Ana Rosa Rete Siré nació en
Villamartín en 1912 y era la hija mayor de Miguel Rete, cuya estirpe era
oriunda de Teruel, y Teresa María Siré.
La familia aumentó y Ana Rosa tuvo tres hermanos: Ramona, Cristóbal y Miguel.
De muy niña se apreciaba ya en ella sus dotes para el estudio, la ortografía y
la caligrafía. Su familia aún conserva deliciosos cuadernos que lo confirman. También
mostró gran habilidad para las labores de mano, especialmente la costura, el punto y el croché. Muy joven queda
huérfana de padre y se ve obligada a aportar a la economía y sustento familiar.
Es cuando decide dedicarse a la costura, «de mujeres y niños» le aconsejaban en
casa, habida cuenta de la demanda que por entonces había también de mano de
obra femenina para trabajar en los talleres de los sastres que trabajaban en la
localidad (tenemos constancia de los talleres de Bernardo Rete, de Subirá, y el
del conocido por su origen El Catalán
Cabrol Capdevila), con toda seguridad para evitar los «roces» indiscretos, que
podrían tener lugar en caso de clientes varones, en las medidas y pruebas
necesarias y oportunas para la confección de los trajes. Ana Rosa en su
profesión fue una mujer adelantada a su época.
Perfeccionista en su trabajo, las
prendas que salían de sus manos tenían el marchamo de lo distinguido y el sello
de lo bien hecho. Sin riesgo a equivocarnos, podemos decir que si Ana Rosa
hubiera tenido medios, habría podido firmar prendas a la altura del prestigio
de modistos actuales de talento reconocido. En Villamartín, muchas mujeres aún
conservan abrigos, trajes de chaqueta e incluso de novia cosidos en su taller.
En este taller situado en la calle del
Santo, nº 71 creó escuela. Fueron muchas las aprendizas que cosieron bajo sus instrucciones
y disciplina en el arte de la costura. Ana Rosa les enseñaba cómo hacer los
trajes por fuera y también por dentro, donde se esmeraba, y sabiamente
escrutaba cada puntada realizada. Aprendieron a cortar, a hacer ojales, pinzas
o pliegues perfectos. Hombreras, ribetes, bolsillos interiores, hilvanar,
enhebrar, pespuntes, zurcidos ... y un planchado impecable como toque final a
un vestido que ya en la primera prueba, que duraba una hora o más, las clientas
podían visualizar lo que sería una prenda que podría ser de firma. Además la
modista se encargaba de comprar la tela y los avíos en tiendas especializadas
de Sevilla, demostrando siempre un gusto exquisito.
Conocemos a mujeres que estuvieron trabajando en su
taller y todas coinciden en observar el amor por el trabajo bien hecho de Ana
Rosa Rete. Hemos hablado con Pepa Lara Narváez que estuvo trabajando más de una
década, desde 1963 a 1974; hablar de esta experiencia la emociona; fue elegida
por Ana Rosa para bordar el manto de la Virgen de las Montañas y el traje del
Niño Jesús, distinción que la lleva a gala.
El padre de Pepa, José Lara Delgado, era
cosario y Ana Rosa lo contrata para llevar a los pueblos de alrededor las
prendas encargadas por cada vez más numerosas clientas. Y es que el prestigio
de la maestra le proporcionaba una larga lista de mujeres que pacientemente
esperaban su turno para ser atendidas por la afamada modista de Villamartín.
