Artículo
publicado en el Libro de Feria de 2023
La por entonces avenida Jiménez Maza en la década de 1960. En la margen izquierda, según se baja, aparece ya construida la Caseta Municipal y con bastante arbolado; sigue presente el calistral de la barranca. El real de la Feria de San Mateo se instalaba en ambos márgenes. Fot.: Bernal Cisuela. Imágenes de un Siglo I.
Antecedentes
Las
casetas municipales son tan antiguas como la ferias. Desde antaño eran el lugar
principal de reunión durante los festejos de los pueblos de España.
Patrocinadas por los Ayuntamientos, en muchas ocasiones, en localidades
medianas y pequeñas, era la única que se montaba de forma precaria en el real
de la feria, completada con los bares fijos del entorno. Normalmente su
explotación se sacaba a subasta cada año o por temporadas. En nuestro pueblo su
ubicación fue variando a medida que lo hacía el real de la feria. Debió estar
en la Plaza, en la calle de El Santo e incluso en alguna ocasión se pudo situar
en la Alameda, donde tuvo poco éxito por su lejanía a la feria de ganado.
Aunque no hay referencia a la ubicación, el libro República, Guerra Civil y
represión en Villamartín recoge un lejano incidente ocurrido en nuestra
caseta municipal el primer día de feria de 1935: «Y como en el transcurso
del almuerzo se diera por algunos comensales un Viva a la Virgen de las
Montañas, y éste fuera contestado por el público con un Viva a Azaña, los que
dieron el primer viva, llevados de la excitación que producía el estado de
embriaguez en que se encontraban, discutieron con los que de la forma dicha les
habían contestado, llegando a darse algunos golpes».
Portada de feria en la Avenida en la que es visible el toldo de la caseta municipal a la derecha. Finales de la década de 1940. Imágenes de un Siglo I.
Ya con
imágenes que nos confirman su ubicación la vemos en la parte alta de la Avenida
en la década de 1930 y 1940 y a medida que el real de la feria va bajando,
también lo hace la caseta. Según Bernal Cisuela en esas décadas pretéritas la
municipal era la única caseta con orquesta y baile, donde pudo actuar la
orquestina Sampalo y las bandas de música del momento.
Década
de 1950
Postal de la década de 1950. El recuadro de color blanquecino en mitad de los eucaliptos es el solar de la caseta municipal antes de la construcción del edificio de mampostería. Imágenes de un Siglo I.
A
medida que avanza la década de 1950 la caseta cambia de ubicación, pasando a la
margen izquierda de la Avenida, aunque no era más que un solar en medio del
gran calistral, que ocupaba la denominada barranca, como nos muestra una
postal de esa época. Cada año, cuando llegaba septiembre, empezaba el montaje
de su estructura para cuatro días de feria, material que había que guardar
hasta el año siguiente o alquilar. Dada esta circunstancia el Ayuntamiento se
plantea la construcción de un edificio de mampostería con
restaurante-cafetería, salones de estar y zona ajardinada a la entrada, con
veladores para el buen tiempo, además de una buena armadura para acoger la
pista de baile y el clásico estrado para las orquestas; completado con terrazas
que se llenaran de veladores y sillas durante la feria. Este, realmente, es el
inicio de nuestra Caseta Municipal, establecimiento emblemático para
Villamartín. Antes hubo que adecuar el lugar, ampliar el solar existente,
eliminar eucaliptos y sobre todo limpiar de inmundicias la barranca, autentico lodazal
y estercolero al que se arrojaba desde arriba escombros y basura: una vieja
aspiración de los sucesivos Ayuntamientos.
Toma
cuerpo el proyecto: presupuestos y acuerdos municipales
Fotografía posiblemente de 1957 en la que aparece la armadura de la pista de baile en construcción. A la izquierda destaca por su blancura y soledad el bloque de pisos de San Sebastián. Fto.; José Jiménez, Blancanieves. Imágenes de in Siglo I.
Llegado
el año 1957 la Avenida va tomando cuerpo, aun con pocas edificaciones, pero ya
con la antigua Carretera Nueva bien trazada, incluso con alumbrado y rotulada desde
1955 como avenida Manuel Jiménez Maza. Pepe Bernal, acompañado de su señora que
empuja un cochecito de bebé, quiere perpetuarse en la imagen y le indican a
José Jiménez Blancanieves que capte una buena panorámica; así lo hace
con maestría, dejándonos un gran recuerdo de lo que fueron los orígenes de la
Avenida, justamente cuando se iniciaban las obras de la deseada Caseta
Municipal. Bernal Cisuela quedó escrito: «A la derecha, vemos la armadura o
esqueleto de la caseta municipal, que se construyó porque era un problema todos
los años cuando se celebraba la feria tener que montarla, alquilando toldos y
demás utensilios necesarios, optando el Ayuntamiento por levantar una
definitiva de mampostería».
