martes, 9 de octubre de 2018

Concha Vivas González


Nombre. Concepción Vivas González.
Fecha de nacimiento. 26 de mayo de 1917.
Fecha de fallecimiento. 2 de septiembre de 2009.
Padres. Alfredo y Teodora.
Estado civil. Soltera.
Lugar de nacimiento. Villamartín.
Profesiones. Maestra, ATS, matrona.
Nombramiento hija adoptiva de Arcos. 8 de diciembre de 2003.

(Concha Vivas fotografiada para el libro Personajes de Arcos. Miguel Quirós y Miguel Ángel Castaño).

«Si de los marineros se dice que tienen un amor en cada puerto, de los guardia civiles podríamos decir que tienen un hijo en cada puesto. Concepción Vivas González, nuestra Conchita Vivas, es hija del Cuerpo y, por tanto, ella y sus hermanos han ido desperdigando sus apellidos por los registros civiles de la provincia. Pero ya lo dijo Machado, uno es de donde nace no a la vida, sino al amor. Y sin quitarle méritos a Villamartín, que es donde nació a la vida [un 26 de mayo de 1917], resulta que Concha es arcense porque en nuestro pueblo sueña, ama y sufre, y ha ejercido tres profesiones a cual más entrañable: maestra de escuela, matrona y practicanta». De esta manera empezó su discurso Pedro Sevilla Gómez, instructor del expediente de nombramiento de nuestra protagonista como hija adoptiva de Arcos de la Frontera. Y así fue, la pequeña y joven Conchita Vivas acabó abrazando con toda intensidad a Arcos como «su pueblo» por la falta de arraigo que le ocasionó su deambular por los cuarteles de Andalucía: Bornos, Valverde del Camino, El Bosque, Villamartín, Arcos…

Su acta de nacimiento ya nos manifiesta una procedencia dispersa de sus ancestros. Su padre, Alfredo Vivas Torres había nacido en Setenil de las Bodegas y a fecha de nacimiento de Conchita se declara «trabajador del campo», es decir, aún no era guardia civil. Su madre, Teodora González Vega, «que se dedicaba a las ocupaciones propias de su sexo, con domicilio en el de su marido», como no podía ser de otra manera en aquella época, según consta en dicha acta, nació en Prado del Rey, aunque se crio en las Huertas de Benamahoma.

Por línea paterna, su abuelo Francisco era de Serrato (Málaga) y su abuela, María de la Concepción, natural de Alpandeire (Málaga). Precisamente la relación de la familia con Villamartín viene dada por este hombre, Francisco Vivas López que aparece en 1899 como guardia civil residente en nuestro pueblo, en la casa-cuartel de la calle del Santo, número 72, propiedad del duque de Ahumada en esa época (1). Por cierto, que este guardia, Francisco Vivas, fue citado en la sesión pública ordinaria celebrada por nuestro Ayuntamiento en enero de 1897, por haber procedido al rescate, junto a otros compañeros, del vecino Miguel Peña Cea que días antes estuvo a punto de perecer ahogado, junto con su hijo y una señora, al intentar cruzar el Guadalete en las cercanías de Villamartín en un carruaje cuando el río iba muy crecido. La Corporación Municipal «acordó por unanimidad hacer constar en acta la satisfacción con que había conocido este hecho y que vería con gusto que los [guardia civiles] que llevaron a cabo este hecho tan humanitario fueran dignamente recompensados». (2). Algunos hijos de Francisco, como Augusto y Antoliano Vivas Torres se establecen en Villamartín, el primero de ellos como operario de la subestación de Sevillana de Electricidad.

Por parte materna, su ascendencia nos lleva a Benamahoma, donde nacieron y vivían sus abuelos Bartolomé y Ana, padres de 17 hijos. En una entrevista concedida a Arcos Información, Concha manifiesta que de su madre heredó «su afán por aprender y conocer los entresijos de las cosas, una mujer muy avanzada para su época y con inquietudes, que se crio en las famosas Huertas de Benamahoma y que leía, escribía y hacía labores de envidia a la luz del candil». (3).

El trabajo de su padre como operario de una compañía eléctrica, la lleva por primera vez a Arcos, hacia 1920, cuando solo cuenta con tres años, aunque la incorporación de Alfredo a la Guardia Civil les llevan a Bornos, Valverde del Camino y a El Bosque, donde se plantea su gran ilusión de realizar estudios de segunda enseñanza, sin duda con el sólido apoyo de su madre que la animó a adquirir su propia independencia. Regresan nuevamente a Villamartín, manteniendo no obstante la relación escolar con El Bosque, donde recibe clases de doña Carmen Pantión, posiblemente la persona que más influyó en la joven Conchita y en su decisión, ya de mayor y cuando finalmente pudo, de ser maestra, aunque como confiesa en una entrevista concedida a Radio Arcos, si hubiera podido, habría sido guardia civil, como su padre, su abuelo y un tío (4).

