martes, 12 de marzo de 2019

Biografía de don José Manuel Álvarez Benítez


Una colaboración para este blog de Manuel Vidal Jiménez.
El lector puede ver y descargar una biografía más amplia en este «Enlace».
El pasado 5 marzo, tras 93 años y dos meses de vida, fallecía en el hospital Virgen de las Montañas de Villamartín don José Manuel Álvarez Benítez. A pesar de ser ordenado sacerdote ya con 30 años, su longevidad le ha permitido completar 63 años de vida pastoral y 53 como párroco (titular o emérito) de la Iglesia Mayor de Santa María de las Virtudes de Villamartín, porque hasta unos días antes de su fallecimiento mantuvo su actividad religiosa. A modo de introducción, y antes de acometer su apasionante biografía, concretemos lo que pudieron ser la decena de fechas claves en su longeva vida eclesiástica:

● Ordenación sacerdotal: 17 de junio de 1956. Primera misa el 18.
● Primeras parroquias: Lora de Estepa (1956) y Casariche (1958).
● Su llegada a Villamartín: Julio de 1966.
● Ingresó en la Real Academia de San Dionisio: 1997.
● Su gran ilusión, coronar a la Virgen de las Montañas: 1985.
● Hermano Mayor Honorario e Hijo Adoptivo de la Villa: 1991.
● Bodas de Oro sacerdotales: Junio de 2006.
● Consagración y dedicación del nuevo templo del santuario de las Montañas: 2006.
● Nombramiento como Canónigo Honorario del Cabildo de la Catedral de Jerez: 2010.
● Relevo como párroco titular y nombramiento como párroco emérito: 2015.

Don José Manuel nació el 6 de enero, día de Reyes, de 1926 en Marchena (Sevilla), ciudad donde transcurrió su niñez. Allí aprendió las primeras letras en un colegio de monjas, en el que estuvo hasta su primera comunión en 1933, fecha a partir de la cual pasó a una escuela pública, continuando posteriormente el bachillerato en una academia privada. Al no poder desplazarse fuera de su pueblo para continuar sus estudios, a los 14 años de edad hizo unas oposiciones y trabajó en un banco hasta los 18. En el espacio de tiempo que transcurrió entre su primera comunión y los 18 años, su formación religiosa corrió a cargo de sus padres; desde muy pequeño tomó parte en todos los movimientos religiosos que había por entonces en su parroquia. (02-Iglesia de Santa María de la Mota en Marchena (Sevilla). José Luis Filpo Cabana.)

A los 18 años, en el curso de unos ejercicios espirituales, decidió hacerse sacerdote, ingresando en el Seminario Diocesano de Sevilla. Los primeros pasos de su formación tuvieron lugar en Bonanza para culminar en San Telmo. El 17 de junio de 1956 fue ordenado sacerdote en el trascoro de la catedral de Sevilla y al día siguiente, 18 de junio, celebró su primera misa ante la Virgen de la Soledad de su Marchena natal. (Junto a sus compañeros de promoción.)

Tras su paso por Lora de Estepa, donde estuvo de párroco durante dos años, a la vez que ayudaba a la parroquia de San Sebastián, de Estepa, fue trasladado a Casariche (Sevilla) donde permaneció los ocho siguientes, durante los cuales llevó a cabo una intensa actividad de apostolado e incluso llegó a formar parte de un grupo que montó una academia donde estudiaron el bachillerato y el magisterio muchos jóvenes. En junio de 1966, el arzobispo de Sevilla don José María Bueno Monreal se puso en contacto con él y le dijo: «La Iglesia necesita que tú aceptes la parroquia de Santa María de las Virtudes de Villamartín», que acababa de quedar sin párroco por la muerte de don Manuel Jiménez Sutil, y por obediencia al prelado aceptó, tomando posesión de ella el 16 de julio, festividad de la Virgen del Carmen. (Parroquia Ntra Sra de la Encarnación-Casariche-Destino Sevilla Rural.)