Así lo
ratifican dos actas de pleno del 2 y 8 de mayo de 1957, ambos presididos por el
alcalde Adolfo Blanco. En la primera se justifica la necesidad de su
construcción: «Los Sres. del Ayuntamiento pasaron a considerar sobre la necesidad
sentida de construir de una forma estable y permanente una Caseta Municipal en
el sitio más adecuado del destinado al real de las Ferias de Ganados de esta
Villa, ya que con ello se evitarían cuantiosos gastos. […] En su consecuencia
acordaron por unanimidad se proceda […] a su construcción […] en el lugar en
que estuvo instalada en la última Feria de Septiembre». A continuación, se
procedió a examinar los presupuestos y proyectos para la obra de mampostería presentados
por el perito alarife de la villa Esteban Benítez Sánchez, dos para la
armadura, uno de hierro (presentado por Hijos de Miguel F. Palacios S. A. de
Sevilla) y otro de fibrocemento (elaborado por Hierros, Forjados y Cementos S.
L., también de Sevilla). Fueron elegidos por unanimidad el de mampostería, del
perito alarife, para la edificación y el de fibrocemento para la armadura; pero
algo debió ocurrir en las jornadas siguientes para que seis días después el
alcalde Adolfo Blanco convocara un pleno extraordinario en el que «la
Presidencia manifestó que captado el estado de ánimo de la mayoría de los
Capitulares, que al parecer no estaban conformes con el [anterior] acuerdo
adoptado; […] había visto oportuno convocar esta sesión pública extraordinaria
para volver a tratar el asunto». Así se hizo y tras amplia deliberación se
llegó a un nuevo acuerdo que básicamente consistió en contratar el proyecto de
hierro de Hijos de Miguel F. Palacios en detrimento del de fibrocemento, y
adaptar el de mampostería del perito de la villa a la nueva armadura metálica.
También se acordó instar a la mencionada empresa para que procediera «a la
construcción de la armadura de hierro a la mayor brevedad posible, de forma que
[…] quede instalada para la próxima Feria de Septiembre». De las casi
88.000 ptas. presupuestadas anteriormente se pasó a las 107.513 ptas./114.000 €
(1), comenzando de forma inmediata las obras ya que solo quedaban apenas cuatro
meses para la Feria de San Mateo. El dinero pudo obtenerse de un anticipo de la
Diputación Provincial de 100.000 ptas. y el resto del presupuesto ordinario.
(1).
Esta y otras referencias entre pesetas del año en cuestión y su equivalencia en
euros del año 2022 han sido establecidas de forma muy aproximada usando los
datos medios ofrecidos por la web MeasuringWorth.com.
Inauguración
de la Caseta Municipal
La empresa sevillana cumplió y ese mismo septiembre de 1957 estuvo colocada la armadura de hierro, que pudo cubrirse con toldos, paneles y farolillos para los festejos feriales que se llevaron a cabo en la caseta: bailes regionales, veladas musicales, concurso de feos, concursos de bailes, elección de la reina de las fiestas y divertido cotillón. Desconocemos si se pudo usar el bar de la caseta de mampostería en construcción o se instaló una barra provisional. Para 1958 sí se pudo reinaugurar ya más completa, siendo necesarios nuevos presupuestos, como la partida de 10.794 ptas. librada el 17 de enero de 1958 para techar de uralita la cubierta de la armadura. También ese mismo año fue aceptada por parte del Ayuntamiento la oferta de Basilio López Peña para tomar en arrendamiento su explotación, acuerdo que fue prorrogado en bastantes ocasiones. Para ese septiembre se repitió un programa de festejos muy similar al anterior, aunque para celebrar la ocasión se contrató «una renombrada orquesta».
Sucesivas
reformas y adecuaciones en la edificación y sus dependencias
Armadura de hierro cubierta de uralita para la pista de baile. 1988. Fot.: Pedro Sánchez Gil.
Aunque
inaugurada y en funcionamiento, la Caseta Municipal necesitó numerosas ampliaciones
y reformas para adaptarse a la nueva década de 1960, en la cual Villamartín
parecía salir, poco a poco, de los años de miseria y hambruna sufridos tras el
fin de la Guerra Civil y la inestable década anterior en la que solo una parte
de la población pudo mantener un nivel de vida bueno o al menos aceptable. Bajo
la dirección de Basilio López Peña como arrendatario y con autorización del
Ayuntamiento, pasada la feria de 1958 y hasta 1963 se siguen realizando
importantes obras por un importe económico incluso superior al presupuesto
inicial para su construcción, sin duda necesarias para adecuar tan importante
lugar y conseguir su uso ininterrumpido, como veremos, para otros muchos
eventos además del ferial.
