Publicación extraída y adaptada del artículo de
Manuel Pérez Regordán «El atraco de El
Vivillo», completada con otras referencias, como la de THE WIDE WORLD
MAGAZINE, varias webs y blogs.
El Vivillo, el notorio bandolero español
|
«Los pueblos de esta Sierra tan nuestra siempre
estuvieron amenazados por la presencia de aquellos bandidos del romanticismo,
cautivados por el aire de misterio e interés que causaban a la vez el atraco y
el respeto señorial hacia sus víctimas. Lejanos recuerdos de aquellos tiempos
quedan aún en personas de edad que conocieron en Villamartín al bandolero de
Zahara de la Sierra, Francisco Villaescusa Amuedo, más conocido por El Cristo, cuya mujer (Encarnación)
prestó servicio doméstico en la casa de los señores de Gutiérrez en la calle
Hermanos Mozo, número 2. Pero el más espectacular atraco se dio el día 20 de
septiembre de 1892 y, aunque la justicia no lo pudo probar, lo llevó a cabo el
bandolero de Estepa Joaquín Camargo Gómez, más conocido por El Vivillo».
Joaquín Camargo había nacido en la primavera de
1865, como se ha comentado en Estepa (Sevilla), siendo el décimo de los
dieciséis hijos que procrearon sus padres. Su madre muere cuando él tiene unos
siete años y su padre vuelve a casarse. Aquí es donde empiezan las palizas y el
maltrato de su padre y madrastra a la que acusa en sus memorias de todas sus
desgracias. Con 14 años se escapa de casa comenzando una vida de película,
siempre perseguido por la justicia, por lo que huye a Argentina, aunque vuelve
extraditado para ser absuelto en numerosas causas judiciales. El alias se lo
puso su maestro de Estepa don Alejandro, debido a la «vivacidad» para escapar
de todo castigo.
El Vivillo detuvo la diligencia en su camino hacia el pueblo de Villamartín |
«Refiere Rodrigo Soriano, en una biografía del
bandolero, que aquella víspera de San Mateo los villamartinenses pudieron ver
al Vivillo «trincando» en algunos
bares de la Plaza, acumulando testigos para poder montar su tradicional sistema
estratégico-jurídico o coartada ante la Justicia. Mientras, cinco de sus
muchachos acechaban en el camino de las Cabezas de San Juan una presa segura. A
lo lejos del camino se divisó un caballo que andaba lentamente. Un caminante lo
llevaba de las bridas. Era el tío Gilito que transportaba nada menos que cien
kilos de onzas de oro (1), destinadas al mercado de Villamartín, con la
despreocupación de quien cree que nadie puede sospechar de la carga. Instantes
después el caminante estaba tendido boca abajo en el suelo y maniatado;
mientras su cabalgadura era conducida a lugar seguro para los ladrones. Los
feriantes seguían apareciendo hacia la Feria de Villamartín y uno a uno fueron
colocados en la misma postura que el pobre del tío Gilito.
»Cuando unos doce feriantes habían sido atracados se
escuchó la aproximación de una buena cabalgadura al galope. Era la jaca Morata
con “cinco años en la boca, negra de
color, andaluza, fina y ligera, de gran pujanza y brío” que le había
costado a su jinete dos mil cuatrocientos reales. Sobre ella El Vivillo. Se hizo el silencio entre
los feriantes ante la naturalidad del bandolero que, aunque ausente en la
acción, había sido el principal protagonista. Con voz meliflua y ceremoniosos y
zalameros gestos, dijo a sus compañeros:
—Tanto bueno por aquí… ¡A los de Estepa no se les
toca! ¡Muchachos, dadles vino del bueno!
»Fueron desatados y convidados todos con buen vino
por la “generosidad” del bandolero, que había cobrado al riguroso contado el
importe de la ronda».
Parece que esto pudo ocurrir en la zona del
Amarguillo y que finalmente intervino la Guardia Civil logrando herir y detener
solo a uno de ellos, José Castellano, que delató al Vivillo. En 1905 fue acusado de este y de otros muchos robos en la
cárcel de Sevilla. Puesto en rueda de presos, no fue reconocido por ninguno de
los robados, posiblemente por temor a la represalias. De todas las causas fue
absuelto por falta de pruebas.
Lo forzó a entregarle diez libras |
Mezclando leyendas sobre este bandoleros con hechos
reales, incluso contados por él mismo en su biografía, parece que una de sus
fechorías preferidas era esperar a los comerciantes a la ida o la vuelta de la
Feria de Ganado de Villamartín: a los primeros cuando iban repletos de reales u
otras moneda de la época para comprar ganado y a los segundos cuando volvían,
igualmente con mucho dinero, por haber vendido la mercancía.
