras realizadas en la parroquia entre 1994 y 1995. Pedro Sánchez.)
En el año 2000
el Ayuntamiento arregló la cubierta del crucero interior de la torre, la parte
posterior del templo y se llevó a cabo una limpieza de la piedra; en el 2010 se
realizaron obras de restauración en la torre y en el 2015 se hizo un estudio
geológico que detectó la debilidad de los estratos del hastial e incluyó
técnicas muy novedosas de refuerzo de los cimientos. En 1975 se restableció el
culto en las Angustias, adecentándola adecuadamente y se pavimentó. Su
sacristía se habilitó para reuniones, cursillos y entrevistas. Igualmente se
reparó el templo de San Francisco, su fachada, la espadaña y se dotó de nueva
instalación eléctrica, obras en las que contribuyó de una forma especial el IRIDA,
templo en el que en el 2009 se realizaron nuevas reformas. En 1970, en un
intento de atender a una barriada que crecía a pasos agigantados, se abrió la
capilla del Ranchito, lo que conllevó también algunas obras, una capilla que
durante un tiempo fue de gran utilidad. (Iglesia de San Francisco tras las obras de mejora. Pedro
Sánchez.)
3.- Restauraciones varias
En 1970 se
restauró la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, así como los cuadros de la
Inmaculada y Santa Ana. En 1989 se restauró la Custodia con ayuda de la Sección
Adoradora Nocturna Femenina, y también la imagen de la Virgen de las Virtudes,
a cargo de la Hermandad del Resucitado. Punto culminante fue la restauración en
1989-90 del retablo altar mayor de la parroquia, que realizaran los cordobeses
Francisco Dionisio de Ribas y su hijo Francisco Antonio, a cargo de la Junta de
Andalucía. En 1993 se restauró la imagen de la Virgen de las Angustias, trabajo
realizado por Alfredo Grande de León e Inmaculada Espinosa Vargas. Junto a
estas restauraciones, la Iglesia se ha enriqueció con un lienzo de la Virgen de
Guadalupe, donado por el mismo don José Manuel, así como por la adquisición de
una imagen de San Nicolás de Bari y otra del Niño Jesús para Navidad y
numerosos enseres litúrgicos: colgaduras de damasco, lámparas, un armonio para
las Angistias, etc.
4.- Hermandades
y Cofradías
A su llegada
vio que las hermandades no tenían actividad cofrade ni estaban reconocidas por
la jerarquía eclesiástica. En 1970 suscribió reglas la Hermandad de Nuestro
Padre Jesús Nazareno; se reorganizaron en 1975 la Borriquita y el Resucitado, y
emergió con pujanza la Quinta Angustia. Pero no todo fue un camino de rosas. Un hecho que marcó el devenir de la Semana Santa fue la decisión
que tomó en 1986 de suprimir las procesiones y proceder a su reorganización.
Difícil decisión cuyos frutos no se dejaron esperar. En 1995 se refundó la Hermandad del Santo
Entierro y Soledad, se celebró el 75 aniversario de la Hermandad de Jesús
Nazareno, se constituyó el Consejo Local de Hermandades y Cofradías; en 1999 se
conmemoró el 50 aniversario de la Hermandad de N. P. Jesús de la Paz y de la
Caridad y se bendijo la nueva imagen de Jesús yacente de la Hermandad del Santo
Entierro y en el 2014 surgió la Agrupación Parroquial de N. P. Jesús de la
Misericordia, que establecería su sede en la capilla de la Coronación. (Don José Manuel
con miembros de la Junta de Gobierno de la hermandad de las Montañas Septiembre
de 1988. Ferjun.)