· Ya
hemos comentado el techado con uralita de la armadura realizado en 1958, que
permaneció largo tiempo en uso, con alguna reforma en 1985, visible en la
imagen de 1988.
· En
el otoño de 1958 la caseta es acondicionada para poder ser usada también en
invierno.
·
Durante 1959 las actas municipales recogen al menos tres autorizaciones para
que el arrendatario Basilio López Peña realice obras de ampliación.
· En
1961, Basilio fue autorizado a cerrar la pista de baile con paneles de madera
en la parte superior, además de zócalo y cristaleras para su uso en invierno.
· En
1963, acabada la feria el arrendatario acomete importantes obras de adecuación
por un importe de 145.000 ptas. / 98.000 €.
· La
arboleda de su entorno creció, formada principalmente por árboles de hoja
caduca llamados moreras, que proporcionaron abundante sombra para las tardes de
otoño y primavera, trasparencia para los rayos solares en invierno y hojas para
los gusanos de seda.
Exterior de la Caseta Municipal bien protegida por la sombra de las moreras poco después de su construcción. Fto.: Bernal Cisuela. Imágenes de un Siglo I.
Tras
estas últimas obras referidas, nuestro local de espectáculos y fiestas populares
de referencia parece ser que quedó bien acondicionado porque no encontramos
nuevas e importantes obras hasta la década de 1980, aunque ya en enero de 1979,
el arquitecto José Luis Morales Isidro elabora un «Anteproyecto de bar
restaurante y adaptación de la Caseta Municipal» para «la adaptación de
dicha caseta que en la actualidad queda muy reducida para el numeroso público
que concurre en los días de las Fiestas Locales»; el proyecto, muy
ambicioso por cierto, pretendía el derribo del bar, la creación de otro de dos
plantas de 362 m2 y una vivienda para el arrendatario. Aunque no vio
la luz, sirvió de base para el siguiente, elaborado en 1982 por el arquitecto
Rafael Otero González.
En
julio de 1982 un pleno en sesión pública, autoriza al alcalde Antonio Pérez
Vidal, «dado el estado de deterioro que se encuentra el bar y el
entorpecimiento que supone el mismo en el recinto», a «la demolición del
edificio destinado a bar de la Caseta Municipal […] y al arrendamiento
provisional del recinto destinado a caseta [solo por] el mes de
septiembre de 1982 [por el] precio de 100.000 ptas. [3800 €]». El
derribo lo lleva a cabo ese mismo verano Manuel Perea Fernández, El Chorlo.
El citado proyecto del Sr. Otero contemplaba la obra completa por valor de algo
más de 24 millones de pesetas / 890.000 €. Una vez efectuadas estas obras de
demolición, completadas con la adecuación de los servicios, camerinos y una
limpieza general del solar, hay que esperar a 1985-86 para ejecutar el
«Proyecto básico de bar municipal y ordenación de su entorno en la avenida
Jiménez Maza», firmado por nuevos arquitectos. Tras las correspondientes
adaptaciones, el citado proyecto, es llevado a cabo mediante obra del Plan de
Empleo Rural (PER), que esencialmente consistieron en construir un buen
restaurante en la terraza superior (paralela a la calle Extramuros), una nueva
balaustrada y las dos terrazas restantes dejarlas en toda su amplitud para el
público asistente a las actuaciones, con escenario en cada una de ellas y los
correspondientes servicios y camerinos. Por lo tanto, durante los años 1982, 83
y 84 la caseta solo funcionó durante feria y en momentos puntuales, al no
disponer de bar-restaurante fijo. Ya en la legislatura del alcalde José A.
González Pavón se hizo el nuevo bar abajo y se adecuó la dependencia superior
para otros usos distintos a bar-restaurante.
Los
responsables arrendatarios de la Caseta Municipal
Un elemento constructivo que ha permanecido constante en el inmueble de la caseta ha sido la balaustrada que la cierra perimetralmente. Fot.: Imágenes de un Siglo II.
El
primer arrendatario de nuestra Caseta Municipal desde su construcción fue el
villamartinense Basilio López Peña, importante industrial, además de miembro de
la Gestora Municipal nombrada por el gobernador civil en 1948 y concejal por el
tercio industrial en 1949. Ese mismo año formó parte de la comisión municipal
nombrada por el alcalde Adolfo Blanco relacionada con la traída del agua. Basilio
tuvo que ver las buenas posibilidades que ofrecía este negocio porque ya en
junio de 1958 presentó una oferta ante el Ayuntamiento que, tras ser tratado
por la Comisión Municipal Permanente e informado por la Secretaría Municipal,
recibió la aprobación del Pleno en julio de ese año. Como hemos visto
anteriormente, no solo se hizo cargo del bar-restaurante sino de su adecuación
hasta completar un establecimiento digno para Villamartín.
