Villamartín despertó el 3 de febrero de 1954 con un aspecto desconocido hasta entonces: la nieve cubría con generosidad tejados, campos y calles. No hay ninguna otra referencia histórica que hable de tal espectáculo. Para mucha gente fue su primer contacto con este hidrometeoro. Las imágenes hablan por sí solas: amplia capa de nieve que llega a confundir la calzada con el acerado en la calle del Santo, poses de divertidos chicos y mayores con los blancos copos en las manos, enorme y encorbatado muñecote bien rodeado de sus moldeadores e impresionantes paisajes nevados que sólo la silueta de la parroquia o los cerros que nos rodean hace identificar que se trata de Villamartín.
Pero ¿qué aconteció, meteorológicamente hablando, para que ocurriera este hecho inusitado? Nos lo explica José Manuel Curado en este enlace a mi web «Villamartín.Cádiz».
La prensa más cercana a nosotros se hizo eco el mismo día 3 de febrero y profundizó en la noticia el 4, mostrando la magnitud de la nevada y destacando lo insólito del hecho en la cálida Andalucía.
Pero volvamos a Villamartín. La primera noticia gráfica que tenemos sobre la nevada es en el Libro de Feria de ese año, en el que aparece una magnífica imagen (Col. Jesús Mozo Gutiérrez. Imágenes de un Siglo I) con el pie de foto de José Bernal.
«Aspecto que ofrecía Villamartín el día tres de febrero de 1954. Una estampa nueva, hasta ahora desconocida, la nívea blancura se extiende por todas partes, alcanzando la nieve en algunos puntos cincuenta centímetros de espesor. Vemos la entrada al pueblo por la carretera Nueva completamente cubierta de nieve…, al fondo el sitio conocido por Torrevieja, que con sus chumberas contrasta en este albo paisaje. Villamartín vivió ese día una efeméride inolvidable, todos sus habitantes se lanzaron a la calle, suspendiéndose el trabajo en los talleres y oficinas, para gozar de este espectáculo que “ni los más viejos del lugar” recordaban».
Son muchos los pies de foto que me dejó escritos Pepe Bernal que hemos ido incorporando a los tres libros de Imágenes de un Siglo. En este artículo he preferido despertar la memoria de personas que tuvieron la suerte de vivir el momento. Iré alternando sus recuerdos con una completa colección de fantásticas imágenes cedidas amablemente por villamartinenses que quieren compartirlas con todos.
«Yo, aunque tenía seis años, lo recuerdo perfectamente; muy de mañana, se escuchaba en la casa de vecinos un jaleo inusual, cuando salí a la puerta quedé atónito, un manto blanco lo cubría todo, cuando miré a la gran acacia del atrio de la iglesia, me pareció una postal navideña, los carámbanos colgaban de los canales de las tejas y si miraba a lo lejos, la campiña, los verdes campos de los Llanos de la Mata y la sierra, parecían un cuadro de Navidad; los zagales se tiraban en plancha a la nieve desafiando la rasca que te congelaba las orejas, también hacían batallas tirándose los copos a la cara, por supuesto estuvimos dos días sin colegio para regocijo del zagalerío, en fin una anécdota que nunca olvidas y que no sabemos si la volveremos a vivir». Juan Pérez Ruiz.
«Yo me encontraba en el campo, en el rancho de mi padre (Pepe Romero), en ese momento tenía 22 años. El día había estado frío, se nubló mucho y al anochecer vimos los primeros copos de nieve; no nos extrañó mucho porque alguna vez los habíamos visto pero nunca fue a más. Antes de acostarnos nos asomamos a la puerta, nevaba de verdad y en algunos rincones se acumulaban ya pequeños montoncitos. Como siempre, al amanecer se levantó mi padre el primero y al abrir la puerta se encontró unos 40 cm de nieve arremolinada contra la puerta. Ya no nevaba. Fuera no era tan gruesa la nevada, pero tuvimos que despejar la puerta y hacer un camino hasta las otras dependencias del rancho para ver los animales. Por cierto, que tuvimos que suspender la matanza. Ese día no fui al pueblo, pero sí al siguiente, los campos seguían blancos y la nieve en las calles. Nunca olvidaré ese día». Curro Romero Domínguez.
«Mis recuerdos de ese día que Villamartín amaneció de blanco azahar, me llevan a un niño de ocho años que portaba un canasto de mimbre en su cabeza. Vendía molletes, apenas llevaba los pies abrigados, pues, de puro frío, se tornaban azules. Sus ateridas manos, aún pequeñas, estaban sembradas de sabañones y se volvían torpes y lentas al guardar las monedas de perras gordas en los bolsillos de unos pantalones que debieron ser de su hermano mayor. Manuela Morillo, más conocida por Manuela Reyes, mujer humilde, con una prole de doce hijos, ayudó al chico a enguantarse sus manos con unos calcetines de lana minados de zurcidos. El día de la nevada, fue una cinta para separar las páginas del libro de la memoria, donde la gente humilde, por excelencia, son las más solidarias y las que escriben los capítulos más hermosos». Mat Conde Jiménez.