Capítulo
especial merece la Hermandad de las Montañas, que con ardor y profundo sentido
mariano, culminó el mayor deseo de Villamartín: la Coronación Canónica de la
Virgen. Para ello, se realizaron grandes obras en la ermita: se construyó un
depósito de agua, servicios higiénicos, se le dotó de agua, luz y electricidad
y teléfono. Y como compromiso de la Coronación, surgió la construcción de una casa
de espiritualidad, obra iniciada en abril de 1987. El 8 de septiembre de 1998, don
José anunció la construcción de un santuario con el que honrar a la Santísima
Virgen en el tercer milenio, obras que culminaron el 2006 con la consagración y
dedicación, acto presidido el 1 de septiembre por el obispo de la Diócesis don
Juan del Río Martín. (El domingo 29 de agosto de 1999 se procedió a la
bendición y colocación de la «primera piedra» del nuevo templo del santuario de
las Montañas. Pedro Sánchez.)
5.- Pastoral
La catequesis
fue preocupación constante desde su llegada. Iniciada con los niños en el
templo parroquial, en escuelas y en algunos almacenes, bien pronto la extendió
a otros sectores, surgiendo paulatinamente los grupos de preparación para el
bautismo, primera comunión, confirmación y matrimonio. Los enfermos no sólo
recibían los sacramentos sino que también se venía realizando un acto
comunitario para ellos en la capilla del Hospital de Santa Isabel. Anualmente
en la Cuaresma se llevaban a cabo conferencias cuaresmales, el vía crucis y se
facilita el sacramento de la penitencia. Los actos litúrgicos de la Semana
Santa se celebraban con el máximo esplendor, así como las novenas a la Virgen
de las Montañas, la Inmaculada, etc. Si bien la Adoración Nocturna Masculina
venía funcionando desde el año 1942, en diciembre de 1977 se creó la sección de
mujeres, y en 1982, la de juveniles-mixta. Recordemos su labor callada pero
eficaz en el instituto Castillo de Matrera, a través de sus clases de Religión
y Moral Católica, sin olvidar tampoco sus programas radiofónicos y televisivos
«Dios también quiere hablar» e «Iglesia al día» que durante largo
tiempo se mantuvieron en antena. (Villamartín Cofrade ofreció a través del canal de
Youtube un gran número de vídeos bajo el título Iglesia al día.)
Como sacerdote
al frente de una feligresía, don José Manuel mantuvo una intensa relación
institucional con todas las administraciones y poderes públicos, principalmente
locales, pero también provinciales. Tras su llegada al pueblo en 1966, y
siguiendo la norma del régimen anterior, es invitado a todos los actos
políticos que tienen lugar en Villamartín: inauguraciones, tomas de posesión de
los alcaldes y otros cargos, visitas de autoridades, exposiciones,
presentaciones de libros, entrega de diplomas, festejos, aniversarios…, a los
que acude en calidad de párroco. (Entrega de las 170 viviendas de Matrera. 1972. José
Jiménez González.)
Con la
llegada de la democracia, disminuye esta actividad institucional pero mantiene
una muy buena relación con los cinco alcaldes electos con los que ha
coincidido. Se podrían nombrar bastantes ejemplos de colaboraciones
Iglesia-Ayuntamiento, en el que la primera cede sus edificios y dependencias
para actos civiles y el segundo colabora sistemáticamente cuando se le pide
ayuda para la organización y desarrollo de innumerables actos que están en la
mente de todos: romería, Semana Santa, celebraciones… Sin duda, desde su llegada se integró plenamente en Villamartín y su
Iglesia, hasta el punto de que muchas veces se le ha oído decir «Mi relación con la Parroquia es como la de
un padre con sus hijos». (Agosto de 2007, pregón en
el nuevo templo del santuario de las Montañas. El alcalde José Luis Calvillo
entre don José Manuel y don Luis Piñero.)
