martes, 22 de agosto de 2017

José Bernal Cisuela


Pese a que su fallecimiento (1994) va alejando del presente la figura de Pepe Bernal, toda referencia histórica del siglo XX nos lleva al infatigable investigador y rastreador de  todo lo relacionado con su amado pueblo: Villamartín. Nace un 24 de mayo de 1924, siendo sus padres Juan Bernal González y Josefa Cisuela Sánchez, asistiendo de pequeño a las escuelas públicas del pueblo, aunque pronto es internado en el colegio de San Francisco de Paula de Sevilla, donde estudio bachillerato. Pasa a Madrid para comenzar la carrera de perito agrónomo, aunque poco después decide cambiarla por la de técnico de la administración local. En 1949, previas oposiciones, consigue plaza de su especialidad en el Ayuntamiento de su pueblo, donde permanece hasta 1980, año de su jubilación.

Al incorporarse a su puesto en las oficinas municipales  es nombrado bibliotecario y archivero: su mayor vocación. Sumergido entre montañas de documentos empieza su labor investigativa, meritoria por otra parte porque no solo lo hacía por su apetencia de conocer y saber. Su principal mérito estaba en la faceta divulgativa, Pepe gozaba ofreciendo y publicando aquello que averiguaba para conocimiento de todos. Posiblemente esta ansia de informar le marca toda su vida, tomando una decisión temprana en la historia local: fundar una revista de feria donde publicar sus hallazgos. Estos pequeños cuadernillos, con el tiempo, llegarían a conformar nuestro gran Libro de Feria.

Para encumbrar «su Revista» a lo más alto de las publicaciones comarcales, Pepe Bernal no regatea esfuerzos ni entusiasmo, participando activamente con múltiples trabajos propios (ciento veintiséis artículos y ciento setenta pies de foto); su primera aportación fue «Feria de San Mateo. Feria de Villamartín», editorial de 1952 y el último «Muy Noble y muy Leal Villa de Villamartín» en 1994, poco antes de fallecer. Además buscó a los mejores colaboradores, siendo el primero José Andrés Vázquez (1954) con su artículo «Lugares y recuerdos: Villamartín o el Pleito de los tres Siglos» y el segundo Antonio Mesa Jarén (1955), con «Hijos Ilustres de Villamartín», que desde entonces no ha faltado a la cita.
 La Corporación Municipal, presidida por su gran amigo el alcalde Adolfo Blanco, en mayo de 1958 lo nombra Cronista Oficial de la Villa. Quién mejor que Pepe, sabedor de tantas cosas, para darlas a conocer. A partir de este momento los periódicos de Cádiz y Sevilla se llenan de sus crónicas. De inmediato es nombrado corresponsal de ABC, Radio Nacional de España, los diarios jerezanos Ayer y La Voz del Sur, Noticiario Pradense… Y aún cuenta con tiempo para introducirse en la narración y el ensayo con cuentos y relatos que le llevan a obtener diversos premios.

Otro tema que le apasionaba era la correspondencia, el cartearse con acreditados escritores, profesores, periodistas, conferenciantes, colaboradores del Libro de Feria o simplemente amigos repartidos por todo el mundo. En ocasiones esas cartas, cuando afectaban a Villamartín, las publicaba en la revista de feria. Estos contactos le llevan a ser muy conocido en los ambientes culturales, participando en la edición de la Gran Enciclopedia de Andalucía y en el Diccionario Enciclopédico de la Provincia de Cádiz.
Toda nueva publicación que salía a la luz en los años dorados de cultura del pueblo necesitaba el consejo de Pepe y, por supuesto, su participación; así dirige la revista Sarracín y colabora en el Brillante Literario. Pude vivir con él la gran ilusión de preparar la primera edición de Villamartín. Imágenes de un Siglo I, donde destacaron sus amplios pies de foto, las muchas imágenes que aportó y la magnífica «Síntesis Monográfica». Tras el éxito del lanzamiento retomamos el tema de la recopilación fotográfica quedándome mucho trabajo hecho para el Imágenes II que no pudo ver publicado.