Se encontró con un pueblo que, aunque en franca expansión, era muy distinto al actual. La gente vivía económicamente peor que hoy. Desde la rotonda de la Farola, hacia abajo, partía una calle donde se levantaban más de un centenar de chozos que se extendían hasta el cementerio (Fuentezuela), a los que se sumaba una decena repartida por El Coladero, El Barrero y Los Areniscos, chozos de paja que no contaban más que con un camastro y cuatro sillas. Eran también momentos difíciles para la Iglesia. Meses antes Pablo VI había clausurado el Concilio Vaticano II en el que se habían estudiado muchos de los problemas que la afectaban. En este contexto histórico de dificultades y para conducir al pueblo de Villamartín por los cauces postconciliares, llega don José, una figura recta, íntegra y cabal, con una personalidad definida, del que es necesario hacer su semblanza bajo la triple faceta de sacerdote, párroco y hombre. (Posiblemente una de las primeras misas de don José Manuel en Villamartín. Col. Juan Sánchez.)

Como religioso una sola frase lo resume todo: «Siempre fue un sacerdote ejemplar». Los que fuimos sus feligreses, siempre le vimos dispuesto a todo, de día y de noche, sin consideraciones de clases sociales, sin miras ni distinciones de estamentos, sin distingos de ideas políticas, siempre al pie del cañón. Dirigió la Iglesia de Villamartín con acusada personalidad y trató de enseñar a su grey el Evangelio con el máximo interés, aun a sabiendas de que muchas veces sus palabras caían en el vacío. Sus homilías siempre fueron sencillas y claras, porque siempre habló a sus feligreses de forma que le entendieran: homilías llenas de contenido, de espíritu abierto y vivencias a veces apasionadas, dirigidas a los sentidos con ideas llenas de fuerza para la mente y el corazón. (Romería de 2009. José Antonio Piña.)

Y dentro de su sacerdocio hay que destacar su enorme espíritu mariano. Y aquí en Villamartín y sus alrededores, todos supimos de su amor a María bajo esa advocación sublime de las Montañas. Impulsó la peregrinación y la romería, en 1982 fue su pregonero y en 1983 logró que la citada ermita fuera incluida dentro del grupo de santuarios para lucrar el Jubileo de la Redención, que en 1987 fuera declarada Centro de Peregrinación Mariana, que en 1994 se celebrara en ella el Año Internacional de la Familia y en octubre de 1999 el obispo de la Diócesis, don Rafael Bellido Caro, decretara que el Santuario de las Montañas fuera Templo Jubilar desde diciembre de 1999 hasta enero del 2001. Fortaleció la novena de la Virgen de las Montañas, implantó los cultos en su ermita a lo largo del mes de mayo e incluso en 1979 publicó un folleto con la novena adaptada al documento Marialis Cultus de Pablo VI. (José Antonio González Pavón, alcalde, y Jesús Mozo Gutiérrez, hermano mayor acompañan a nuestro párroco en la romería de 1996.)

Supo recoger el sentir del pueblo de Villamartín y de su hermandad y el 8 de septiembre de 1984 planteó al Sr. Obispo de la diócesis el gran deseo de la feligresía de coronar a su Virgen de las Montañas, lo que se hizo realidad el 1 de septiembre de 1985, fecha en la que el pueblo vibró de emoción al ver cumplidos sus deseos cuando la imagen era coronada por el Sr. obispo de la diócesis don Rafael Bellido Caro en la plaza del Ayuntamiento, en presencia del pueblo, de su párroco y de muchos paisanos que desde lugares lejanos acudieron aquel día para honrar a su Virgen. Era la primera coronación canónica que se realizaba en la recién nacida diócesis de Asidonia-Jerez y creo que la primera y única realizada por aquel obispo. Fueron hechos inenarrables, que quedaron grabados en el recuerdo. (Coronación Canónica de las Montañas por el obispo don Rafael Bellido y don José Manuel. Septiembre de 1985. Juan Carlos Holgado Bernal.)

El 15 de agosto de 1987 y con motivo de la proclamación del Año Mariano por Juan Pablo II, promovió una peregrinación al santuario de las parroquias del Arciprestazgo, quienes el 3 de septiembre de 1988 proclamaron a la Santísima Virgen de las Montañas Madre y Abogada especial de la Comarca, y ese día el mismo Ayuntamiento de Villamartín, a instancias del pueblo y con su ayuda, la nombraba Alcaldesa perpetua de la Villa y prendía en su pecho el más preciado galardón que podía conceder: la Medalla de Oro de la Villa. (El alcalde Carlos Holgado entrega a la Virgen la vara de mando de la Villa en la parroquia de las Virtudes. Ferjun.)