Bajo la sombra de las moreras, los veladores de la Caseta siempre fueron un lugar muy agradable para el almuerzo o el café de sobre mesa. En uno de los veladores José Hidalgo Palomo, director de la Agrupación Municipal de Música. Col.: Dolores Hidalgo.
Tras
el fallecimiento de Basilio en 1963 es traspasado el arrendamiento a sus
herederos, firmando un nuevo contrato el Ayuntamiento con ellos; se realiza en
la primavera de 1964 en el que se especificaba una renta mensual de 1.200 ptas.
/ 740 € con carácter retroactivo a octubre de 1963. De su dirección se hacen
cargo su mujer María Josefa Vázquez Franco, ayudada por sus hijos Basilio y
Juan López Vázquez. Hacia 1970 la arrienda José Bernal Jarén (Pepe Terrón
padre), el que tuvo un bar en la calle Botica famoso por su sangre con tomate, ayudado
por sus hijos Pepe, Fernando y Luis, aunque el que acaba quedándose con el
negocio es su hijo José Bernal Gilabert, más conocido por Pepe Terrón.
Nuevos regentes firman contratos con el Consistorio como Ramón Vázquez Martel (Martelito
el de la Casa de los Martínez) con su mujer María Clavijo Benítez (ya en la
década de 1990), Andrés Gil Frutos, Cristóbal González Pérez y Manuel Pavón
Morales.
Los años de oro de la caseta
Carpetilla que contenía el abono con todas las entradas para los días de feria, en este caso, las de 1985. Col.: Tere Calvellido León.
Sin
duda, la llegada de la democracia en 1979 y la formación de nuevas
corporaciones supuso un revulsivo para nuestra Caseta Municipal; uno de los
objetivos de esas primeras corporaciones fue dar entrada a todo el pueblo en
«su caseta», además de traer las mejores actuaciones andaluzas y nacionales,
consiguiéndose un nivel musical propio de ciudades; no es que hubiera cada
feria una figura destacada, es que la había ¡cada día! Los alcaldes Antonio
Pérez Vidal y Carlos Holgado Morilla elevaron mucho el listón, posiblemente en
demasía para las arcas municipales. Pese a todo, no empezó bien la década. En
el pleno municipal de 12 de septiembre de 1980, el concejal del Partido de los
Trabajadores de Andalucía (PTA), José Luis Rodríguez Lara Pantisco,
propone a la Corporación «que teniendo en cuenta el poco poder adquisitivo
de los vecinos que se encuentran incluidos en el Paro Obrero, y con el fin de
que puedan disfrutar de las diversas actuaciones en la próxima feria a celebrar
en la Caseta Municipal, el abono para entrar en la misma se les reduzca en un
50 %». Se sostiene una amplia discusión, se acepta la propuesta y además,
aunque esto no lo pidió Rodríguez Lara, «se acuerda proceder a la invitación
a cuantos actos se celebren en el mencionado recinto, a los Sres. Concejales y
Funcionarios Municipales». A los vecinos habituales de la caseta no les
gustó este acuerdo que favorecía a ciertos colectivos; tampoco a los jóvenes y pensionistas
que se sintieron discriminados, produciéndose un boicot, por lo que los
primeros se buscaron otras alternativas que empezaban a aparecer por entonces o
se montaron casetas privadas, como la industrial o El Palín, con grupos
musicales en directo. Además, los trabajadores acogidos al paro obrero apenas
compraron abonos al 50 %, porque, a pesar de dicho descuento, el precio seguía
siendo prohibitivo para la mayoría de dichos trabajadores, donde las
prioridades eran otras y los sueldos de miseria. Todo ello llevó a una pista de
baile casi vacía, pocos veladores ocupados y actuaciones con escaso público el
primer día de feria de 1980. El alcalde reúne con rapidez a todos los grupos municipales
y tratan de buscar soluciones, entre otras acudir todos conjuntamente con sus
familias; a medida que avanzan los días feriales y llegan las actuaciones de
Alameda, Elsa Baeza y Josele mejora la situación. Al año siguiente se produce una
rectificación y empiezan las actuaciones de artistas de primer nivel. El pueblo
respondió y llenó hasta lo inimaginable todas las terrazas, eso sí el abono
para muchas personas resultaba demasiado caro.
Cartel de mano en el que aparecen el programa de la caseta municipal para la Feria de San Mateo de 1985. Col.: Tere Calvellido León.
Tras
consultar los «Programa Oficiales de Festejos» que contienen los Libros de
Feria, hemos sacado una relación de los artistas más destacados que
acudieron a nuestra feria y subieron al escenario de la Caseta Municipal. Por
premura en su confección algunos Libros no incluyen el programa de
festejos, por lo que faltarán algunas estrellas de la canción. De algunos hemos
podido averiguar su caché en pesetas, señalado entre paréntesis, al que hemos
añadido un valor aproximado de referencia en euros de 2022.