Col. José M.ª Sánchez Basallote.
«En esa fecha tenía 20 años y recuerdo que la noche que empezó a nevar nos habíamos juntado unos amigos a jugar a las cartas. Cuando acabó la partida y me fui a mi casa nevaba bastante (serían las 11 o las 12 de la noche) y empezaba a cuajar, formándose montoncitos de dos dedos. Lo bueno apareció por la mañana, donde primero me asomé fue al patio. Sobre el suelo se amontonaba una buena capa de nieve y también encima de las plantas. Para el pueblo fue un jubileo, un día de fiesta, hasta don Manuel, el cura, jugaba con los niños a tirarse bolas. Me di un paseo por el pueblo hasta El Tacón, fijándome como la gente limpiaba sus puertas para poder salir; allí tenían hecho un muñeco grandote y no se me olvida que como ojos le pusieron dos aceitunas gordas». Cristóbal Vidal Benítez, Cristóbal Plaza.
«Yo recuerdo, a mis 12 años, que el día antes, al anochecer, cayeron unos copitos de nieve aislados, que daba la sensación de que no llegarían a cuajar, pero en el transcurso de la noche la cosa fue a más, hasta llegar a un amanecer con un Villamartín todo blanco, cubierto de nieve, ante los ojos de los atónitos vecinos que no daban crédito a lo que estaban viendo. Yo creo que el espesor en algunos lugares sería de unos 20 cm. Para nosotros los críos era toda una fiesta, ya que no teníamos que ir a la escuela y en la calle disfrutábamos jugando, tirándonos bolas de nieve, y tratando de confeccionar muñecos que casi nunca lográbamos finalizar. Recuerdo la preocupación de mis padres, y la de muchas personas que no habían vivido nunca este fenómeno, por el temor a que siguiera nevando y los techos de las viviendas no fuesen capaces de resistir el peso de la nieve. Al día siguiente comenzó a diluirse y a formarse una fina capa de hielo, que hizo caer a más de una persona. En fin, un bonito recuerdo de aquellas fechas». Vicente Alpresa Ramírez.
Imágenes de un Siglo II. Col. Jesús Mozo Gutiérrez.
Aunque el artículo está centrado en Villamartín, en los pueblos cercanos se vivió el hecho insólito de forma similar, sobre todo los que están al sur del nuestro, y son muchas las fotografías que guardan los coleccionistas o están colocadas en bares e incluso farmacias. Veamos algunas.
Algodonales. Gentileza de Antonio Valle. Tomada del «Blog de Ocurris».
Tomada del «Blog de Ocurris».
Bornos. Col. Farmacia de la Plaza. Tomada del «Blog de Ocurris».
Puerto Serrano. Tomada de «Puerto Serrano en el recuerdo».
Ubrique. Fot. Francisco García Parra. Tomada del «Blog de Ocurris».
Tomada de «Montellano hoy».
Alameda del Banco en 1954. Tomada de «Jerez sin Fronteras».
Tomada de «esvalverde».
Por último presento tres imágenes de un pueblo costero como Sanlúcar de Barrameda y dos capitales (Huelva y Málaga), también a nivel del mar, que no salían de su asombro al ver sus plazas, calles, ríos y playas nevadas.
Plaza de toros de Sanlúcar de Barrameda. Tomada de «Blog druta.com».
Casa Colón, Huelva. Tomada de «La Huelva Cateta».
El río Guadalmedina se cubrió de nieve. «Diario Sur de Málaga».
Pronto se cumplirán 64 años de «la gran nevada». Solo personas por encima de los 70 pueden recordarla. Para un pueblo situado a 165 m sobre el nivel del mar y a una latitud tan baja tienen que aliarse «los elementos» para que llegue la precipitación en forma de nieve. Este mismo año (2017) estuvo a punto de ocurrir, quedándose la nieve a las puertas del castillo de Matrera.
Agradecimientos:
· José Manuel Curado.
· Juan Pérez Ruiz.
· Curro Romero Domínguez.
· Mat Conde Jiménez.
· Cristóbal Vidal Benítez (Cristóbal Plaza).
· Vicente Alpresa Ramírez.
· Pepe Palma.
· A las web y blog referenciados.
· A las web y blog referenciados.
Las fotografías así señaladas tiene su pie de foto completo en los libros Villamartín. Imágenes de un Siglo, volúmenes I, II y III.
Villamartín, octubre de 2017.
© «Villamartín.Cádiz Blog de Pedro Sánchez».
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