Y ese amor a la Santísima Virgen le llevó a peregrinar con sus feligreses a numerosos santuarios marianos. Lourdes, Fátima, Guadalupe, El Pilar, Covadonga, La Oliva, Los Remedios, Regla, etc., son testigos de ello. E incluso más allá de nuestras fronteras. Personalmente jamás podré olvidar el 6 de octubre de 1982, día en el que por pura casualidad fui testigo de excepción del momento en que don José Manuel, con la emoción reflejada en el rostro, entregaba la medalla de la Hermandad de las Montaña a S.S. Juan Pablo II, momento sublime que incluso tuve la gran suerte de recoger en una fotografía. (Entrega de la Medalla de la Hermandad, por parte de don José Manuel al papa Juan Pablo II. 1982. Manuel Vidal Jiménez.)

Ni tampoco podré olvidar aquella peregrinación a Tierra Santa bajo el lema «con la Virgen de las Montañas peregrinamos a la casa de María en Nazaret», aquel 29 de marzo de 1989 cuando el grupo de peregrinos depositamos el cuadro de nuestra Virgen en la cripta de la Basílica de la Anunciación, y sobre todo aquel momento en el que con don José Manuel nos despistamos del grupo y con Federico Chacón y mi esposa Mary nos adentramos en la casa donde vivió María dos mil años atrás a pesar de las protestas del franciscano que nos seguía. Ni olvidaré la oración en el pesebre de Belén. (Abril de 1989, un grupo de peregrinos de Villamartín y Bornos visitan los Santos Lugares. Muro de las Lamentaciones. Manuel Vidal Jiménez.)

Como párroco su labor fue más que fecunda, involucrando en ella a un nutrido grupo de feligreses. Dos meses antes de su llegada había fallecido su antecesor en el cargo, don Manuel Jiménez Sutil, un sacerdote de imborrable recuerdo que, por su larga enfermedad, no pudo ni tuvo tiempo de resolver algunos problemas que acuciaban a la parroquia de Santa María de las Virtudes, a las iglesias de las Angustias y San Francisco, así como otros concernientes a las hermandades de las que sólo existían cinco, que se limitaban a sacar los pasos a la calle en Semana Santa; a las Conferencias de San Vicente de Paúl que se dedicaban a la visita y asistencia a enfermos y ancianos pobres; a la Hermandad Sacramental, que se limitaba a la procesión del Corpus y la sección Adoradora Nocturna de hombres. (Con Sebastián Pavón, secretario de la hermandad de las Montañas, y Rafael Benjumea, pregonero en 2010.)

Ante este panorama, se lanzó a visitar a los enfermos; inició reuniones de catequesis en algunas escuelas, en la parroquia e incluso en el matadero municipal, donde llegó a celebrar durante algún tiempo la Santa Misa en un intento de acercarle a los sectores más deprimidos; creó más tarde de una forma más estable la catequesis y una escuela de alfabetización; inició los cursillos prematrimoniales, surgió también un club para la juventud en la Avenida y creó la Junta Parroquial y el denominado Consejo de Pastoral y más adelante el Consejo Local de Hermandades y Cofradías. Anualmente la citada Junta Parroquial celebraba una asamblea en la que se exponía el estado de cuentas, lo proyectos y realizaciones, que fueron muchas a lo largo de los 49 años bajo su mandato, algunas de las cuales se citan a continuación: (Carroza del Club de la Juventud. Col. Jesús Mozo Gutiérrez.)

1.- Conferencias de San Vicente de Paúl

Desde 1920 se dedicaban exclusivamente a la asistencia de enfermos pobres. En 1970 se vio la necesidad de acabar con las mencionadas chabolas, fue lo que se denominó «Operación Chozos», lo que dio lugar a un nuevo impulso de las Conferencias que, sin olvidar la primitiva atención, se lanzaron junto con el Ayuntamiento, a la construcción de viviendas para personas humildes. Así surgieron 9 en calle Huelva, 4 en calle de la Palma (frente al matadero), 10 en Bellavista San José (cerro de los Carnero) y 6 en la Fuentezuela. Se construyeron las viviendas para el coadjutor, sacristán y el salón parroquial; se adquirió la casa de la calle Taller sita frente a la del coadjutor y se instaló el archivo parroquial. También las Conferencias, a partir de la década de los setenta, contribuyeron al mantenimiento del edificio del asilo de ancianos de Santa Isabel y del Molinillo. (Patio de vecinos de las nueve casas construidas en la calle Huelva por Las Conferencias. Pedro Sánchez.)