1973: Los
Poster (primer grupo local localizado), la cantante internacional Serenelle, Amigos
de Gines e Isabel Pantoja.
1974: Los
Tres Sudamericanos.
1975:
Unión 75 (actúa por primera vez este grupo de Villamartín y Prado y se
convierte en un asiduo), El Pali, Karina y Paco Gandía.
1979:
Carlos Mejía Godoy y los de Palacagüina, Ballet Zoom de Giorgio Aresu y los
Hermanos Calatrava.
1980:
Voces de las Marismas, Alameda, Elsa Baeza y Josele.
1981:
Manolo Escobar (900.000 / 41.000), Miguel Ríos (600.000 / 27.300), Bertín
Osborne (300.000 / 13.600) y George Dann (500.000 / 22.700).
1982:
Rocío Dúrcal (900.000 / 35.400), Chiquetete, Rocío Jurado (1.000.000 / 39.500),
Los Pecos, José Luis Moreno.
1983:
Mocedades, Carmen Sevilla, Víctor Manuel (600.000 / 21.000), Fernando Esteso y
Enrique Montoya.
1984:
Manolo Escobar, Juan Pardo, Los Chichos, Ecos de las Marismas y el grupo
rociero local Pueblo Blanco.
1985: George
Dann, Dúo Sacapuntas, Manolo Codeso, José Luis Perales y Cantores de Híspalis.
1986:
Orquestas Unión 75 (125.000 / 3200) y Expresiones. Los Francis. P`Andalucía.
1987: La
Pequeña Compañía, Bordón 4, El Fari, Enrique Montoya y Paco Gandía
Sin
poder concretar año: María Jiménez, Paloma San Basilio,
Maricarmen y sus muñecos…
(Nota.
La anterior relación está confeccionada partiendo de la previsión del programa
de festejos insertado en los Libros de Feria que se elaboraba en
julio-agosto, por lo que pudieron producirse cambios de última hora).
Pocas imágenes se conservan de la pista de baile. En esta se observa el gran ambiente que presentaba al medio día de cualquiera de las ferias de su época de glorias.
Estas
actuaciones costaban un dineral que solo se compensaba con la fuerte aportación
de Atracciones Montiel el de las pistas de los «coches de choques», por lo que
fue necesario poner una entrada acorde con el caché del artista o sacar un
abono que costaban 1500 ptas. / 50 € en 1981 (2) para toda la feria con el que
algo te ahorrabas, y aun así era difícil cubrir gastos, aunque la caseta se
llenaba hasta arriba; por eso, algún miembro de la familia o del grupo de
amigos debía acudir a su apertura «a coger sitio» y en pocos minutos quedaban
copados veladores y sillas. Al faltar las plazas también era ocupada la pista
de baile que impedía a los más bailones disfrutar de las orquestas con su
consiguiente disgusto. Dicho de otra manera, estas grandes actuaciones
rompieron con la dinámica de la caseta y la feria: entrar, bailar, tomar unas
tapas, salir, pasear por el real, llevar a los niños a los cacharritos, volver
a tomar algo, seguir bailando hasta la madrugada… También es cierto que de
forma indirecta se seleccionó al público más acomodado, quedando relegados de
la caseta determinados colectivos como pensionistas, parados y clases
desfavorecidas. En los años siguiente los concejales de festejos fueron más
moderados, buscando actuaciones más puntuales: en 1998 Ecos del Rocío, Los Centella y Frank Bravo; en 1999 Los Hermanos Calatrava,
Las Soles y Triana Pura…
(2). Este dato pudo ser erróneo en la versión impresa del Libro
de Feria (se fijó el precio de abono en 5000 ptas.). Juan Luis Moreno
Bernal, organizador de los eventos feriales nos comenta: «El precio del abono
en 1980 fue de 1400 ptas. y el que se ofertó para los parados de 700. En 1981 subió
a 1500 ptas. y se incluía, además, la entrada para la Fiesta de Unión de los 19
Municipios de la Sierra de Cádiz que se realizó el 19 de septiembre. La entrada
diaria era de 500 ptas. Por otro lado, la actuación del día 24, último día de
la feria de ese año, fue una donación del representante artístico de un chico
que comenzaba: José Joaquín y su ballet. Al cabo del tiempo el chico resultó
ser Joaquín Cortés.