De Bornos, Prado del Rey, Montellano, Ubrique,
que sepamos, venían al taller para
hacerse un traje a medida. Incluso a Madrid llega el eco de nuestra afamada
modista. Para las pruebas las hacía montar en una plataforma desde donde hacía
girar a la clienta con su traje para observarlo milímetro a milímetro en cada
pliegue, puntada o hilván. Además de Pepa Lara, pasaron por el taller,
Mariquita Ruiz, Ana Reguera, Luisa Jarava y bastantes otras. Hasta quince o
dieciséis muchachas podía dirigir en su taller. Son muchas las costureras y modistas de
Villamartín que salieron con un oficio aprendido que algunas ejercerían como
modo de vida. Una hija de la zapatera artesana Dolores Clavijo, aprendiza de
Ana Rosa, se buscó la vida como costurera en Cádiz, llegando a tener cierto
renombre en la capital; otras relatan su experiencia de aprendizaje como
excelente e instructiva; todas coinciden en resaltar la profesionalidad de Ana
Rosa mujer que, con escasos medios, pudo llegar a confeccionar en su taller prendas
en las que podía observarse su perfeccionismo y amor por el trabajo minucioso y
esmerado. A todas inculcó el trabajo primoroso como sello de su taller e insignia de su exigente laboriosidad.
Con 86 años y ya jubilada de su
trabajo, es entrevistada para el periódico «Villamartín
Información» por el periodista José Antonio Benítez. Ana Rosa se sincera y
le dice «que se hizo costurera no tanto por afición, sino porque no había otros
medios en aquella época. Para estudiar, una vez acabada primaria, había que
irse fuera de Villamartín y con dos ancianos, cuatro hijos y viuda no fue fácil
salir adelante. La costura me ha gustado siempre, pero más me hubiera gustado
tener una carrerita».
Fue madre de dos hijos, José Miguel y
María Teresa.
Ana Rosa Rete murió en Villamartín a
los 97 años, el 22 de mayo de 2009 y hasta una edad muy avanzada estuvo
cosiendo para alguna conocida y para la familia. Poco amiga de la televisión se
entretenía mucho haciendo croché.
Imágenes
de prendas cosidas por Ana Rosa Rete
Fotografía de boda de Ana Rosa con Antonio
Carreño Reguera. Por supuesto el traje de novia se lo confeccionó ella misma
(Col. Rosarito Holgado).
Boda de Rosarito Holgado con Aurelio
Mozo. 1968. La novia radiante luce uno de los muchos trajes realizados por
nuestra modista. La tela fue comprada en Sevilla, era de guipur. La misma
modista se encargaba de elegirla y
comprarla; en este caso fue acompañada de la novia y de su madre. (Col.
Rosarito Holgado).
Conjunto completo: manto, saya, jubón
y traje del niño, de raso de seda blanco con encaje de conchas de hojilla en
oro fino y bordado de cordoncillo y cristal regalo de Ana Rosa a la Virgen de
las Montañas. A la par de su belleza, las camareras de la Virgen celebran la
holgura y comodidad de la vestimenta. (Fot.:
Antonio Linares).
Chaleco de total inspiración goyesca
por el bordado que lleva en los delanteros utilizada sobre todo por la zona de
Andalucía. Parece más una prenda masculina ya que las femeninas tienen más
escote. Hoy en día se utiliza mucho como complemento con vaqueros o pantalones
de vestir sobre todo en la indumentaria femenina. (Fot.: Teresa Bernal).
Top de encaje bordado utilizado por
las mujeres como ropa interior entre los siglos XVI al XVIII. Desde comienzos
del XIX comenzó a utilizarse como prenda exterior complementada con chaquetas o
abrigos que cubrieran el cuerpo. También ha sido utilizada por novias encima
del vestido como complemento del conjunto. En la actualidad se utiliza como
única prenda de exterior estando muy de actualidad por el largo que tiene.
(Fot.: Teresa Bernal).
Entrevista a Ana Rosa publicada por Villamartín Información. Enlace.
Agradecimientos: Rosarito Holgado.
Carmen Maza, diseñadora. Antonio Linares.
Versión de esta entrada en PDF.
Enlace.
© del texto, María de los Ángeles
Barrera Naranjo
© De las imágenes. Lo citado en el pie
de foto. Además:
· Col. Rosarito Holgado. Imagen 1.
· Familia de Ana Rosa Rete. Imagen 2.
© de la publicación «Villamartín.CádizBlog de Pedro Sánchez».
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