2.- Restauración de templos e imágenes

Entre 1967 y 1983 se arregló en la parroquia, se dotó de nueva instalación eléctrica tanto en el interior como en el exterior y de un equipo de megafonía. En 1990 se adecentó la torre, se arregló la capilla bautismal y se abrió una capilla para el Simpecado de la Virgen de las Montañas. Igualmente se pavimentó el atrio. A lo largo de 1993 aparecieron unas grietas que afectaban sobre todo a la parte más antigua del templo, la parte mudéjar, grietas que hacían peligrar su estructura. Las gestiones realizadas ante los organismos oficiales, resultaron negativas al no encontrarse declarado como Monumento Histórico Artístico, por lo que se hizo una llamada al pueblo para que tomase conciencia de la realidad. Los vecinos, como en otras ocasiones de la historia, aunando esfuerzos y sacrificios y bajo el lema «no la dejes caer», decidieron su colaboración. El 1 de agosto de 1994, la constructora local INCOTESA inició las obras. El pueblo respondió en gran medida, de forma que, los 50 millones de pesetas que importó la obra fueron aportados, casi en su totalidad, por los feligreses. El 18 de diciembre de 1995 el Sr. obispo de la Diócesis don Rafael Bellido Caro procedió a reinaugurar el templo restaurado. En 1998, con ocasión de celebrarse el 4.º Centenario del Patronazgo de Santa Ana, se restauraron las imágenes de la Santa Patrona y de la Virgen Niña. (Importantes obras realizadas en la parroquia entre 1994 y 1995. Pedro Sánchez.)

En el año 2000 el Ayuntamiento arregló la cubierta del crucero interior de la torre, la parte posterior del templo y se llevó a cabo una limpieza de la piedra; en el 2010 se realizaron obras de restauración en la torre y en el 2015 se hizo un estudio geológico que detectó la debilidad de los estratos del hastial e incluyó técnicas muy novedosas de refuerzo de los cimientos. En 1975 se restableció el culto en las Angustias, adecentándola adecuadamente y se pavimentó. Su sacristía se habilitó para reuniones, cursillos y entrevistas. Igualmente se reparó el templo de San Francisco, su fachada, la espadaña y se dotó de nueva instalación eléctrica, obras en las que contribuyó de una forma especial el IRIDA, templo en el que en el 2009 se realizaron nuevas reformas. En 1970, en un intento de atender a una barriada que crecía a pasos agigantados, se abrió la capilla del Ranchito, lo que conllevó también algunas obras, una capilla que durante un tiempo fue de gran utilidad. (Iglesia de San Francisco tras las obras de mejora. Pedro Sánchez.)

3.- Restauraciones varias

En 1970 se restauró la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, así como los cuadros de la Inmaculada y Santa Ana. En 1989 se restauró la Custodia con ayuda de la Sección Adoradora Nocturna Femenina, y también la imagen de la Virgen de las Virtudes, a cargo de la Hermandad del Resucitado. Punto culminante fue la restauración en 1989-90 del retablo altar mayor de la parroquia, que realizaran los cordobeses Francisco Dionisio de Ribas y su hijo Francisco Antonio, a cargo de la Junta de Andalucía. En 1993 se restauró la imagen de la Virgen de las Angustias, trabajo realizado por Alfredo Grande de León e Inmaculada Espinosa Vargas. Junto a estas restauraciones, la Iglesia se ha enriqueció con un lienzo de la Virgen de Guadalupe, donado por el mismo don José Manuel, así como por la adquisición de una imagen de San Nicolás de Bari y otra del Niño Jesús para Navidad y numerosos enseres litúrgicos: colgaduras de damasco, lámparas, un armonio para las Angistias, etc.