La base cultural que adquiere Conchita es tan buena, que cuando regresa a Arcos (hacía 1934, con unos 17 años) le permite hacer el «soñado bachillerato» de la época, concluyendo los siete cursos en solo cuatro años. A partir de entonces pierde mucha relación con Villamartín, aunque siempre acudió a visitar a la familia que dejó en nuestro pueblo, que tenían casa cerca de El Tacón. Nuestro informante, sobrino de Concha, recuerda a hermanos y hermanas de la abuela Teodora establecidos en Villamartín: Cipriano, Genoveva, Eulalia, Gúgula (casada con Pepe el taxista), Anita Chaves…

Con el bachillerato acabado, se prepara en el mismo pueblo para hacerse practicanta, a la vez que trabaja como peluquera para llevarse unos ahorros a Sevilla donde debe realizar las prácticas de enfermería. Siempre trabajadora, siempre responsable para no ocasionar más gastos de los imprescindibles, en esa época sevillana trabaja como costurera y bordadora en el palacio de Yanduri.

Con el título en la mano pero sin trabajo se decide ahora por la Facultad de Medicina de Cádiz. Su bachillerato y sus estudios de enfermería hacen que pronto obtenga el título de matrona, profesiones que pasa a desarrollar en Arcos. Pero Conchita, que progresivamente, con la madurez, pasa a ser más conocida como Concha Vivas, y demostrando una vez más su gran inquietud y espíritu de superación, decide hacer los estudios de magisterio «por libre» a la vez que trabaja. Y es que nunca pudo olvidar la huella que dejó en ella doña Carmen, la maestra de El Bosque. Por supuesto, ayudada por sus recordados profesores, consigue la titulación añorada de maestra en un par de cursos y empieza a ejercer sus tres profesiones a la vez: como practicanta (después ATS) lo hace en la Casa de Socorro de la Cuesta de Belén, en las urgencias del ambulatorio de la calle Corredera y a domicilio; como matrona va donde la llaman y ayuda a venir al mundo a centenares de bebés; como maestra, entra de interina en la Junta de los Ríos y como propietaria, tras sacar las oposiciones ¡con 46 años!, en Las Encinillas, escuela rural a 10 km de Arcos. Pasa por otros centros y finalmente se jubila en 1984, a los 67 años de edad, en el C.P. Ntra. Sra. de las Nieves. Aún permanecería un año más en el servicio de urgencias, y ya libre de trabajo, demostrando una vez más sus inquietudes culturales y artísticas, y su afán por aprender cada día algo nuevo, recibe clases de inglés, pintura…, sin olvidar su entusiasmo por los viajes y su asistencia al conservatorio de música.

Toda una vida de entrega a los demás, empieza a recibir el reconocimiento de un pueblo agradecido: Arcos. Así, en el año 2000, varias asociaciones femeninas la proponen como «Mujer del año» y, a petición de la Asociación Socio-Cultural de Jubilados y Pensionistas Miguel Mancheño, el Ayuntamiento inicia el expediente para nombrarla Hija Adoptiva, hecho que tiene lugar el 8 de diciembre de 2003, coincidiendo con la festividad de su onomástica, en el teatro Olivares Veas. Allí se dieron cita la corporación municipal en pleno, familiares, amigos e instituciones que quisieron estar presentes en este público reconocimiento.
(Curioso documento de filiación de 1950 con datos muy concreto como el color de los ojos. Obsérvese la excelente caligrafía de Concha que se aprecia en su firma).

He podido tener acceso al expediente completo y fue todo un ejemplo de proceso bien elaborado por parte del instructor del mismo Pedro Sevilla, en esos momentos concejal por Izquierda Unida y delegado de Cultura. Fueron decenas de adhesiones las recibidas de asociaciones de todo tipo, partidos políticos, sindicatos, instituciones y particulares. No he podido averiguar si se invitó o no al Ayuntamiento de Villamartín a adherirse al acto; en el expediente solo aparece un breve escrito del entonces secretario municipal Manuel Bernal Peñalver y señora a título particular.

