Nombre: Carmen
Tenorio Salas.
Fecha
de nacimiento: 8 de noviembre de 1915.
Fecha
de fallecimiento: 2012
Padres: Francisco
y Sebastiana.
Estado
civil: Casada / Enviudó en 1975.
Hijos/Familiares: Quedan
varios Colaeros muy conocidos por el
pueblo: hijos, nietos…
Lugar
de nacimiento: Villamartín.
Profesión: Colaera.
Domicilio
que tuvo en Villamartín: En su DNI pone calle Coladero, pero esa calle
nunca existió, hace referencia al sitio donde tenían su casa Los Colaeros, cerca de El Molinillo y la Fuentevieja.
Mujer muy interesante por su profesión ya olvidada.
Sus padres el señó Francisco y la señá Sebastiana, sus hermanos y hermanas,
todos conocidos como Los Colaeros
subsistían preparando un producto cercano a la lejía, basado en la potasa de la
ceniza, imprescindible para limpiar, blanquear y dar esplendor a la colada con la ayuda final del jabón
casero, del verde o en escamas, del oreo, del añil y de la luz solar.
Carmen y su familia, tenían su casita y «empresa»
cerca de la Fuentevieja. Casualmente, en una imagen más amplia de las riadas
del Guadalete y Sarracín (el de la imagen) aparece la vivienda parcialmente
inundada por las aguas del río Chico y con un montón de ceniza blanca grisácea
a la puerta. Más a la derecha una de las pocas imágenes que se conservan de la
Fuentevieja (1).
El trabajo consistía en recoger la ceniza de los
hornos de pan, de ladrillo o del mismo cisco; mientras más blanca y calcinada
mejor. Aplicaban el método más sencillo que consistía en colocar la ceniza muy
limpia en un paño y echar sobre ella el agua caliente; la mezcla –clarilla-
caía sobre la colada a blanquear, desinfectar y lavar. Otros método, más
perfeccionado, consistía en usar ceniza bien cribada para quitar todo resto de
carbón, mezclarla con agua, mejor caliente, o en verano simplemente calentada
al sol y así se tenía un par de días, removiendo para propiciar las oportunas
reacciones químicas que daban como resultado un líquido espeso, resbaladizo al
tacto, lo cual indicaba su poder desengrasante y desinfectante. Solo faltaba
colar muy bien la mezcla con algún paño de lino para obtener la clarilla que
caía a la vasija receptora lista para su venta en recipientes más pequeños.
Actualmente sería a modo de un concentrado de gel-detergente con lejía que aún
se diluía más en agua para ser usado en los lavaderos y paneras.
Carmen vivió los últimos años de su vida en la Casa
de la Cultura, a la que en algunos momentos acudí para fotografiar el pueblo
desde su alta terraza. Siempre muy amable, me abría la cancela y me pedía que
la avisara cuando acabara para volver a cerrarla, «porque se meten los niños y
corretean por todos lados con el peligro de que se caigan de lo alto». En una
de las ocasiones me pidió que le hiciera una foto (marzo de 1990) rodeada de
sus plantas. Así lo hice, en la siguiente visita se la llevé y quedó muy
contenta. Entrañable mujer. (2).
Blibiografía. Libro
de Feria de 2013. Artículo de mi autoría titulado «Fuentes, manantiales,
pozos, abrevaderos, aguadores y colaeros».
Versión de esta entrada en PDF. Enlace.
© de las imágenes:
· Foto de carné proporcionada por su nieto Sebastián.
· (1) José Jiménez González
· (2) Pedro Sánchez Gil.
© de la publicación, «Villamartín.Cádiz Blog de
Pedro Sánchez».
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