4.- Hermandades y Cofradías

A su llegada vio que las hermandades no tenían actividad cofrade ni estaban reconocidas por la jerarquía eclesiástica. En 1970 suscribió reglas la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno; se reorganizaron en 1975 la Borriquita y el Resucitado, y emergió con pujanza la Quinta Angustia. Pero no todo fue un camino de rosas. Un hecho que marcó el devenir de la Semana Santa fue la decisión que tomó en 1986 de suprimir las procesiones y proceder a su reorganización. Difícil decisión cuyos frutos no se dejaron esperar. En 1995 se refundó la Hermandad del Santo Entierro y Soledad, se celebró el 75 aniversario de la Hermandad de Jesús Nazareno, se constituyó el Consejo Local de Hermandades y Cofradías; en 1999 se conmemoró el 50 aniversario de la Hermandad de N. P. Jesús de la Paz y de la Caridad y se bendijo la nueva imagen de Jesús yacente de la Hermandad del Santo Entierro y en el 2014 surgió la Agrupación Parroquial de N. P. Jesús de la Misericordia, que establecería su sede en la capilla de la Coronación. (Don José Manuel con miembros de la Junta de Gobierno de la hermandad de las Montañas Septiembre de 1988. Ferjun.)

Capítulo especial merece la Hermandad de las Montañas, que con ardor y profundo sentido mariano, culminó el mayor deseo de Villamartín: la Coronación Canónica de la Virgen. Para ello, se realizaron grandes obras en la ermita: se construyó un depósito de agua, servicios higiénicos, se le dotó de agua, luz y electricidad y teléfono. Y como compromiso de la Coronación, surgió la construcción de una casa de espiritualidad, obra iniciada en abril de 1987. El 8 de septiembre de 1998, don José anunció la construcción de un santuario con el que honrar a la Santísima Virgen en el tercer milenio, obras que culminaron el 2006 con la consagración y dedicación, acto presidido el 1 de septiembre por el obispo de la Diócesis don Juan del Río Martín. (El domingo 29 de agosto de 1999 se procedió a la bendición y colocación de la «primera piedra» del nuevo templo del santuario de las Montañas. Pedro Sánchez.)

5.- Pastoral

La catequesis fue preocupación constante desde su llegada. Iniciada con los niños en el templo parroquial, en escuelas y en algunos almacenes, bien pronto la extendió a otros sectores, surgiendo paulatinamente los grupos de preparación para el bautismo, primera comunión, confirmación y matrimonio. Los enfermos no sólo recibían los sacramentos sino que también se venía realizando un acto comunitario para ellos en la capilla del Hospital de Santa Isabel. Anualmente en la Cuaresma se llevaban a cabo conferencias cuaresmales, el vía crucis y se facilita el sacramento de la penitencia. Los actos litúrgicos de la Semana Santa se celebraban con el máximo esplendor, así como las novenas a la Virgen de las Montañas, la Inmaculada, etc. Si bien la Adoración Nocturna Masculina venía funcionando desde el año 1942, en diciembre de 1977 se creó la sección de mujeres, y en 1982, la de juveniles-mixta. Recordemos su labor callada pero eficaz en el instituto Castillo de Matrera, a través de sus clases de Religión y Moral Católica, sin olvidar tampoco sus programas radiofónicos y televisivos «Dios también quiere hablar» e «Iglesia al día» que durante largo tiempo se mantuvieron en antena. (Villamartín Cofrade ofreció a través del canal de Youtube un gran número de vídeos bajo el título Iglesia al día.)

Como sacerdote al frente de una feligresía, don José Manuel mantuvo una intensa relación institucional con todas las administraciones y poderes públicos, principalmente locales, pero también provinciales. Tras su llegada al pueblo en 1966, y siguiendo la norma del régimen anterior, es invitado a todos los actos políticos que tienen lugar en Villamartín: inauguraciones, tomas de posesión de los alcaldes y otros cargos, visitas de autoridades, exposiciones, presentaciones de libros, entrega de diplomas, festejos, aniversarios…, a los que acude en calidad de párroco. (Entrega de las 170 viviendas de Matrera. 1972. José Jiménez González.)

Con la llegada de la democracia, disminuye esta actividad institucional pero mantiene una muy buena relación con los cinco alcaldes electos con los que ha coincidido. Se podrían nombrar bastantes ejemplos de colaboraciones Iglesia-Ayuntamiento, en el que la primera cede sus edificios y dependencias para actos civiles y el segundo colabora sistemáticamente cuando se le pide ayuda para la organización y desarrollo de innumerables actos que están en la mente de todos: romería, Semana Santa, celebraciones… Sin duda, desde su llegada se integró plenamente en Villamartín y su Iglesia, hasta el punto de que muchas veces se le ha oído decir «Mi relación con la Parroquia es como la de un padre con sus hijos». (Agosto de 2007, pregón en el nuevo templo del santuario de las Montañas. El alcalde José Luis Calvillo entre don José Manuel y don Luis Piñero.)