Otros
usos de la Caseta Municipal fuera del momento ferial
A
partir de 1963 que estuvieron completados todos los servicios que podía brindar
nuestra caseta, fuera del momento ferial, esta se convirtió en el mejor establecimiento
de hostelería de Villamartín, pudiendo ofrecerse al público tanto bar como
cafetería, restaurante y en general local para grandes eventos puntuales con
una buena capacidad de asistencia a los mismos, sobre todo a partir de junio y
hasta septiembre que podían hacerse en sus amplias terrazas. Dando un repaso a
sus 44 años de existencia (1957-2000), encontraríamos entre otros muchos:
Fiesta de los 19 pueblo de la Sierra de Cádiz en la Caseta Municipal. Fot.: Archivos municipales. Imágenes de un Siglo III.
· El
19 de septiembre de 1981 tuvo lugar la fiesta de los 19 pueblos de la Sierra de
Cádiz en la Caseta Municipal de Villamartín. Charo González Pavón fue elegida
Reina de las Fiestas y Miss Sierra de Cádiz. En la imagen, y delante de las
mises, actuación de la chirigota Los Celtas Cortos, ganadores del primer premio
provincial de aquel año en la final del Carnaval de Cádiz. También actuó el
cantaor de flamenco Beni de Cádiz.
·
Fuera de feria la caseta también acogió conciertos memorables como el de Carlos
Cano hacia 1977-78 organizado para un acto del Partido de los Trabajadores de
Andalucía (PTA).
·
Actos políticos de presentación de candidaturas de partidos políticos a las
elecciones municipales y mítines en general ya en democracia.
· En
las noches de finales de agosto o excepcionalmente en los primeros días de
septiembre era el lugar ideal para acoger los pregones anuales de la Virgen de
Montañas. Uno de los más multitudinarios fue el celebrado el 2 de septiembre de
1989, en el que se nombró romero mayor a Ramon Holgado Pavón, o el de 1984 que
pregonó Rafael Sancha Ortega.
· De
igual manera, se aprovechó el amplio recinto que ofrecía la caseta para la
elección de romera mayor, menor y sus damas en honor de las Montañas.
· Unas
veces en julio (por Santa Ana) y otras en fechas más cercanas a romería la
Hermandad de las Montañas solía celebrar los recordados Certámenes de
Sevillanas, como el VIII celebrado en la Caseta Municipal, en el cual fue
proclamada romera mayor Ana María Garrido Carvajal y menor Lucía Gutiérrez
Piña.
Actuación en la Caseta Municipal de uno de los grupos participantes en el VI Certamen de Bailes Regionales, celebrado los días 15 y 16 de septiembre de 1988.
·
También fue el lugar idóneo para acoger desde 1983, y hasta que se pasaron a la
Plaza, los reconocidos Certámenes de Bailes Regionales, que se acercan ya a su
cuarenta edición. La caseta acabó quedándose pequeña dada la gran asistencia de
familiares de toda Andalucía más el público de Villamartín. Solían celebrarse
entre romería y la Feria de San Mateo.
· Muy
recordados son los homenajes ofrecidos a dos sacerdotes y párrocos: Manuel
Jiménez Sutil, en 1964, con motivo de su nombramiento como hijo adoptivo de la
villa y a José Manuel Álvarez Benítez, en 1991, para celebrar los 25 años de
estancia como párroco en nuestro pueblo.
Actuación del grupo local Los Litex en 1972 y fuera del periodo ferial. Se observa la pista de baile cerrada con paneles de madera para poder ser utilizada fuera del verano. En la imagen Manuel Gil Aguilera, Juan González Motato (Arocha), Juan Moreno Ramírez, José Álvarez (Pepe Sabina) y Cristóbal García Sánchez (Cristóbal el de las sillas). Col.: Cristóbal García Sánchez.
·
Desde su inauguración, los alcaldes quisieron mostrar y presumir ante las
autoridades provinciales de la magnífica Caseta Municipal de que disponía
Villamartín, siendo agasajados con un buen almuerzo en su restaurante, a la vez
que, entre copa y copa, se concretaban y acordaban las muchas peticiones que se
les solían hacer. Las actas municipales recogen muchas de estas visitas, usamos
como ejemplo el «refrigerio» ofrecido al todopoderoso gobernador civil Guillén
Moreno en su visita de 1984 que costó 2.606 ptas. / 85 €. También estaba
almorzando el presidente de la Diputación Provincial, Álvaro Domecq, cuando se
produjo el más pavoroso incendio de Los Chozos el 23 de septiembre de 1958 (año
de la reinauguración); ese hecho fue providencial por las urgentes decisiones tomadas
desde el primer momento, como construir las casas de la Barriada Domecq para
los afectados de forma inmediata, a los que se les entregó las llaves solo un
año después.