Finalmente
como hombre, hay que decir que don José Manuel fue una persona de auténtica
fe y esperanzado en el futuro de la Iglesia de Villamartín, a pesar de las
dificultades y problemas que le fueron surgiendo a diario. Se le tachó de «duro
y adusto», quizá confundiendo en ocasiones estos términos con los de rectitud e
integridad, tan necesarias en un hombre de Iglesia en los momentos en que
vivimos. Y qué decir cuando tantas y tantas veces nos llamó la atención en los
actos litúrgicos, a muchos de los cuales sólo acudían algunos feligreses en los
bautizos, comuniones, bodas o entierros. Criticamos su actitud olvidando la
postura de Cristo en el Templo cuando despidió a aquellos mercaderes que lo
profanaban diciendo «Mi casa es casa de
oración». Y al hacer un bosquejo de su trayectoria a lo largo de estos 49
años de párroco, el pueblo reconoce sus cualidades de hombre de bien, lo que
motivó que en julio de 1991, la Hermandad Ntra. Sra. de las Montañas lo
nombrara Hermano Mayor Honorario y en
julio del mismo año se congregó a su alrededor para celebrar los 25 años de
estancia como su párroco. En octubre
del mismo año el Ayuntamiento de Villamartín, tratando de mostrarle también su
admiración por su excelente trayectoria, así como su afecto y respeto, lo
nombró Hijo Adoptivo de la Villa. (Agosto de 2007, pregón en el nuevo templo del santuario
de las Montañas. El alcalde José Luis Calvillo entre don José Manuel y don Luis
Piñero.)
En 1992, con
motivo de sus bodas de plata como párroco de Santa María de las Virtudes, la
Caja de Ahorros San Fernando publicó su libro Villamartín a vista de párroco, obra a la que él califica como unos
«apuntes sobre Villamartín y la historia
y devoción a la Virgen de las Montañas», obra a la que siguieron en 1998 la
titulada Villamartín cuatro siglos
después, en la que recoge el decurso de la historia del Patronazgo de Santa
Ana cuando se cumplían cuatrocientos años de aquella efeméride. En el 2001 la
titulada Testigo, una auténtica guía
histórico-turística del templo de Santa María de las Virtudes, en el que recoge
la vivencia de quien, durante más de cuarenta años, día a día, ha vivido, ha
respirado, ha sentido en lo más hondo de su ser «el hálito» de aquel lugar.
El 18 de noviembre de 1997 ingresó como académico correspondiente
en la Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras de Jerez de la
Frontera. Desde su llegada a Villamartín participó con sus escritos en el Libro
de Feria y formó también parte del consejo de redacción de la revista Almajar, sin
olvidar sus colaboraciones con el grupo Publicaciones del Sur. En noviembre de
2001 fue nombrado arcipreste del Arciprestazgo de Arcos y por decreto del obispo
fue elegido miembro del Colegio de Consultas de la Diócesis. En junio del 2006
celebró sus bodas de oro sacerdotales, cuando se cumplían cuarenta años como
párroco de Santa María de las Virtudes, acto que tuvo lugar en la nueva basílica
de las Montañas, la ilusión de su vida. Al terminar el acto litúrgico, le fue
impuesta la medalla de oro de la Hermandad de las Montañas. (Don José Manuel
celebró sus bodas de oro sacerdotales concelebrando una misa solemne con
sacerdotes nacidos en Villamartín y titulares de parroquias de la provincia.
Pedro Sánchez.)
Pero los años no pasan sin dejar huellas. En el 2010, cuando
contaba con 84 años de edad y los achaques de la vejez empezaban a dejar
secuelas en su organismo, fue nombrado canónigo honorario del Cabildo de la
Catedral de Jerez por los servicios prestados a la Iglesia. El relevo en la Parroquia
parecía estar próximo aunque no ocurriría hasta cinco años después cuando el 13 de enero
del 2015 el obispo de la diócesis Asidonia-Jerez, Monseñor don José Mazuelos Pérez, nombrara párroco de
Santa María de las Virtudes a don Francisco Javier Varela Figueroa, siendo
nombrado don José Manuel párroco emérito
y rector del Santuario de Ntra. Sra. de las Montañas, relevo que se hizo
efectivo el 31 del mismo mes. (Misa de acción de
gracias, de reconocimiento a los largos años de servicio parroquial de don José
Manuel y lectura del acta del nombramiento del nuevo párroco. Pedro Sánchez.)