Finalmente como hombre, hay que decir que  don José Manuel fue una persona de auténtica fe y esperanzado en el futuro de la Iglesia de Villamartín, a pesar de las dificultades y problemas que le fueron surgiendo a diario. Se le tachó de «duro y adusto», quizá confundiendo en ocasiones estos términos con los de rectitud e integridad, tan necesarias en un hombre de Iglesia en los momentos en que vivimos. Y qué decir cuando tantas y tantas veces nos llamó la atención en los actos litúrgicos, a muchos de los cuales sólo acudían algunos feligreses en los bautizos, comuniones, bodas o entierros. Criticamos su actitud olvidando la postura de Cristo en el Templo cuando despidió a aquellos mercaderes que lo profanaban diciendo «Mi casa es casa de oración». Y al hacer un bosquejo de su trayectoria a lo largo de estos 49 años de párroco, el pueblo reconoce sus cualidades de hombre de bien, lo que motivó que en julio de 1991, la Hermandad Ntra. Sra. de las Montañas lo nombrara Hermano Mayor Honorario y en julio del mismo año se congregó a su alrededor para celebrar los 25 años de estancia como su párroco. En octubre del mismo año el Ayuntamiento de Villamartín, tratando de mostrarle también su admiración por su excelente trayectoria, así como su afecto y respeto, lo nombró Hijo Adoptivo de la Villa. (Agosto de 2007, pregón en el nuevo templo del santuario de las Montañas. El alcalde José Luis Calvillo entre don José Manuel y don Luis Piñero.)

En 1992, con motivo de sus bodas de plata como párroco de Santa María de las Virtudes, la Caja de Ahorros San Fernando publicó su libro Villamartín a vista de párroco, obra a la que él califica como unos «apuntes sobre Villamartín y la historia y devoción a la Virgen de las Montañas», obra a la que siguieron en 1998 la titulada Villamartín cuatro siglos después, en la que recoge el decurso de la historia del Patronazgo de Santa Ana cuando se cumplían cuatrocientos años de aquella efeméride. En el 2001 la titulada Testigo, una auténtica guía histórico-turística del templo de Santa María de las Virtudes, en el que recoge la vivencia de quien, durante más de cuarenta años, día a día, ha vivido, ha respirado, ha sentido en lo más hondo de su ser «el hálito» de aquel lugar.

El 18 de noviembre de 1997 ingresó como académico correspondiente en la Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras de Jerez de la Frontera. Desde su llegada a Villamartín participó con sus escritos en el Libro de Feria y formó también parte del consejo de redacción de la revista Almajar, sin olvidar sus colaboraciones con el grupo Publicaciones del Sur. En noviembre de 2001 fue nombrado arcipreste del Arciprestazgo de Arcos y por decreto del obispo fue elegido miembro del Colegio de Consultas de la Diócesis. En junio del 2006 celebró sus bodas de oro sacerdotales, cuando se cumplían cuarenta años como párroco de Santa María de las Virtudes, acto que tuvo lugar en la nueva basílica de las Montañas, la ilusión de su vida. Al terminar el acto litúrgico, le fue impuesta la medalla de oro de la Hermandad de las Montañas. (Don José Manuel celebró sus bodas de oro sacerdotales concelebrando una misa solemne con sacerdotes nacidos en Villamartín y titulares de parroquias de la provincia. Pedro Sánchez.)

Pero los años no pasan sin dejar huellas. En el 2010, cuando contaba con 84 años de edad y los achaques de la vejez empezaban a dejar secuelas en su organismo, fue nombrado canónigo honorario del Cabildo de la Catedral de Jerez por los servicios prestados a la Iglesia. El relevo en la Parroquia parecía estar próximo aunque no ocurriría hasta cinco años después cuando el 13 de enero del 2015 el obispo de la diócesis Asidonia-Jerez, Monseñor  don José Mazuelos Pérez, nombrara párroco de Santa María de las Virtudes a don Francisco Javier Varela Figueroa, siendo nombrado  don José Manuel párroco emérito y rector del Santuario de Ntra. Sra. de las Montañas, relevo que se hizo efectivo el 31 del mismo mes. (Misa de acción de gracias, de reconocimiento a los largos años de servicio parroquial de don José Manuel y lectura del acta del nombramiento del nuevo párroco. Pedro Sánchez.)