Del completísimo expediente del acto y los correspondientes discursos, recojo un entrecomillado de su amigo Eduardo Padilla a modo de ejemplo.
«Conchita Vivas rompió en su juventud con todos los moldes al uso: estudió cuando no era costumbre que lo hicieran las mujeres. Además, eligió el mejor camino, se hizo maestra, matrona y practicanta, o sea, que asumió la tarea de impartir cultura de la que tan escasos estábamos en esa época. Ayudó a venir al mundo a tantos y tantos niños que gracias a ella hoy gozan de buena salud».

Aún el Ayuntamiento, el pueblo, quisieron elevar a esta persona «muy agradable, sencilla, un poco despistada, pero sobre todo gran mujer y trabajadora siempre al servicio de los demás», al máximo honor poniendo su nombre a una calle y al Centro de Atención Infantil Temprana.

La homenajeada contestó con un sencillo discurso lleno de agradecimiento al que siempre consideró «su pueblo», pero sin olvidad a su localidad natal, todo un detalle de una gran señora: «Con gran sorpresa me llegó la noticia de que me querían honrar nombrándome Hija Adoptiva de esta preciosa ciudad a la que tanto admiro desde que llegué a ella el 13 de noviembre de 1934, procedente de mi recordado Villamartín, mi patria chica y la de don Juan Candil Ríos que, desde allí, vino también a Arcos a ejercer la más envidiable labor en favor de los humildes».
(Fotografía tomada durante el discurso pronunciado por Concha en el teatro Olivares Veas con motivo de su nombramiento como hija adoptiva de Arcos).

En una entrevista se sincera con el periodista y dice admirar a la juventud en la que encuentra muchos valores en una época marcada por la libertad de las personas. Se confiesa mujer religiosa que nunca se le dio bien conducir. Comprende a los políticos porque sufren los avatares de la profesión, algo de lo que se percató a través de su tío y su abuelo que fueron republicanos. Para ella, el secreto de la longevidad está en no sentarse a ver la tele, andar mucho, dormir y comer poco y siempre tener la mente ocupada. Y el secreto de la felicidad no odiar a nadie por mucho daño que a uno le hagan (3).
(Concha durante la entrevista concedida al programa «Nostalgia bajo la luna» de Radio Arcos).

A la popular Concha Vivas le preguntó un día una alumna: «Conchita, cuando tú te mueras te llamarán “Conchita Muerta”, ¿no?» Doña Concha falleció en Jerez el 2 de septiembre de 2009, pero su luz sigue viva en el colorido de sus cuadros repartidos entre la familia y los amigos; en el primer llanto de los bebés que ayudó a nacer y en las lágrimas de alegría de sus madres; en los miles de escolares que formó como hombres y mujeres responsables; en sus agradecidos pacientes a los que atendía para calmar sus dolencias a cualquier hora del día o de la noche y en las calles y rincones de su pueblo natal, Villamartín, en los que discurrieron los primeros años —que tanto marcan— de su infancia, adolescencia e inicio de la juventud donde llegó a encontrar, quizá, su primer amor. Sirva este artículo para que nuestra paisana sea mucho más conocida en Villamartín y como adhesión y reconocimiento de su pueblo natal de la gran valía de esta mujer.

Mi agradecimiento a Alfredo Vivas, sobrino de Concha, que me ha cedido documentos e imágenes para elaborar este trabajo.

Bibliografía. Artículo procedente del Libro de Feria de 2018. Editado por el Ayuntamiento de Villamartín y de mi autoría.

(1) Blog Villamartín: mil y una historias. «La Guardia Civil en Villamartín».
(2) Acta de sesión pública ordinaria celebrada por el Ayuntamiento el día 13 de enero de 1897.
(3) Arcos Información. «Concha Vivas jubilada». José Antonio Benítez.
(4) Radio Arcos. Gentes de Arcos. Antonio Barea.

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© del texto, Pedro Sánchez Gil.
© de las imágenes, lo citado en los pies de foto y resto cedidas por Alfredo Vivas.
© de la publicación, «Villamartín.Cádiz Blog de Pedro Sánchez».

1 comentario:

  1. Soy Alfredo Vivas Guerrero, otro sobrino suyo, a mí siempre me ha llamado la atención la confianza que tenía con todos los vecinos, y lo sencilla que era. Ya mencionas que le constaba conducir, pues cuando tenía que aparcar y no lo conseguía, para no perder el tiempo al primer hombre que pasaba por allí le decía échame una mano para ponerlo bien, y entre dos o tres cogían el coche lo levantaban de un eje y lo ponían pegado a la acera mientras ella se iba a atender el aviso que había recibido de algún vecino.

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