martes, 21 de noviembre de 2017

Juan Candil Ríos, sacerdote (1936-1995)

Un artículo de Manuel Vidal Jiménez

Nació el 16 de febrero de 1936 en Villamartín (Cádiz), en la calle del Santo, hijo del matrimonio formado por Juan Candil Puertas, natural de Olvera, y de María Ríos Pérez, natural de las Huertas de Benamahoma, buenos cristianos que habían estado trabajando durante toda su vida en la finca de Juan Troya y Antonia Carredano.
Era el mayor de tres hermanos (le seguían Francisca y Montaña) y fue bautizado en la Parroquia de Ntra. Sra. de las Virtudes.


Desde muy pequeño mostró una gran inclinación hacia el sacerdocio, y ya a los 7 años a la salida de la misa dominical, le confesó a su hermana Francisca sus esperanzas de ser como el cura del pueblo.

Antes de cumplir los 10 años manifestó sus deseos de ingresar en el seminario menor de Sanlúcar (Cádiz), lo que consiguió al año siguiente, donde permaneció durante unos años hasta pasar al Seminario Metropolitano de Sevilla, donde a los 23 años se ordenó de sacerdote, previa dispensa ya que por esas fechas la edad mínima para ordenarse eran los 24 años.



Cantó su primera misa en su parroquia de Santa María de las Virtudes el 21 de junio de 1959, siendo sus padrinos Juan Troya y su esposa Antonia Carredano.




Su primer destino, el 28 de julio de 1959, fue Arcos de la Frontera, como coadjutor del párroco de Santa María y San Pedro, donde, a las órdenes de Fernando Rollán empezó a destacar por sus obras de caridad, hasta el punto de que destinaba el sueldo que percibía a pagar el colegio a varias personas de la feligresía, a comprar mantas para los enfermos, a dar vales de pan, a pagar canastillas para los recién nacidos, etc., granjeándose la estima y admiración de los arcenses.


El 20 de agosto de 1962 fue nombrado párroco de Santa María de Gracia de Espera, donde permaneció a lo largo de 11 años, ejerciendo una encomiable labor cerca de los pobres. Fundó hermandades, restauró obras de arte, organizó una banda de cornetas…, actividades que hicieron que el pueblo agradecido le dedicara una calle. Sumamente querido por el vecindario fue despedido con lágrimas en los ojos de muchos feligreses que, como agradecimiento a sus obras de caridad, lo despidieron regalándole un coche Seat 850, rotularon con su nombre una de sus calles e incluso llegaron a poner una barrera simbólica delante del coche para impedir su marcha.


El 8 de diciembre de 1973 volvió a Arcos como párroco de Santa María, presentándose a sus feligreses el día de la Inmaculada. En esta parroquia siguió ejerciendo la caridad entre los feligreses más necesitados y, gracias a sus gestiones, la iglesia de Santa María pasaría en 1993 a denominarse Basílica Menor de Santa María de la Asunción. 


Construyó un bloque de pisos para familias humildes, levantó el Centro Ocupacional que lleva su nombre, creó Cáritas Parroquial y se volcó con los más desfavorecidos.
En 1982 el Ayuntamiento le nombró Agente Honorífico de la Policía Local, por sus desvelos con estos funcionarios.


En 1984, con motivo de sus bodas de plata sacerdotales, le nombró Hijo Adoptivo, le entregó las Llaves de la Ciudad y rotuló una plaza con su nombre en la que situó un busto con su efigie.
En 1991 monseñor Bellido Caro, le nombró canónigo de la Colegial y ecónomo de la Diócesis Asidonia-Jerez.
Falleció el 4 de junio de 1995. Su sepelio fue multitudinario y a él acudieron personas de todas las clases sociales, no solo de Arcos sino también de Espera y Villamartín, siendo enterrado, a petición del pueblo, en la cripta de Santa María, a los pies del altar de la patrona de Arcos, la Virgen de las Nieves.


Por donde quiera que pasó, dejó tras sí retazos de una vida ejemplar, siendo sumamente querido y admirado por sus feligreses, admiración que quedó papable en las exequias, donde infinidad de personas no perdieron la oportunidad de orar al unísono por su alma. De él se cuentan muchas anécdotas. Una tarde mientras celebraba el santo sacrificio de la misa, unos rateros sustrajeron del cepillo de la iglesia las perras que contenía. Pronto fueron capturados. Juan fue requerido para que los identificara. Y tras breves consideraciones que les hizo, no sólo levantó la denuncia sino que les dejó lo que habían robado, alegando que después de todo más falta les hacía a ellos el dinero que a los santos.


Recuerdo el día de San Miguel del año 1993 cuando, como componente de la Coral Polifónica Jaire de Villamartín, cantamos en la Iglesia de Santa María y las numerosas atenciones que nos prodigó tras el acto religioso.

Hoy, a pesar de los años transcurridos desde su fallecimiento, se le recuerda con cariño en Villamartín, Arcos y Espera, donde una calle lleva su nombre, como respuesta a las numerosas obras de caridad que practicó sin descanso.

De él, un arcense anónimo dijo:


Veinticinco años después
D. Juan siguió otro camino.
Siguió un camino hacia arriba,
sería un camino de luz,
lo haría como peregrino
buscando a Cristo ya sin cruz,
que seguro lo encontró.
Le presentaría sus obras:
bondad, trabajo y amor.
D. Juan Candil en el cielo
una vez más un favor:
D. Juan Candil, te pedimos
que seas nuestro embajador.

Enlace al vídeo de Telespera:
Espera 14-10-1984. Nueva calle al Rvdo. D. Juan Candil Ríos

Artículo publicado en el Libro de Feria de Villamartín de 2015.


© del texto Manuel Vidal Jiménez

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