El blog Setenil Rural, publica un
interesante trabajo titulado «El Vivillo en Setenil» donde nos dice que «el salto a la fama de El Vivillo se da en
1893, con el robo a los feriantes que volvían de la feria de Villamartín»,
basado en un artículo de Francisco Rodríguez Marín, publicado en febrero de
1909 (16 años después de los acontecimientos). Cuenta dicho artículo, como a la
vuelta de la feria de Villamartín, un grupo de caballistas, siguiendo su
técnica habitual, esperan a los feriantes que volvían con las carteras repletas
de las ventas de ganado.
El pueblo de Setenil escena de los asaltos mas sonados de El Vivillo |
Uno de los atracos más sonado es el que afecta a don
Pedro Guzmán, uno de los mayores contribuyentes de Setenil. Un descendiente suyo,
comenta de esta manera los hechos en su blog El Almirante Ruina: «La
cantidad no era desdeñable, 2.000 duros en el año 1893 (en otras fuentes lo
sitúa en 1903), producto de la venta de bestias en la Feria de Villamartín; el
propietario de esa cantidad era Pedro Guzmán, vecino de Setenil de las Bodegas
y tatarabuelo materno mío».
El Diccionario Biográfico Español (DB-e)
publica una completa biografía de Joaquín Camargo donde también refiere el
atraco de septiembre de 1892 (en esta fuente lo sitúa el día 19) a un grupo de
tratantes y ganaderos que acudían a la Feria de Villamartín, llegando a
concretar el botín en un millón de reales (2).
Por último la revista Wide World. Vol. XXII de noviembre de 1908, nº 127 publica en
inglés el artículo de José Mondego «El Vivillo, the brigand», con varias
referencias a Villamartín, en la línea de lo ya comentado y con interesantes dibujos
y fotografías que he usado para ilustrar esta publicación. Así cuenta el asalto
a la diligencia de la imagen en el camino de Villamartín y como aleja del lugar
con increíble prontitud el botín a cuarenta millas, usando relevos de caballos.
A la vez El Vivillo se mostraba
claramente borracho ante un destacamento de la Guardia Civil que lo arresta
pero en el juicio sale absuelto por su extraordinario ingenio. También relata
la hazaña contra el rico terrateniente don Pedro Guzmán «entre Villamartín y Setenil, aliviando al patrón de treinta y ocho mil
Reales Españoles en billetes de banco destinados para la compra de ganado en la
feria anual de Villamartín». (3).
Tras salir absuelto de un complejo juicio donde se
le acumularon catorce causas, gracias a la labor de un prestigioso abogado al
que pagó puntualmente (eso sí, intercalando algún billete falso entre los
buenos), regresa a Estepa donde es recibido como un héroe, de allí pasa a
Madrid para buscarse una ocupación honrada (picador de Moreno de Alcalá),
escribe sus memorias con cierto éxito pero pocos beneficios. Finalmente se
marcha a Buenos Aires en 1912 donde permanece hasta 1929 que se suicida,
afectado de una grave depresión, ingiriendo una fuerte dosis de cianuro
potásico. Quedó escrito: «Mi existencia aventurera podrá tener alguna mancha,
pero ninguna gota de sangre».
(1). Así figura el dato en el artículo, aunque
parece una cantidad desproporcionada para llevar a una feria ganadera. Por otra
parte desde 1868 existía la peseta que convivía con el real y el duro de plata
(1 ptas = 4 reales), (1 duro = 5 ptas), (1 duro = 20 reales). Además, a partir
de 1873 se suspendieron las acuñaciones de oro.
(2). Si al Vivillo
le costó, como precio caro, su jaca 2400 reales, con un millón de reales se
podrían comprar unos 500 caballos, digamos normales. Parece demasiado botín.
(3). Más o menos las cantidades coinciden ya que
38.000 reales sería 1900 duros.
Destacamento de la guardia de la Guardia Civil en Setenil, varias
veces involucrado con el Vivillo y su banda
|
Bibliografía:
· Manuel Pérez Regordán «El atraco de El Vivillo». Libro de Feria de
Villamartín de 1982.
· Blog Setenil Rural, artículo titulado «El Vivillo en Setenil».
· El Diccionario Biográfico Español (DB-e). Biografía
de Joaquín Camargo Gómez.
· Revista Wide World. Noviembre de 1908, nº 127. Artículo
de José Mondego «El Vivillo, the
brigand».
· Imágenes tomadas de Wide World y de ABC
Versión de esta entrada en PDF. Enlace
© de la publicación «Villamartín.Cádiz Blog de Pedro
Sánchez».
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