Progresivo
y lento decaimiento. Desmontaje
Como hemos
visto en la relación de actuaciones, en 1986 se vuelve solo a dos grandes
orquestas y poco más (un grupo rociero poco conocido y actuaciones infantiles y
para la tercera edad al medio día). Seguramente esto ocurrió tras la reflexión
municipal y la concejalía de festejos trató de hacer una caseta más
participativa (baile de la patata y de la baraja), y menos tipo «gran concierto»,
tratando de paliar los problemas que ya hemos comentado, además de aligerar el
presupuesto. Se puso un abono general mucho más económico, y para determinados
colectivos hubo reducciones. Este nuevo giro volvió a dividir al «feriante
casetero» y mientras unos disfrutaban a lo largo y ancho de la gran pista de
baile, otros emigraban a los nuevos locales que por entonces parecían imponerse
llenándose hasta la bandera: Los Chozos (antiguo cine Maravilla), El Búcaro (en
la esquina entre las calles Córdoba y Guadalete), El Odeón, el B52 (en uno de los
locales que fue cine Avenida), El Café Mágico…; además del auge de las casetas
privadas con música en directo. Nuevas corporaciones intentaron el
resurgimiento de la Caseta Municipal tras ese bache de 1986, como por ejemplo
al año siguiente que volvieron artistas y grupos renombrados, pero sin superar
el nivel de aquellos años de oro.
Armadura de hierro para alojar la pista de baile desmontada a finales del año 2000. Archivos Municipales. Imágenes de un Siglo III.
El
real de la feria se extendió hasta el ambulatorio, se ocupó la plaza de
Andalucía para los cacharritos y después el solar del antiguo campo de futbol,
así como algunas de las calles perpendiculares a la Avenida, se adecuaron
solares y naves para el momento, algunos de los cuales llegó a mantener su
funcionamiento durante años… pero el real de la feria ya no cabía en el casco
urbano. La proximidad del V Centenario (2003) hizo plantearse al Ayuntamiento,
presidido por José A. González Pavón, un nuevo recinto ferial a las afueras del
pueblo que finalmente fue inaugurado en 2001 con la creación de una gran carpa
como caseta municipal. Nuestra añorada Caseta Municipal, inaugurada en 1957 ya
no tenía sentido. A finales del 2000, la puntilla final la puso una gran grúa
que extendió sus garras hasta lo más alto de la noble y duradera armadura de
hierro y a tirones acabó con ella en pocas horas siendo vendida para chatarra;
con su desmontaje y retirada desapareció todo un símbolo que arropaba a la
pista de baile de nuestra fiesta grande. Habían pasado más de cuarenta años.
Nuevos
usos
Fotografía de 1990 en el que la caseta se convirtió fundamentalmente en un restaurante, con entrada por una de las rampas. Fot.: Pedro Sánchez Gil.
Finalizada
su función, el Ayuntamiento se encuentra con un amplio solar de 1612 m2
aterrazado y varias edificaciones en mitad del pueblo y de la principal vía
urbana. A partir de aquí las distintas corporaciones intentas aprovechar el
lugar con distintos cometidos. Hemos podido recordar en la parte superior varias
escuela-taller, cesión a las asociaciones locales, castillos hinchables en la
antigua pista de baile, pero sobre todo restaurantes. Durante bastantes años la
tuvo alquilada Ramón Vázquez Martel, con el bar restaurante en la parte
superior, Cristóbal González Pérez, procedente del Rincón de Jandra y,
actualmente, el restaurante llamado ALMA, dirigido por Manuel Pavón Morales, haciendo
referencia a sus hijas Al-ba y Ma-rta.
El
Plan Director del V Centenario recogía para el lugar un proyecto muy ambicioso:
convertir el gran solar en un teatro municipal con capacidad para 360 butacas,
pero el cambio de gobierno municipal de 2003 frustró la idea, apostando por una
ubicación distinta y unas instalaciones menos preponderantes. Hubiera sido un
gran sitio la caseta municipal. Aquí, se perdió la oportunidad de haber
construido el gran teatro municipal que se merecía nuestro pueblo.
Anécdotas
y conclusiones
En tan largo periodo de tiempo de funcionamiento es lógico que se hayan producido decenas de acontecimientos privados y colectivos que muchos recordarán al leer este artículo. Seguro que surgieron noviazgos; accidentes como el gran pedrusco que lanzaron desde arriba unos energúmenos irresponsables y cayó sobre la cabeza de un bebé; encuentros, firma de autógrafos en tarjetas promocionales para los fans, fotografías con los artistas admirados, … Comentemos algunas:
·
Miguel Ríos se presentó el 21 de septiembre de 1981 con un gran tráiler que
aparcó junto a la caseta ocupando media Avenida y tapando el puesto de El
Charinga, el cual protestó; el mismo Miguel zanjó el tema: «¿Cuánto gana Vd.
en una noche? Tanto. Pues aquí tiene un poco más; el tráiler no se puede mover».