Como comentaba al principio de este artículo, en el paso de la madrugada al amanecer del día 5 de marzo de 2019, don José Manuel expiró rodeado de sus seres queridos. Aunque él no gustaba mucho de las redes sociales (tampoco las desestimaba), la noticia corrió con rapidez por los actuales medios de mensajería, llegando de forma instantánea a miles de teléfonos móviles el comunicado emitido desde sus cercanías: «Don José Manuel Álvarez Benítez acaba de fallecer. Durante la mañana se avisará de cuando se abrirá la parroquia para que todo el pueblo de Villamartín pueda pasar por la capilla ardiente a despedirse del que ha sido su cura durante 50 años. ¡Qué Dios lo acoja en su Reino!». Pronto responde nuestro Ayuntamiento emitiendo un decreto para «Declarar luto oficial desde el 5 al 7 de marzo, mostrar las condolencias de este Ayuntamiento y de todos los vecinos de Villamartín a la familia y allegados del fallecido». A media mañana se instaló la capilla ardiente a los pies del altar mayor de la parroquia, presidido por la imagen de Nuestra Señora de las Virtudes, que pronto se vio colmado de coronas de flores ofrecidas por instituciones, familiares, empresas, allegados… Hasta la tarde-noche se sucedieron el rezo del Santo Rosario y las misas oficiadas por sacerdotes que acudieron a mostrar su pesar. Hacia la media noche culminó el turno de presencia con el oficio de lectura correspondiente al 5 de marzo de 2019 con las oraciones  y peticiones correspondientes por el alma de don José Manuel Álvarez, presbítero. (Capilla ardiente instalada en la mañana del 5 de marzo en la parroquia, a la que acudió el pueblo de Villamartín durante todo el día hasta la media noche.)

El día 6, Miércoles de Ceniza, según comunicado emitido por la Delegación Diocesana del Obispado «Monseñor José Mazuelos Pérez, obispo de Asidonia-Jerez, presidirá el funeral que, en la parroquia de Santa María de las Virtudes de Villamartín, tendrá lugar desde la 10:30 horas para despedir al sacerdote diocesano José Manuel Álvarez Benítez». Tras la solemnidad del multitudinario acto religioso, concelebrado por unos cuarenta sacerdotes, se procedió a trasladar el cuerpo de don José Manuel al santuario de Nuestra Señora de las Montañas donde, en acto íntimo, se procedió a su inhumación en el columbario del mismo.

Esta es en definitiva, la semblanza del Ilmo. y Rvdo. Sr. don José Manuel Álvarez Benítez, el sacerdote de más largo curato registrado en los anales de la Parroquia de Santa María de las Virtudes de Villamartín, al que se puede aplicar el dicho de la Sagrada Escritura «El recuerdo del justo es perpetuo, sus buenas obras le acompañarán siempre».

Manuel Vidal Jiménez

Anexo fotográfico

Don José Manuel bendiciendo los anillos de M.ª Antonia Toro y Manolo Vidal en sus bodas de oro. 2010.

Durante el acto de imposición de la Medalla de Oro de la hermandad a Jesús Mozo. Mayo de 2006.

Acto de consagración y dedicación del nuevo templo del santuario de las Montañas. Septiembre de 2006. Pedro Sánchez.

Durante la presentación del libro dedicado a la Virgen de las Montañas, junto a los autores del mismo. 2011. José A. Piña.

Con la coral Jaire. Junio de 2011. Col. Andrés Alpresa.

A las puertas de los Jerónimos (Lisboa). 1970. Col. Manuel Vidal Jiménez.

Don José, con atuendo de canónigo de la catedral, acompañado de don Luis Piñero y don Iván Carrera tras la inauguración del Sagrado Corazón. Mayo de 2010.

Acto en la Plaza con motivo del XXV aniversario de la Coronación. Septiembre de 2010. Pedro Sánchez.

Con Pedro Sánchez, coordinador y autor del libro La Virgen de las Montañas. Junio de 2011.

Imagen n.º 1: Ferjun. Col. Retratos.
@ del texto, Manuel Vidal Jiménez.
@ de las imágenes, lo citado en los pies de foto.

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