Como comentaba al principio de este
artículo, en el paso de la madrugada al amanecer del día 5 de marzo de 2019,
don José Manuel expiró rodeado de sus seres queridos. Aunque él no gustaba
mucho de las redes sociales (tampoco las desestimaba), la noticia corrió con
rapidez por los actuales medios de mensajería, llegando de forma instantánea a
miles de teléfonos móviles el comunicado emitido desde sus cercanías: «Don José Manuel Álvarez Benítez acaba de
fallecer. Durante la mañana se avisará de cuando se abrirá la parroquia para
que todo el pueblo de Villamartín pueda pasar por la capilla ardiente a
despedirse del que ha sido su cura durante 50 años. ¡Qué Dios lo acoja en su
Reino!». Pronto responde nuestro Ayuntamiento emitiendo un decreto para «Declarar luto oficial desde el 5 al 7 de
marzo, mostrar las condolencias de este Ayuntamiento y de todos los vecinos de
Villamartín a la familia y allegados del fallecido». A media mañana se
instaló la capilla ardiente a los pies del altar mayor de la parroquia, presidido
por la imagen de Nuestra Señora de las Virtudes, que pronto se vio colmado de
coronas de flores ofrecidas por instituciones, familiares, empresas, allegados…
Hasta la tarde-noche se sucedieron el rezo del Santo Rosario y las misas
oficiadas por sacerdotes que acudieron a mostrar su pesar. Hacia la media noche
culminó el turno de presencia con el oficio de lectura correspondiente al 5 de
marzo de 2019 con las oraciones y
peticiones correspondientes por el alma de don José Manuel Álvarez, presbítero.
(Capilla
ardiente instalada en la mañana del 5 de marzo en la parroquia, a la que acudió
el pueblo de Villamartín durante todo el día hasta la media noche.)
El día 6, Miércoles de Ceniza, según comunicado
emitido por la Delegación Diocesana del Obispado «Monseñor José Mazuelos Pérez, obispo de Asidonia-Jerez, presidirá el
funeral que, en la parroquia de Santa María de las Virtudes de Villamartín,
tendrá lugar desde la 10:30 horas para despedir al sacerdote diocesano José
Manuel Álvarez Benítez». Tras la solemnidad del multitudinario acto
religioso, concelebrado por unos cuarenta sacerdotes, se procedió a trasladar
el cuerpo de don José Manuel al santuario de Nuestra Señora de las Montañas
donde, en acto íntimo, se procedió a su inhumación en el columbario del mismo.
Esta es en definitiva, la semblanza del Ilmo.
y Rvdo. Sr. don José Manuel Álvarez Benítez, el sacerdote de más largo curato
registrado en los anales de la Parroquia de Santa María de las Virtudes de
Villamartín, al que se puede aplicar el dicho de la Sagrada Escritura «El recuerdo del justo es perpetuo, sus
buenas obras le acompañarán siempre».
Manuel Vidal
Jiménez
Anexo fotográfico
Don José Manuel bendiciendo los anillos de M.ª Antonia Toro y Manolo
Vidal en sus bodas de oro. 2010.
Durante el acto de imposición de la Medalla de Oro
de la hermandad a Jesús Mozo. Mayo de 2006.
Acto de consagración y dedicación del nuevo templo
del santuario de las Montañas. Septiembre de 2006. Pedro Sánchez.
Durante la presentación del libro dedicado a la
Virgen de las Montañas, junto a los autores del mismo. 2011. José A. Piña.
Con la coral Jaire. Junio de 2011. Col. Andrés
Alpresa.
A las puertas de los Jerónimos (Lisboa).
1970. Col. Manuel Vidal Jiménez.
Don José, con atuendo de canónigo de la catedral,
acompañado de don Luis Piñero y don Iván Carrera tras la inauguración del
Sagrado Corazón. Mayo de 2010.
Acto en la Plaza con motivo del XXV aniversario de
la Coronación. Septiembre de 2010. Pedro Sánchez.
Con Pedro Sánchez, coordinador y autor del libro La Virgen de las Montañas. Junio de 2011.
Imagen n.º 1: Ferjun. Col. Retratos.
@ del texto, Manuel Vidal Jiménez.
@ de las imágenes, lo citado en los pies
de foto.
@ de la publicación «Villamartín.Cádiz Blog dePedro Sánchez».
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