Necesitó tanta potencia eléctrica para el equipo de música que fue necesario un
cableado especial desde el transformador más cercano. Solo llevaba unos minutos
actuando cuando se abrió el cielo y en poco tiempo cayó un chaparrón
intensísimo; la caseta que estaba hasta arriba chorreaba agua por todos lados,
los toldos soltaban auténticos torrentes sobre la megafonía; Miguel decidió
suspender la actuación por peligro de electrocución. Algunos afirman que se
marchó al Tulipán Rojo a «calentarse». También su coche se vio afectado por el
aguacero y el concejal Antonio Cotrino tuvo que llevarlo al hotel Macarena de
Sevilla.
· Ese
mismo año (1981) vino Bertín Osborne que tuvo sus palabras con los porteros,
incluso con la alcaldía, cuando le exigieron la entrada a su mujer y
acompañantes. Y es que ese año, tras lo ocurrido en 1980, tuvo que pagar todo
el mundo, hasta las parejas de la orquesta UNIÓN 75.
·
Isabel Pantoja actúa por primera vez en Villamartín en 1973, con 17 años recién
cumplidos, viniendo, por supuesto, acompañada de su madre. Volvió en otras
ocasiones, y por lo que nos cuentan los componentes de UNIÓN 75 que
coincidieron con ella solo traía su voz y las partituras, es decir, sin músicos
y sin megafonía, por lo que eran las orquestas las que tenían que poner el
equipo de sonido y el acompañamiento musical, previo ensayo. Añaden, que como
no se lo pidieran, no solía pagar a los conjuntos ese trabajo.
·
Divas y divos suelen poner condiciones especiales en el camerino. Llamó la
atención que Carmen Sevilla solicitó «un vaso de wiski doble siempre lleno y
mucho te con limón». También fue recordada por dejar solos a sus músicos para
cambiarse de vestuario infinidad de veces.
· El
aforo no siempre fue suficiente, pero si una actuación sobrepasó todo lo
previsto fue la de Los Chichos. Ya se lo anunció el representante artístico
Manolo Sevilla al concejal de festejos Juan Aguilera García y a su colaborador Andrés
Gil Reguera: «Con los Chichos seguro que llenáis y podéis pagar su caché solo
con la entrada». Y así fue, la gente saltaba la tapia trasera de la caseta
montándose por encima de mesas y sillas hasta colapsarlo todo. El espectáculo
se retrasó porque llegaron tarde, y algo «cargados».
· Como
curiosidad, indicar que una hermana del empresario de Atracciones Montiel, la
bailaora flamenca Carmen Montiel, actuó en la caseta en la feria de 1972, y el
propio hermano, que montaba en exclusiva las atracciones de la Feria de Mayo,
regaló a mediados/finales de la década de 1970 al pueblo de Villamartín un Seat
1500 blanco de uso de transporte sanitario, convirtiéndose así, en la primera
ambulancia del pueblo, conducida principalmente por los municipales Fernando
Rodríguez Fuentes y Santiago Pérez.
Trascurridos
sesenta y seis años pensamos que fue una decisión acertada crear una caseta
municipal fija y permanente, que cumplió su cometido durante la segunda mitad
del siglo XX con sus altibajos, sus periodos de lugar indiscutible para
divertirse en San Mateo, sus momentos gloriosos más que como caseta de feria,
como local de grandes conciertos; y también sus momentos de rechazo por el
pueblo. En cuanto al siglo XXI, pensamos que las diversas corporaciones no han
sabido usar todo el potencial que ofrece esa propiedad municipal, con una extensión
superior a los 1600 m2 en un lugar tan privilegiado, donde se
podrían haber concentrado diversos servicios municipales relacionados
principalmente con la cultura (teatro municipal, biblioteca, casa de la
juventud, salas polivalentes…) siendo usada, en cambio, casi en exclusividad
con cafetería y restaurante. Veremos lo que nos deparará el futuro, somos
optimistas, continuamos soñando.
Bibliografía
·
Archivos municipales.
· Libros
de Feria. Ayuntamiento de Villamartín. Ejemplares de 1952 a 2000.
·
Varias publicaciones de Manuel Vidal Jiménez.
Agradecimientos
Enrique
Pérez Chacón, Andrés Gil Reguera, Juan López Vázquez, Tere Calvellido León, Manuel
Alpresa García, Antonio Cotrino Pérez, Juan Luis Moreno Bernal, Antonio Pérez
Vidal, Francisco Gil Rodríguez, Andrés J. Alpresa Moreno, Francisco Rodríguez
Gómez, Cristóbal García Sánchez.
© del
texto, Pedro Sánchez Gil y Juan Troya Pérez.
© de
las imágenes, lo señalado en los pies de foto.
© de
la publicación impresa Libro de Feria de 2023. Ayuntamiento de
Villamartín.
© de
la publicación on line «Villamartín.Cádiz Blog de
Pedro Sánchez».
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