Una vida literaria y cultural tan fecunda merecía ser reconocida de forma solemne y pública, y ninguna institución mejor y más acreditada para tal fin que la Real Academia de Ciencias Artes y Letras San Dionisio de Jerez, donde ingresa como académico en junio de 1993, con la lectura de su discurso «Acotaciones de Mataparda». Pepe disfrutó del merecido nombramiento y con emoción y satisfacción declaró a la prensa: «Este nombramiento significa culminar con broche de oro mis aficiones literarias y culturales».

Acosado por los males Pepe se jubila joven, en noviembre de 1980. El Ayuntamiento le concede una placa de plata con la siguiente inscripción: «Por acuerdo corporativo se concede esta placa al Funcionario Municipal y Cronista Oficial de la Villa, don José Bernal Cisuela, con motivo de su jubilación (1949-1980) en premio a sus meritorios servicios». Ya jubilado dispone de más tiempo y se le puede ver leyendo la prensa en el Casino Cultural, en su oficina, donde estuvo la imprenta Móber, investigando en los archivos  y paseando por la plaza charlando con unos y otros.

Su retiro del trabajo municipal coincide con el gran florecimiento cultural que experimenta Villamartín con la llegada de la democracia. Pepe disfruta enormemente de este momento como así me lo hizo saber en varias ocasiones, pasando de ser uno de los pocos referentes culturales del pueblo a encabezar grupos y equipos de trabajo que siempre contaban con su experiencia. Así se suma a los Encuentros Poéticos, Semanas Culturales, Jornadas Fundacionales, nacimiento de revistas… sin olvidar la edición anual del Libro de Feria. Todo esto le lleva a abrigar la idea de crear un ateneo popular donde se estudiara y propagara todo lo referente a Villamartín. Lamentablemente nunca llegó a cuajar el proyecto.
La llegada del otoño de 1994 agravó su enfermedad, falleciendo el 27 de octubre, sin poder ver coronada una de sus grandes ilusiones: colaborar y participar en la celebración del V Centenario del nacimiento de su pueblo (2003). De hecho, diez años antes, cuando aún se hablaba poco del tema, para Pepe era una de sus conversaciones preferidas. El discurso que pronunció con motivo de la presentación del Imágenes de un Siglo I (1989) versó precisamente sobre ese tema. También la puesta en riego de los Llanos de Villamartín era otro monotema en las largas entrevistas que hacía a los alcaldes y que salían publicadas en el Libro de Feria. Un gran disgusto para Bernal de Matrera o Nalber (así firmaba a veces sus trabajos) fue el abandono definitivo del proyecto del Ferrocarril de la Sierra (1984), del que me hablaba a menudo y confió en su relanzamiento hasta el último momento.

El mismo día de su fallecimiento se convoca un pleno municipal extraordinario, sumándose el Ayuntamiento al dolor popular por la pérdida de tan ilustre paisano. El alcalde, Carlos Holgado Morilla, se expresaba así: «José Bernal ha sido un personaje relevante de Villamartín, precursor de la investigación sobre nuestro pueblo, siendo su tarea seguida por un grupo de jóvenes entusiastas que encontraron en él el apoyo necesario para tan ardua tarea. «Su Revista» de 1995 publicó un entrañable artículo de Francisco Gil Rodríguez ensalzando la figura de «Don José Bernal Cisuela» y, por su amistad, desvelándonos algunas de sus grandes ilusiones y últimos trabajos; la reproducción de su primer trabajo en el Libro de Feria (1953): «En Villamartín te espero si la soga no se rompe»; y unos sentidos versos de Antonio Cruz Lara: «Te has ido, como se van los buenos, / dejando una estela de ilusión y de recuerdos / y la lumbre encendida en el brasero». Hoy día una calle, con gran paisaje hacia poniente, luce su nombre: Cronista Pepe Bernal.
Particularmente tengo que mostrar todo mi agradecimiento y respeto al gran maestro que me enseñó a conocer, a entender y a querer al que con el tiempo fue también mi pueblo: Villamartín.



Artículo de elaboración propia basada en la semblanza de José Bernal Cisuela aparecida en la publicación de Antonio Mesa Jarén, Hijos ilustres y personas relevantes en la historia de la muy noble y muy leal villa de Villamartín.

No hay comentarios:

Publicar un comentario